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APRENDER DE LOS ERRORES

Aprender de los errores del pasado

Todos nos equivocamos.

Todos tenemos un pasado . Que nos guste o nos haga sufrir depende de las circunstancias particulares.

Puedes haber vivido más experiencias desagradables, más experiencias agradables o igual cantidad de ambas.

Sin importar cuán agradable o dañino haya sido nuestro pasado, no puedes permitir que te defina.

Todas tus historias están llenas de errores y aciertos que dejarán una marca indeleble en ti.

Todas tus opiniones, sueños y deseos pueden basarse en los errores del pasado… si lo permites

Tú eres el único que puede decir cómo ver al pasado:

como una carga o como un aprendizaje

aprender del pasado

El pasado no te define

Mira a tu alrededor y verás que mucha gente está atrapada en los errores de su pasado .

Ellos viven a través de sus fracasos o éxitos.  Quizás eres uno de ellos…

A lo largo de nuestra vida cometemos muchos errores, algunos son pequeños e intrascendentes, otros realmente grandes y arrastramos sus repercusiones durante mucho tiempo.

Huir hacia adelante para no reconocer los errores del pasado

«Oh, si…el pasado puede doler, pero tal como yo lo veo, puedes huir de él o aprender…». frase de Rafiki, en la película El Rey León,

Huir hacia adelante es una forma de escapar que utilizan muchas personas para no tener que reconocer y afrontar sus errores.

Esta huida pretende salir de una situación problemática, conflictiva o difícil insistiendo en la actitud que nos ha llevado a la misma, con la esperanza de que la cosa se solucione con más de lo mismo.

Si no aceptamos nuestros errores, no aprenderemos de las consecuencias y probablemente estos se volverán a repetir en ocasiones posteriores.

Huyendo hacia adelante intentamos solucionar los conflictos con actitudes que parecen resolutivas pero que, en realidad, no hacen más que posponer el momento en el que no nos quede más remedio que cambiar de rumbo y, de paso, vencer miedos.

En definitiva, huir no soluciona el problema, solamente lo pospone.

La respuesta de huida fue descubierta y descrita por Walter Cannon, fisiólogo de Harvard.

Su teoría sostiene que esta respuesta se basa en conexiones de un sistema genético creado para proporcionar una garantía de respuesta ante cualquier daño.

La parte del cerebro llamada hipotálamo es la responsable de iniciar las señales eléctricas y liberar sustancias químicas en nuestro cuerpo que estimulan la respuesta.

Persigue algo y huirá, huye de algo y te perseguirá

Cuando huimos de nuestra vida

Cuando llenamos todas y cada una de las horas del día en estar ocupados, quedando con gente, apuntándonos a todo, exposiciones, conciertos, entrando en facebook un mínimo de 8 veces al día, lo que estamos haciendo es huir de nuestra vida.

Con tanta actividad frenética lo que al final terminamos consiguiendo es no pensar en nuestro día a día.

Cuando huimos vivimos tan desconectados que dejamos de pensar en quiénes somos, en si queremos tener familia y en qué sueños nos quedan por realizar.

Es como si necesitáramos huir para no pensar en lo que deberíamos pensar. Este círculo vicioso es el que nos lleva a cometer siempre los mismos errores, en diferentes circunstancias y con diferentes personas.

La aceptación del momento presente es la única manera en la que podemos experimentar la verdadera paz.

Continuamente podemos añorar o quedar atrapados en el pasado o ansiosos por lo que nos deparará el futuro, pero en realidad cuando estamos en el momento presente, podemos ser conscientes de lo que está disponible y realmente experimentar la vida.

Cuando nos pasamos la vida escapando de las situaciones que debemos afrontar, nuestro cuerpo termina experimentando numerosos cambios fisiológicos.

Las endorfinas, los analgésicos naturales de nuestro cuerpo, se liberan para que podamos obtener una falsa sensación de ser insensibles al dolor de abandonar la situación conflictiva.

“Por muy lejos que te vayas, nunca conseguirás huir de ti mismo”

-Neil Gaiman-

Cuando no afrontamos los errores del pasado estos volverán

Los acontecimientos negativos no afrontados del pasado pueden hacer que nos resulte difícil vivir en el presente.

Para afrontar correctamente los errores pasados tenemos que asumir los efectos de las experiencias pasadas.

Cuando las experiencias pasadas quedan sin resolver pueden producir efectos psicológicos y fisiológicos negativos que luego nos va a costar aún más enfrentar.

Es importante, para aceptar nuestros errores y superar los fiascos, dejar de fingir que los acontecimientos del pasado no nos afectan.

No podremos superar el ayer hasta que lo hayamos aceptado.

Si sucede algo que nos recuerde un hecho traumático o que detone una reacción emocional fuerte, hay que intentar aceptar interna y calmadamente lo que sentimos.

