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LOS ALTIBAJOS DE LA VIDA

LOS ALTIBAJOS DE LA VIDA

Muchos de nosotros tenemos en ocasiones la sensación de que cuando queremos abandonar un espacio denominado…

“nuestra identidad” entramos en otro lleno de dudas, de ambigüedad, de incertidumbre, donde nos sentimos perdidos y pensar con claridad resulta muy complicado.

Es loque los místicos llamaban La noche oscura del alma

Y es esta una metáfora muy común en diferentes religiones, porque “la noche oscura del alma”, es para algunos místicos un periodo de tristeza, miedo, angustia, confusión y soledad necesario afrontar para acercarse a Dios.

Esta crisis se ve por los místicos y otros religiosos como una bendición disfrazada, ya que el individuo se ve obligado a superar dificultades en cuanto a su fe.

Para evolucionar y crecer como personas, en algún momento de nuestra vida, todos necesitamos experimentar nuestra propia “noche oscura”.

Una etapa donde emociones como la ansiedad o la desesperación se apoderarán de nosotros, perturbando nuestra mente y nuestro ego.

Debemos mantenernos expectantes en estas “noches”, pues si claudicamos y abandonamos, podemos sufrir las consecuencias  de las pérdidas que habíamos adquirido escapando de nuestro hábitat de confort.

La búsqueda de uno mismo lleva implícita la firmeza de continuar siempre para adelante. Implica aprender a superarse reiteradamente, para ir aumentando lentamente los límites de la propia identidad.

Nosotros exclusivamente, somos los únicos que podemos definir lo que queremos hacer de nosotros mismos.

Los únicos que podemos contemplar las cosas desde un lugar privilegiado, siendo capaces de ver lo que otros no pueden observar a ras de suelo.

Seguro que todos en algún momento necesitemos saltar, escapar, perdernos y desorientarnos, seguro que otras dimensiones perturbarán nuestro concepto de “identidad”.

Y, a veces, escapar del redil se convierte en una opción válida, pero no olvidemos que no tiene por qué ser la única salida definitiva.

La vida es una serie de picos y valles, una mezcla de momentos felices, normalidad diaria y situaciones difíciles.

Unas veces te sientes eufórico y otras sientes como se te cae el mundo encima.

Y a pesar de que la tendencia natural es buscar la felicidad, realmente son las situaciones difíciles las que nos ponen a prueba y las que nos hacen crecer.

La forma de responder a esos momentos difíciles es lo que realmente define a la persona que somos y también lo que nos hace valorar de manera profunda el resto de situaciones y eventos. 

Cuando una persona es capaz de navegar por esas situaciones difíciles no solo crece interiormente, sino que aprende a valorar la felicidad desde una nueva dimensión que le hará ganar en fuerza interior y en sabiduría.

Incluso en la situación más desesperada hay esperanza.

Es más fácil decir esta idea que aplicarla, pero es posible salir del hoyo y superar lo que sucede. 

Mucha gente lo ha hecho.

No es fácil, pero nadie dijo que lo fuera.

Aquí van unos consejos que pueden ayudarte a superar esas situaciones ahogan y asfixian y de las que parece, en un primer momento, que no se puede salir.

Las situaciones difíciles son parte de la vida. Gracias a ellas, crecemos como personas y aprendemos a valorar más las cosas.

Recuerda que la vida no es lo que se supone debe ser, simplemente es, y lo que marca la diferencia es la manera en la que enfrentas cada situación.

 Superando situaciones difíciles.

Es necesario saber afrontar las situaciones que se presentan a diario, para ello te dejamos a continuación algunas ideas:

 Esto también pasará. Sabes por experiencia propia que todo pasa, que nada dura para siempre.

Esa situación de dolor y angustia que sientes también pasará.

Da igual lo abrumadora o intensa que sea.

Pasará también. Así que no te aferres a tu dolor para superar. Déjalo fluir, siéntelo, pero sin apego.

No te sientas culpable por experimentar dolor ni intentes buscar responsabilidades, ni dentro ni fuera de ti.

Buscar culpables no solucionará nada, solo acrecentará la ira. Siente tu dolor, es tuyo, y deja que fluya.

Tarde o temprano se irá, pero solo lo hará cuando salga, cuando fluya y encuentre así la salida.

 Eres fuerte, tan fuerte como quieras ser. Hay fuerza y fortaleza dentro de ti, tanta como quieras. Solo tienes que sacarla.

