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FILOSOFÍA DE LA MENTE

Filosofía de la Mente

La Filosofía de la Mente una de las formas que ha tomado el problema de la relación mente-cuerpo.

En otras palabras, es una de las áreas de estudio de la filosofía que se encarga de estudiar la relación entre los procesos mentales y el cuerpo (el cerebro en concreto), y por ende, el vínculo entre la mente y el comportamiento.

Bajo dicha área se agrupan un conjunto de trabajos que añaden distintas propuestas a la cuestión sobre

¿qué es la mente?, lo que les ha llevado a reflexionar también sobre la relación que existe entre los procesos mentales y los procesos que ocurren dentro del cerebro.

La filosofía y la psicología son dos campos de estudio con un lugar común en la historia.

La psicología surge a partir de la filosofía. Surge con el fin de incluir el método empírico a la hora de enfrentar las preguntas que se plantea la filosofía.

Por ello, la filosofía ha aportado a la psicología diversos temas de estudio como son la sensación, la percepción, la inteligencia y la memoria.

Psicología y filosofía

La palabra psicología proviene de las palabras griegas “psique” y “logos” que significan, respectivamente, “alma” y “estudio”.           Por tanto, psicología viene a significar el estudio del alma.

Así, de una forma simple, podríamos decir que la psicología es la ciencia encargada del estudio de la mente y el comportamiento humano.

Se trata de un campo de estudio que intenta explicar qué sucede en nuestra caja negra y cómo afectan estos sucesos a nuestra manera de actuar, teniendo en cuenta el tipo de estimulación que recibimos.

En este sentido, la psicología también aspira a saber cómo las personas reciben e interpretan la información que les llega a través de los sentidos.

Por su parte, el término filosofía viene de las palabras griegas “philo” y “sophia” que quieren decir “amor a la sabiduría”. La filosofía tiene su fin en la resolución de problemas que se producen en la realidad.

Se centra en el estudio de una variedad de problemas quizás más trascendentes, como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje.

Esta generalmente realiza sus investigaciones de una manera no empírica, sea mediante el análisis conceptual,​ la especulación u otros métodos a priori.

Semejanzas entre la filosofía y la psicología

La psicología depende de la filosofía por varias razones.

La filosofía presta a la psicología una visión general de ser humano que es la base de una buena parte de las teorías psicológicas.

La relación inversa también se da. La filosofía, en ocasiones, hace uso de la metodología científica de la psicología para lograr sus objetivos.

Ambas comparten teorías y también objetos de estudio.

Otra semejanza es que la filosofía ha aportado a la psicología algunos de los temas que estudia: sensación, percepción, inteligencia, memoria y voluntad.

Prueba de ello.

El psicólogo Carl Rogers se basaba en la psicología humanista y quería conocer a un filósofo para constatar sus teorías y así conoció a Eugene Gendlin profesor de filosofía que también quería conocer a un psicólogo para contrastar sus teorías filosóficas y al ser los dos profesores de la Universidad de Chicago asistieron mutuamente a sus clases, creando una terapia

Focusing: se traduce como sensación sentida de Eugene Gendlin

la psicoterapia corporal  

Esta terapia basada en la psicología humanista de Carl Rogers se volvió popular a finales de siglo.

Aunque las psicoterapias corporales aparecieron a mediados del siglo pasado como reacción a la hegemonía del conductismo, el psicoanálisis y el humanismo, que dejaban de lado las sensaciones físicas, un elemento fundamental de la experiencia humana.

Emplear el focusing nos ayuda a:

Entrar en contacto con la conciencia corporal (la sensación sentida)

Confiar en que nuestras sensaciones interiores se asocian a problemas y situaciones específicas

Expresar e identificar las emociones adecuadamente

Aprender que escuchar a nuestras emociones es más conveniente que ignorarlas o negarlas, aunque sean dolorosas.

Autorregular las emociones según las situaciones y expresar los sentimientos de forma controlada

Superar los bloqueos emocionales

El focusing es un proceso de toma de conciencia y sanación emocional, que trabaja con la experiencia corporalmente sentida. Es el proceso de “enfocar”, de encontrar esa “sensación sentida” que todos tenemos en nuestro cuerpo que sabe muchas cosas de nosotros y de lo que nos pasa.

El focusing nos permite crear una relación de comunicación y confianza con el cuerpo, y conocer y aceptar la realidad de nuestro momento vital.

Nos enseña a escuchar los mensajes de las emociones cuando aún son sutiles, antes de que necesiten convertirse en síntomas para que los escuchemos.

