Blog

el efecto espejo

Publicado el

El efecto espejo

La ley del espejo afirma:

“El mundo exterior actúa como un espejo, reflejando tanto nuestra luz como nuestra sombra, siendo un retrato de nuestro mundo interior”.

Para entenderlo debemos remontarnos a la denominada Teoría del Espejo atribuible al psicoanalista Jacques Lacan.

Este autor analizó la formación del yo durante la fase de desarrollo psicológico del niño entre los seis y dieciocho meses.

Durante ese periodo el niño es capaz de identificar su propia imagen en el espejo y al reconocerse siente un gran júbilo.

Es decir, le gusta la imagen que el espejo proyecta.

Este aprendizaje o identificación del yo se puede extrapolar a las relaciones sociales e interpersonales que adquirimos a lo largo de nuestra vida.

Al igual que hay partes de nuestro cuerpo e imagen que no nos agradan cuando nos miramos al espejo, también hay aspectos de nuestra personalidad que no aceptamos.

Encontramos en los demás reflejos que no encajamos, siendo todo este material reprimido por nuestro inconsciente.

Es decir, de alguna manera algunos de los rasgos que menos nos gustan de los demás los identificamos en nosotros, aunque sea de manera simbólica.

Así, en parte lo que nos desagrada de los demás también nos desagrada de nosotros mismos.

En este programa vamos a explicar cómo beneficiarnos de ella, utilizando a nuestro favor los tipos de información que podemos esclarecer.

Enfocaremos la vida de una manera más positiva y adaptativa, mejorando la calidad de las relaciones con los demás, empezando por la relación con nosotros mismos y extrayendo el máximo provecho a cualquier situación adversa.

Lo conseguiremos gracias a: descubrir nuestras sombras, haciendo consciente lo inconsciente, a través del autoconocimiento personal, encontrando el equilibrio y alcanzando más momentos de calma y serenidad.

Constantemente estamos proyectando una parte de nosotros.

Así, la teoría del espejo es una visión que propone un cambio de enfoque: de tener que protegernos del otro para que no nos haga daño a una visión de la que nazca esta pregunta …

“¿Para qué estoy viviendo esta situación con esta persona y que hay de lo que no soporto en ella en mí?”.

Como por lo general no somos capaces de ver nuestras propias sombras e incluso virtudes, la vida nos da el regalo de las relaciones que vivimos para mostrarnos de un modo directo aquello que está en nosotros.

El otro sencillamente nos hace de espejo, reflejándonos y dándonos la oportunidad de encontrarnos.

¿Alguna vez te ha pasado que te ha molestado enormemente la forma de actuar de otra persona cuando hacía algo con lo que tú no estabas de acuerdo?

Un ejemplo fácil; la convivencia no es nada sencilla, una de las causas que suele desencadenar disputas frecuentemente, es que hay personas que son sumamente ordenadas y limpias, y otras que no lo son tanto.

Si eres de los/as que necesitan tenerlo todo perfecto y vives con alguien desordenado, seguramente te asalte a menudo la rabia, al ver que la otra persona lo deja todo por en medio.

Esta ley lo que pretende principalmente, es que a través de observarnos a nosotros mismos y ver qué es lo que nos molesta, obtengamos más autoconciencia, proporcionándonos así una “guía” poderosa.

El psicólogo Raúl Pérez afirma que “toda figura de apego nos sirve de espejo, para bien o para mal, ya que la forma en que los demás se portan con nosotros nos da información sobre cómo somos”.

También señala que “el enganche con una pareja depende, en gran medida, de la imagen que devuelve de nosotros mismos”.

De esta forma, si nos relacionamos de forma sana, buscaremos a alguien que nos devuelva la mejor versión de nosotros mismos.

Sin embargo, cuando escogemos a alguien que refleja lo que menos nos gusta, según la teoría del espejo (y esto es muy importante)…podría ser porque de forma inconsciente creemos que no nos merecemos ser queridos.

Así pues, dependerá de cómo nos queramos, si buscamos una pareja u otra.

Espejo directo o inverso

La teoría del espejo puede actuar de un modo directo o inverso. Pongamos un ejemplo.

Imagina que no soportas el egoísmo de tu pareja o amigo.

De un modo directo, puede que estés proyectando esa parte de ti que es egoísta y que rechazas.

Si actuase de modo inverso, esta persona te podría estar reflejando lo poco que haces valer tus intereses.

Quizá siempre estés pendiente de los demás y antepones a otras personas a ti.

De una forma o de otra, te está aportando una información muy valiosa para nuestro conocimiento y evolución.

Lo que no me gusta de ti, lo corrijo en mí.

Puede que pienses que tu pareja o tu compañero o tu jefe es demasiado exigente contigo.

Quizá tú también eres muy exigente y perfeccionista contigo mismo y no es más que un reflejo de esa exigencia que te autoimpones.

En cambio, es posible que seas demasiado tolerante y necesites un poco de rigor en tu vida.

Y sabemos que en el equilibrio se encuentra la virtud.