Si no sabes cómo de fuerte eres es porque todavía no has necesitado usar esa fuerza encerrada en tu interior.

Ante una situación difícil, tienes la oportunidad de liberar esa fortaleza interior.

¿No sientes esa fuerza? Eso es debido al miedo que sientes, un miedo paralizador que puede hacerte pensar en barbaridades.

Pero todo eso que tu miedo te dice es mentira. Tú puedes superar esa situación porque tienes dentro de ti las herramientas para hacerlo. Búscalas, sácalas y ponlas a trabajar.

Haz que tu voluntad se imponga a tu mente, que la razón se imponga al corazón.

Acepta el hecho de que tienes que sacar esa fuerza, aunque duela. Sé valiente para tomar la decisión de controlar tus pensamientos.

En situaciones difíciles no dejes que nadie dicte tu realidad.

El dolor y la pérdida son parte de la vida.

Todos pasamos en algún momento por momentos dolorosos.

No dejes que la forma de afrontar el dolor de los demás definan cómo tienes que enfrentarte a tu propia realidad.

Es tuya, no de nadie más.

No hay una forma correcta de sobrellevar el dolor, no tienes que ser políticamente correcto.

Decide por ti mismo qué hacer. Busca en tu interior lo que necesitas hacer para dejar que el dolor fluya.

Decide dónde está tu fuerza interior y cómo vas a sacarla.

Muchos no entenderán la manera en que vives tu dolor, pero eso no es tu problema. No dejes que nadie decida por ti cómo afrontar tus situaciones difíciles.

 No te concentres en lo que no puedes controlar.

Ante situaciones difíciles hay muchas cosas que no puedes controlar. Pero nos aferramos a ellas, intentamos buscarle explicación y encontrar a los culpables.                                              Y en ese intento de control nos aferramos a la ira y al dolor.

Suéltalo, no te concentres en lo incontrolable.

Deja que fluyan tus angustias para poder liberarte de ellas, y luego concéntrate en buscar paz tu interior.

No puedes controlar la situación, ni siquiera tus emociones. Acéptalas sin apego. No intentes dominarlas.

 Todo tiene un sentido: búscalo.

Todo en la vida tiene un sentido, una razón, algo que aportar. Solo tienes que buscarlo.

Confía en que puedes aprender algo bueno de todo lo que te pasa, incluso de lo más doloroso. No intentes comprender ni manipular la situación.

Simplemente deja que ella te ofrezca algo que puedas aprovechar para aprender y ser más fuerte.

Las oraciones sí reciben respuestas, pero hay que escuchar con atención y creer en ellas. Dios no grita, él susurra. Y en los susurros está el camino.

 Suelta lo que te hace daño.

Cuando te niegas a ti mismo soltar algo que te está dañando el perjudicado eres tú. Si te amas suelta y si no te amas aún lo suficiente aprende a hacerlo. 

No permitas que te traten como tú no lo harías.

Soltar es amarte y respetarte, considerarte y valorarte. Es prueba de autoestima y de que tienes dignidad.

Aprende la lección. De nada sirve soltar sino se aprende.

Todo lo que te ocurre es la oportunidad de aprender, de elegir de nuevo.

Si no aprendes, se te repetirá. Sé coherente siempre, donde hay coherencia no hay sacrificio.

El sacrificio es un error que genera dolor y sufrimiento y que nos puede hacer enfermar.

Si no te da paz, suelta.

El otro no cambia, el único que puede cambiar eres tú, cuando tú cambias habrá un cambio en tu vida. No esperes nada, esperar es tener expectativas, las expectativas te desilusionarán.

El miedo nos impide afrontar, el miedo nos separa de nuestra paz. No lo alimentemos, no le demos poder.

Afrontar es avanzar, pero no podemos llegar a ningún lugar si no damos el primer paso.

Ocúpate de estar en paz y de no perderla. No dejes que nada ni nadie te quite tu paz.

Ámate, ese es el remedio. Para todos los males. Acéptate con tu pasado, lo bueno y lo malo.

Todos cometemos errores, el error es parte del aprendizaje. El que no se acepta no puede amarse.

Si no te respetas, no te respetarán. Si permites que te irrespeten, no eres víctima, eres cómplice. No dejes que tus miedos te impiden ser tú, vivir tu vida. 

No hay ni buena ni mala suerte, solo hay causa y efectos. La causa de todo está en tu mente, en tu sistema de pensamiento. Pero en tu mente sólo mandas tú.

Elige tus pensamientos bien porque darán sentido a tu vida.