Las experiencias particularmente intensas pueden afectar a la neuroquímica de nuestro cerebro.

Investigaciones en neurociencias sugieren que el cerebro tiene cierta “plasticidad”, por lo que este se puede adaptar a la aceptación de que es imposible cambiar lo que sucedió, pero sí se puede modificar la manera en la cual lo percibimos.

Huir no es manera de resolver un problema. Puedes correr tan rápido y lejos como quieras, pero lo cierto es que por más que corras, el problema seguirá ahí

Podemos aprender de los errores del pasado.

Tenemos la capacidad de tomar nota de lo que hicimos mal para actuar con más cautela en el futuro y no volver a equivocarnos.

La mala noticia es que no siempre lo hacemos bien, por lo que es fácil tropezar con la misma piedra.

Los errores del pasado pueden disminuir nuestro autocontrol

La sabiduría convencional sugiere que recordar nuestros éxitos o fracasos ​​puede ayudarnos a tomar mejores decisiones en el presente.

Pero, ¿y si no fuera así? ¿O al menos no siempre?

Un grupo de psicólogos del Boston College se plantearon esas preguntas y, para responderlas, pusieron en marcha un experimento muy interesante.

Reclutaron a un grupo de personas que dividieron a su vez en cuatro subgrupos: 

Debían recordar dos situaciones de su vida en las que mantuvieron el autocontrol y alcanzaron sus objetivos.

Tenían que rememorar diez situaciones en las que mantuvieron el autocontrol.

Debían pensar en dos situaciones de su vida en las que tomaron la decisión incorrecta.

Tenían que recordar diez errores que cometieron a lo largo de su vida.

Luego los participantes recibieron una suma de dinero y los investigadores les preguntaron cuánto estarían dispuestos a gastar para comprar un producto que deseaban.

Curiosamente, el único grupo que se mantuvo dentro del presupuesto fue el que recordó los momentos de éxito.

El resto de las personas mostraron una mayor impulsividad y eligieron productos que no podían permitirse.

Esta investigación demuestra que dar un salto al pasado puede tener una enorme influencia sobre nuestras decisiones y comportamientos actuales.

Los viejos recuerdos pueden convertirse en una “técnica de autocontrol” que nos ayude a tomar buenas decisiones o, al contrario, pueden impulsarnos a cometer errores.

Recordar los errores tiene consecuencias afectivas y cognitivas sustancialmente diferentes que rememorar los éxitos.

“Se alcanza el éxito convirtiendo cada paso

en una meta y cada meta en un paso”

Esto también pasa con quienes tuvieron algún gran éxito en el pasado . Tampoco debes quedarte estancado en él.

Avanza y ve por más éxitos. Ya lo hiciste una vez y puedes volver a lograrlo.

La realidad es que ahora eres una persona completamente distinta. Eres un adulto con sueños, esperanzas y motivaciones.

No importa dónde quedaron los sueños frustrados o las personas con las que te equivocaste. Voltea a tu alrededor y aprecia a las personas que están en tu vida. Padres, hijos, pareja, amigos…

En ningún lado está escrito que el pasado deba definirte. Esa es tu decisión.

La mejor parte de la vida es que puedes evolucionar y aprovechar lo que aprendiste para convertirte en algo mucho mejor.

Las lecciones del fracaso

“Todo pensamiento-sentimiento, negativo o positivo es una semilla que infaliblemente germinará, dando su fruto de acuerdo a ese pensamiento-sentimiento…positivo o negativo. Pensamiento-sentimiento se genera dentro de nosotros, por lo tanto, está bajo nuestro control, es algo que podemos cambiar a nuestra entera voluntad”.

-Lupita Aguirre-

El fracaso es el que más nos enseña.

El éxito se siente muy bien pero te da menos oportunidades de crecer.

Te dejamos las lecciones más importantes que podemos extraer de las experiencias de fracaso:

1.  Fallas porque estás vivo . El día que mueras dejarás de equivocarte y de arrepentirte . Por el momento, disfruta de los errores.

Los errores te recuerdan que eres imperfecto y que en el camino hay muchas satisfacciones esperándote.

2. Los errores son una puerta para mejorar . No sé tú, pero a mi me encanta encontrar nuevos retos .

Cuando me equivoco, aprovecho la oportunidad para encontrar nuevos conocimientos y crecer.

No importa cuánto duela equivocarse, duele más la mediocridad de no querer avanzar

Los errores son puertas de oportunidades

3. Te equivocas porque eres humano . Si nos dieran a elegir, seguramente preferiríamos no reconocer nuestros errores. Pero estos son tan comunes como respirar.

La siguiente vez que quieras negar u ocultar un error, recuerda que son una buena forma de conectar con tu humanidad.