Filosofía y vida cotidiana: ¿cómo puede ayudarnos?

¿Qué pinta la filosofía en nuestra historia? Por si alguien le queda duda,

¿Cómo podemos servirnos de ella? La respuesta es más sencilla de lo que quizás puedas imaginar…

Cuando pensamos en la filosofía, ¿qué es lo primero que se nos viene a la mente?

Quizás pensemos que se trata de un conocimiento alejado de la realidad.

Quizás su criticidad contribuya a que una parte de la sociedad la considere poco útil.

En este programa, iremos precisamente en contra de esta idea, explicando de manera sencilla cómo puede la filosofía ayudarnos en la vida cotidiana.

La idea detrás de esto es acercar a las personas a la filosofía partiendo de la base de que la misma puede ser una enseñanza o disciplina práctica.

De hecho, muchos tipos de terapias se asientan en corrientes filosóficas -detrás de ellas se articula toda una perspectiva vital-.

La filosofía nos ayuda a pensar y con ello a ver las situaciones desde varios puntos de vista.

Quien no ha atravesado una situación inmanejable o con la que no pudo lidiar que tire la primera piedra.

Todos hemos pasado por ellas, son partes constitutivas de la vida humana.

Ante la angustia o la desesperación que nos pueden provocar, buscamos encontrarle sentido o alguna solución al problema.

Es aquí en donde la filosofía aparece en forma de reflexión, es decir, a través de preguntas que nos conducen a pensar.

Siempre se dice que esta disciplina prioriza los interrogantes y no tanto las respuestas.

Uno podría pensar, ¿para qué quiero más preguntas si lo que busco es una salida de la situación en la que me encuentro?

Como respuesta, podemos decir que la filosofía con sus preguntas nos abre nuevas miradas desde las cuales pensar el problema.

Eventualmente, con un cambio de punto de vista, puedo llegar a una posible solución.

Pero, ante todo, es importante resaltar que, aunque los interrogantes filosóficos no pueden darnos una respuesta, pueden ser parte de la solución.

Argumentación y conocimiento

Uno de los temas principales de la filosofía es la argumentación.

Se entiende por ello a la emisión de juicios u opiniones a favor o en contra de determinadas cuestiones, siempre fundamentadas por medio de argumentos lógicos.

¿Qué tiene que ver esto con la vida cotidiana?

Todo el tiempo estamos dando razones a favor o en contra, ya sea en diálogos con otras personas, sobre preferencias o creencias y también cuando queremos convencer a alguien de algo.

Por tanto, si la argumentación es una práctica cotidiana en nuestro día a día, es recomendable ejercitarse de manera tal que seamos capaces de encontrar contradicciones en lo que nos dicen o en lo que nosotros pensamos.

De esta manera, podremos reflexionar sobre nosotros mismos y a los otros sobre sus opiniones, razones y creencias.

Los antiguos decían que el ejercicio, entendido como la puesta en práctica de las enseñanzas filosóficas, era una parte muy importante porque convierte la teoría en hábito.

De esta manera, podremos aspirar a un modo de vida de acuerdo con nuestros pensamientos, priorizando la acción sobre el decir.

Lo cual nos lleva a ser más racionales y sensatos a la hora de hablar.

Tradicionalmente, el máximo exponente (aunque no el único) de esta práctica cotidiana fue Sócrates.

Sabemos que la refutación, es decir, el método de encontrar contradicciones en un conjunto de argumentos, era parte de su día a día.

A través del diálogo, generaba conocimiento en su interlocutor, ya que podían aprender cosas nuevas o bien cambiar creencias u opiniones que se tenían por verdaderas.

La filosofía en la vida cotidiana

Muchas veces sentimos tristeza, dolor, enfado, turbación o miedos que pueden llegar a afectar nuestra vida cotidiana.

Una posible solución u otro punto de vista desde el cual podremos modificar dichas emociones viene de la mano de los estoicos.

Los representantes de esta corriente de pensamiento postulan que hay realidades que dependen de nosotros y otras que no, y que, por tanto, nos exceden.

Algunos de los elementos sobre los que no tenemos un control completo son los siguientes:

El cuerpo. La reputación que tenemos. Nuestros padres.

Nuestros amigos. El pasado. El futuro. La muerte.

Por otro lado, algunos de los elementos sobre los que más control tenemos son pensamientos, creencias o convicciones.