No hay margen para la casualidad, estás donde debes estar y conoces a quien tienes que conocer.

Pero no estás condenando, siempre puedes elegir de nuevo.

Recuerda: nada cambia si no cambias tú, y lo único que puedes cambiar es a ti mismo, a tu sistema de creencias.

Todo en este sueño es y ocurre por resonancia.

Según vibras así atraes a tu vida. La queja trae más queja. La bendición y el agradecimiento traen más para agradecer y bendecir.

Bendice y te bendices. Condena y te condenas.

Perdona y te perdonas.

Siempre somos únicamente nosotros los que estamos eligiendo.

 Motívate…Aprende, reflexiona y evoluciona!

Cada crisis una nueva oportunidad

Una crisis puede desestabilizarnos y abocarnos a un cambio inesperado.

Pero también constituye una gran oportunidad para crecer y redireccionar nuestra vida.

No podemos evitar que nos ocurran imprevistos.

Tratar de tener el control de todo lo que acontece terminará desgastándonos y sumiéndonos en la rigidez y la infelicidad.

Los eventos suceden, incluso aquellos que consideramos negativos.

Pero la decisión de tomarlos como un fracaso o como un reto es solo nuestra.

Ante una crisis, tu realidad se tambalea

Se puede definir una crisis como una situación difícil y decisiva que pone en peligro el progreso de un asunto.

Es decir, cuando esta aparece, la realidad tal y como la conocemos se tambalea.

Lo que creíamos saber ya no sirve, aquello que dábamos por sentado, puede dejar de estar disponible.

Se trata, sin duda, de un cambio significativo que puede hacer entrar en pánico a aquellos amantes de la rutina y lo familiar.

Hay quien, ante estos eventos, ve sobrepasadas sus capacidades para hacer frente a la situación y comienza a padecer un estrés importante.

Siente realmente que las nuevas exigencias del medio están muy por encima de su capacidad de reacción, por lo que puede terminar angustiado y paralizado.

Una crisis puede suponer el fin de una era, de una etapa vital, de un vínculo emocional importante.

Y dado que los seres humanos tendemos a aferrarnos a lo conocido, a lo que conforma nuestra identidad, el golpe puede ser duro.

Sin embargo únicamente necesitamos abrir la mente y adoptar una perspectiva diferente, que nos permita sacar de la crisis algo positivo.

Una crisis no tiene por qué suponer, necesariamente, un acontecimiento negativo y angustioso.

Si lo deseas, puede ser el inicio de una nueva oportunidad.

Algunas recomendaciones para lograrlo:

Procesa el cambio

Acepta lo que está ocurriendo o lo que ha ocurrido.

No te resistas, no te estanques en la frustración de que las cosas no están saliendo como planeaste, no fuerces las situaciones.

Acepta lo que es y fluye con ello, no siempre tenemos el control y eso está bien.

Permítete sentir todo aquello que te genere la crisis.

Mira de frente a tu dolor, a tu tristeza, a tu ira y a tu rabia.

La única manera de superar un sentimiento doloroso es atravesándolo, no dando un rodeo o negando la presencia de esa emoción.

Controla tus pensamientos.

Una cosa es permitirte sentir y otra es alimentar y acrecentar una emoción negativa a base de creencias distorsionadas.

Cuida que tu diálogo interior no consista en reproches hacia ti mismo, hacia otra persona o hacia la vida en general.

Por el contrario, genera deliberadamente pensamientos positivos, que hablen de que eres fuerte, valioso y capaz y de que el mundo es un lugar agradable y lleno de oportunidades.

Crea una nueva oportunidad

Extrae un aprendizaje o una enseñanza de la crisis que estás atravesando.

Estos periodos son el momento idóneo para realizar una introspección y conocernos mejor a nosotros mismos.

Seguro que esta situación te ayuda a clarificar lo que quieres, lo que deseas lograr, así como lo que no estás dispuesto a volver a soportar o la forma en que debes actuar para que esto no vuelva a ocurrir.

Empieza de nuevo.

Cuando algo se termina, siempre es el inicio de algo mejor.

No tengas miedo de dejar en el pasado lo que ya fue y enfocarte en construir lo que deseas ver en tu futuro.

No temas volver a empezar: recuerda que ya no comienzas desde cero, lo haces desde la experiencia.

Por último, confía en el proceso.

Mantén la certeza de que lo que ha ocurrido, ha sido para tu propio bien.

Comprende que esta crisis vino a enseñarte

No renuncies a tu sueño.

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