Darle un nuevo valor a los errores

Creo que generalmente malinterpretamos el fracaso o los errores . Podemos darles mucha importancia creyendo que definen lo que seremos.

También podemos quitarles todo valor al creer que solo son cosa de un momento. Nada de esto es cierto.

La verdad es que de los errores podemos aprender. Te ayudan a crecer. Pueden convertirte en quien realmente eres en lugar de ser una sombra en tu felicidad.

Puedes sentirte mal por los errores que te llevaron a dañar a otros.

En ese caso busca una solución al problema. No te tortures si esto no es posible.

A veces solo hay que dejar ir la culpa o la vergüenza y no cometer los mismos errores nuevamente.

¿Quién sabe? Quizás al demostrar que avanzas abras la puerta a otra persona para hacer lo mismo.

“Soy el amo de mi destino, el capitán de mi alma

en todo momento y en cualquier situación”

-Nelson Mandela-

¿Cómo aprender de los errores del pasado?

Recordar el pasado no siempre es positivo, a veces puede influir negativamente en nuestro nivel de autocontrol y empujarnos a tomar decisiones precipitadas, lo cual podría explicar por qué solemos cometer los mismos errores una y otra vez.

 “recordar los fracasos induce a la autoindulgencia independientemente de la dificultad de la tarea”. Creen que recordar los errores del pasado termina siendo doloroso y nos entristece lo cual puede afectar nuestra capacidad para controlarnos y llevarnos a ser excesivamente indulgentes con nosotros mismos.

Por supuesto, todo depende de la manera en que concibamos los errores.

Tener una visión negativa de las equivocaciones, asociarlas al fracaso o no dejar de castigarse por un error hará que su recuerdo termine afectando la imagen que tenemos de nosotros mismos, haciendo que nos desmoralicemos y que seamos más propensos a actuar impulsivamente.

En cambio, asumir los errores como oportunidades de aprendizaje podría mitigar su impacto emocional negativo.

Por consiguiente, si queremos aprender de los errores del pasado, el primer paso es cambiar nuestra concepción de los mismos, asumiéndolos como pasos de aprendizaje necesarios e ineludibles en la vida que nos permiten ganar experiencia y sabiduría.

Una equivocación no tiene que definirnos como personas ni es un indicador de nuestra valía. Lo que realmente cuenta es lo que hacemos luego para subsanar ese error o evitar cometerlo de nuevo.

El segundo paso es centrarse en la lección aprendida, más que en el error cometido.

Ese cambio de perspectiva nos empodera, en vez de afectar nuestra autoestima.

Por ejemplo, si en el pasado herimos a alguien con nuestras palabras en medio de una discusión acalorada, más que enfocarnos en los detalles del evento, es útil centrarnos en la lección que aprendimos, como puede ser: no discutir cuando estamos enfadados.

Es una perspectiva más constructiva que nos permitirá mantener la calma y responder de forma más asertiva.

Cómo perdonarse a uno mismo y superar el pasado

Conocemos la importancia de saber perdonar a los demás, pero ¿qué pasa si necesitamos perdonarnos a nosotros mismos?

Para perdonarse a uno mismo y superar el pasado se necesita aplicar una delicada artesanía psicoemocional.

El dolor por un ayer del que nos sentimos culpables es como un hilo suelto en nuestro tejido existencial.

Si tiramos de él, tenemos la sensación de que todo puede desmoronarse.

No es bueno vivir con esa angustia permanente, con esa pesadumbre interior que no nos deja avanzar.

Decía el compositor Frédéric Chopin que es inútil volver sobre lo que una vez fue y ya no es.

Es cierto, todos sabemos que no es adecuado situar la mirada de manera constante en el retrovisor del pasado, en esa dimensión inexistente ya.

Sin embargo, la mente es tortuosa y le gusta poner el dedo en la herida y el ojo en la mirilla del fracaso.

¿Qué podemos hacer en estas circunstancias? Lo primero será sin duda negarnos a quedar atrapados en ese patrón debilitante orquestado por el autocastigo.

Cometer errores es humano, pero culpabilizarnos de manera constante por ello es insano.

En resumen, para aprender de los errores del pasado necesitamos procesarlos, asumirlos y extraer la lección, sin realizar juicios de valor que nos conduzcan a ponernos etiquetas limitantes que luego se activarán cuando recordemos la situación y, lejos de ayudarnos, pueden empujarnos a cometer el mismo error.

Por consiguiente, si tenemos que tomar una decisión importante, podemos mirar a los errores del pasado, pero debemos asegurarnos de hacerlo de manera constructiva.

La clave consiste en tomar nota de las lecciones aprendidas para delimitar el camino y luego enfocar la vista en el futuro.

Rumiar nuestras malas decisiones no nos conducirá a buen puerto. Es mejor mirar hacia adelante y avanzar.

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