De esta manera, solemos acertar cuando empleamos nuestra energía en trabajar en nuestras emociones, interviniendo sobre lo que pensamos, opinamos o creemos.

Con el resto, que es externo, no podemos hacer nada.

Una vez que comprendemos esto, los sentimientos que nos obstaculizaban la cotidianidad pueden dejar de hacerlo concentrándonos en cambiar nuestro interior.

-Cicerón- dijo:

«En realidad, la filosofía es medicina del alma, y su auxilio no se ha de buscar de fuera, como en las medicinas corporales, sino que hemos de procurar con todo esfuerzo curarnos a nosotros mismos».

Considerando la frase de Cicerón, la filosofía tiene su cuota de utilidad porque nos permite curarnos a nosotros mismos.

Analizando nuestros pensamientos y convicciones, podemos volver consciente lo que en la vida cotidiana hacíamos de manera irreflexiva.

De esta manera, tenemos la capacidad de cambiar las creencias irracionales y convertir en un hábito las racionales.

La filosofía también es una vía para analizarnos y hacer cambios en nosotros y en nuestra vida.

El asombro en el día a día

La rapidez con la que se producen cambios a nuestro alrededor nos deja poco margen para pensar.

Así, una de las primeras motivaciones de la filosofía es animarnos a que nos detengamos, dándonos refuerzo, en forma de resultados, cuando lo hacemos.

Ahora, ¿para qué necesitamos cuestionarnos o cuestionar lo que nos rodea? Una buena respuesta es que, sin poner en duda nuestros pensamientos cotidianos, difícilmente podríamos progresar.

Diferencias entre la filosofía y la psicología

Aunque ambas disciplinas examinan los comportamientos de las personas, también presentan discrepancias. Algunos de los puntos en los que se diferencian los podemos hallar en la metodología que emplean, sus fines y el hecho de tener en cuenta la moral.

1. Método

En cuanto al método, la filosofía trabaja con categorías conceptuales y las relaciones que se dan entre ellas. Por ello, está abierta a cualquier método.

La psicología, en cambio, se apoya en lo empírico y en la estadística; haciendo uso de la investigación cuantitativa y también de la cualitativa.

Se centra en la realización de experimentos y el contraste empírico de hipótesis como vía para comprender nuestro comportamiento y validar los instrumentos, como las terapias, que pone a nuestra disposición.

2. Fin último

Respecto al fin, la filosofía tiene fines más intelectuales, mientras la psicología pone sus miras en la terapia y la intervención.

La filosofía crea sistemas filosóficos o categorías que sirven para explicar la realidad.

La psicología, en lugar de estudiar un todo como la filosofía, busca aislar variables del comportamiento humano.

Por eso, sus teorías intentan tener en cuenta nuestra biología -por ejemplo, con el estudio de nuestra química cerebral-y considerar las diferencias individuales -nadie imita exactamente el comportamiento de otra persona ante las mismas circunstancias-.

Así, la psicología casi nunca aborda la búsqueda de una realidad totalmente ajena a la existencia de las personas, algo que históricamente sí se ha dado en algunas propuestas filosóficas.

3. Concepción de la moral en la filosofía y la psicología

Otra gran diferencia que se da entre ambas reside en la concepción de la moral.

La filosofía busca explicar todo, lo cual incluye el estudio de las maneras correctas de comportarse.

En filosofía existen diversos trabajos en cuanto a lo que está bien y lo que está mal.

Por su parte, la psicología no entra en este debate.

Aunque desde la psicología se han propuesto escalas de la ética y la moral, su objetivo no es estudiar qué es moral y qué no lo es, sino qué distintas morales existen.

4. Amplitud

La filosofía examina y analiza los postulados teóricos, metodológicos y prácticos que se van emitiendo en cada uno de los aspectos de la vida humana.

En este sentido, la psicología estudiaría solo una parcela del conocimiento que abarca la filosofía, la de la mente y el comportamiento humano.

5. Forma del discurso

En la psicología, las teorías e hipótesis están formuladas en un lenguaje consensuado por la comunidad científica.

De esta forma se favorece la aproximación a leyes universales sobre el comportamiento humano.

En cambio, en la filosofía prima mucho más la expresión personal de cada autor. En este sentido, una misma palabra o expresión puede significar cosas muy diferentes, dependiendo del filósofo que lo formule.

La filosofía y la psicología estudian a los humanos y sus comportamientos.

Ambas presentan similitudes y diferencias, llegando incluso a encontrar diferentes interpretaciones para los mismos actos.

Así, el método que cada una usa va a condicionar las respuestas que nos ofrezca.

Aun así, ambas comparten, en ocasiones, teorías y resultados que la otra ciencia integra en su propio almanaque de conocimientos.

 Para quienes siempre supieron que la filosofía era buena para algo, pero nunca supieron decir exactamente para qué es la razón por sí misma lo que hace la vida feliz y agradable, al expulsar todas las ideas y opiniones falsas, y evitar así toda perturbación de la mente. (EPICURO)

                               “Más Platón Y Menos Prozac” Lou Marinoff

“Hacer filosofía es explorar el propio temperamento, pero al mismo tiempo tratar de descubrir la verdad.”

(IRIS MÜRDOCH)

“Más Platón Y Menos Prozac” Lou Marinoff

Contra las enfermedades de la mente, la filosofía dispone de remedios; por esta razón se la considera, con toda justeza, la medicina de la mente. (EPICURO)

Ser filósofo no consiste en el mero formular pensamientos sutiles, ni siquiera en fundar una escuela […]. Consiste en resolver algunos de los problemas de la vida, no en el ámbito teórico, sino en el práctico. (HENRY DAVID THOREAU)

Pensar que un ser humano no es más que una criatura que responde de forma controlable a unos estímulos concretos es menospreciar nuestra esencia humana.

                Mientras dé por sentado que en la vida hay algo bueno por hacer, su propósito será descubrir y realizar lo que considere correcto.

“Más Platón Y Menos Prozac” Lou Marinoff

Como hemos visto, la discusión sobre lo que nos constituye como seres humanos, y sobre conceptos relacionados con esto, como decisión, intenciones, razón, responsabilidad, libertad, voluntad, entre otros, han sido objeto de discusión filosófica por mucho tiempo.

De la cuestión anterior naturalmente se derivan múltiples preguntas, que tienen que ver con el contenido intencional de nuestros estados mentales, con las creencias o con los deseos.

A su vez, de esto se deriva cómo es que dichos estados mentales incluyen, o no, en nuestro comportamiento y en nuestras acciones.

Por ejemplo, ¿qué es lo que determina nuestras acciones? es una de las cuestiones clave para la Filosofía de la Mente, y de ahí han partido distintas respuestas.

Por un lado puede ser que las acciones estén provocadas por las intenciones individuales de las personas, lo que las reduce a ser consecuencia de un estado mental, lo que además significa que existen procesos físicos que no pueden ser explicados por medio de leyes físicas o naturales, con lo cual, habría que desestimar esos procesos físicos.

O bien, pueden ser que las acciones estar provocadas y determinadas simplemente por un conjunto de procesos físicos, con lo cual, todo lo que tiene que ver con “lo mental” puede ser explicado a través de leyes físicas que no se ven modificados por las intenciones, sino por leyes físico-químicas como las que sugiere la neurociencia.

Como podemos ver, las respuestas a dichas cuestiones varían de acuerdo con la postura que adopta cada autor y cada lector, con lo cual difícilmente podríamos hablar de una respuesta única, sino de distintas versiones que pueden ser útiles para pensar y actuar sobre algunas cosas, y no para otras.

En consecuencia, la Filosofía de la Mente, y más específicamente las ciencias cognitivas, se han vuelto un conjunto de planteamientos teóricos interdisciplinaires.

De hecho, recientemente el propio concepto de Filosofía de la Mente ha empezado a transformarse hacia el de Neurofilosofía, o Filosofía de las Neurociencias,

en donde se han empezado a absorber algunos de los conceptos más tradicionales de la psicología cognitiva, como los procesos cognitivos o la conciencia, para su estudio.

Como es de esperarse, lo anterior ha repercutido no solo en el desarrollo teórico de las ciencias de la cognición y de la conducta, sino que ha influido incluso en discusiones que tienen que ver con bioética, y sin irnos tan lejos podemos ver su influencia en la tendencia actual de utilizar el prefijo “neuro” para legitimar, e incluso hacer comerciables, una serie de prácticas que van desde el marketing empresarial hasta las intervenciones en crisis psicológicas.

Como vemos, la filosofía puede dejar de ser considerada como un saber antiguo y anticuado.

Muy lejos de la realidad ha quedado esta mirada considerando lo expuesto en este programa,

¿no te parece?

Para terminar una frase de “Más Platón Y Menos Prozac”

Lou Marinoff

                Comprender que la vida es un gran regalo y disfrutar de todas las actividades como parte de la vida diaria son también grandes antídotos contra la carencia de propósito.

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