Heridas emocionales

Con un parche no curamos.

Cuando nos hacemos una herida primero expresamos nuestro dolor, y cuando estamos en calma procedemos a limpiar la herida y a curarla con las herramientas adecuadas.

No la tapamos y nos olvidamos, porque sabemos que así no se curará.

Y además, estamos un tiempo controlando la herida hasta que finalmente se cura.

Lo mismo ocurre con otro tipo de heridas. Con un parche no nos las curamos.

Todos tenemos heridas emocionales.

Las heridas emocionales son todas esas emociones, sentimientos, pensamientos y modos de actuar que nacieron en uno o en varios momentos dolorosos de nuestra vida y que no hemos llegado a superar y aceptar.

Nos hemos convertido prisioneros de esas emociones manteniéndonos en una cárcel ficticia.

Nuestro bienestar pasa por transformar esas emociones y esos modos de pensar en sabiduría y experiencia, de modo que nos sirvan como impulso para superarnos.

Cuando nos olvidamos de nuestras heridas, estas acaban formando parte de nuestro inconsciente e influyendo en nuestros pensamientos, estados de ánimo y comportamiento.

En nuestro interior empiezan a habitar carencias afectivas que se originaron en nuestra tierna infancia, pero que despiertan o se refuerzan cuando no sanamos.

Así, en muchas ocasiones encontramos en nuestra pareja carencias muy similares a las nuestras. Las heridas como reflejo

Y eso es precisamente lo que provoca la unión.

Por ejemplo, dos personas que sufrieron mucho por amor se encuentran y descubren que el amor no es sufrimiento.

A esta pareja les ha unido la misma herida. Ambos hacen de reflejo.

Pero hay que ir con cuidado, porque las heridas que unen también pueden separar.

Si cada miembro de la pareja no cura sus heridas, estas tarde o temprano empezarán a deteriorar la relación. Inseguridades, miedos, celos, posesión…

Es como si la vida procurase enviarte reflejos que te marcaran el camino por el que avanzar para crecer.

Si no los analizas y haces caso a la información que te dan, no evolucionarás -o lo harás más lento- y tus relaciones serán más frágiles.

Por ello, los vínculos que mantenemos con los demás, teniendo en cuenta la teoría del espejo, pueden aportarnos una información muy valiosa sobre nosotros y el estado de esas heridas que todavía no hemos integrado en nuestra historia.

El mundo de las relaciones humanas irremediablemente nos interesa y nos afecta, no podemos permanecer indiferentes a este hecho.

Vamos aprendiendo a descubrir quiénes somos a través de los ojos de los demás, y cada persona que conocemos durante el transcurso de nuestras vidas nos puede aportar algo diferente.

¿Permaneces abierto a la posibilidad de que cualquier persona puede aportarte algo importante en tu vida?

Personalmente estoy convencido de ello.

Dependiendo de nuestra apertura, esto será más o menos cierto, lo importante es reconocer que cada persona tiene este potencial en nuestras vidas, al igual que nosotros en la vida de los demás.

Estar atentos a esta posibilidad y aprovecharla ya depende de cada cual.

-Carl Gustav Jung-dijo

“El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman.”

Cada relación que vivimos es potencialmente importante.

Cualquier encuentro que tengamos puede hacernos descubrir muchas cosas acerca de nosotros mismos.

Ya sea en nuestras relaciones de pareja, con familiares, con nuestras amistades, relaciones esporádicas y relaciones de trabajo.

Cualquier tipo de relación puede tener un impacto en nosotros.

Toda relación se convierte en una oportunidad para comprobar cómo reaccionamos ante cada persona; cómo nos comunicamos, qué sentimos, qué nos produce malestar; qué conductas nos agradan, cuáles nos producen rabia y enfado, etc.

Todas nuestras reacciones en los vínculos que creamos tienen que ver con un aspecto nuestro, muchas veces inconsciente, que no conocemos o incluso rechazamos

Cuando ponemos el foco de atención en la otra persona con respecto a cómo nos sentimos estamos perdiendo una valiosa perspectiva.

No es la otra persona la que me ha generado esta emoción, si no que he sido yo el que ha tenido esta reacción frente a su conducta, lo cual puedo indagar y ver de dónde proviene; como una oportunidad para saber qué tiene esto que ver en mi vida.

Reaccionar así supone ser muy consciente de que no es la otra persona quien provoca rabia, malestar o tristeza en mí, tampoco la que me genera felicidad, alegría o entusiasmo.

Todo el repertorio de emociones, ya sean agradables o desagradables, las generamos nosotros mismos a través del vínculo.

Son respuestas que emitimos con respecto a nuestra experiencia y sistema de creencias.

Existen muchos sentimientos, deseos, intenciones que por ciertos motivos nos avergüenzan y rechazamos de lleno.

Son partes de nosotros que no estamos dispuestos a ver; y para defendernos de esto utilizamos la proyección.

Proyectamos en otras personas lo que no estamos dispuestos a ver en nosotros.

Esto sería “La relación como espejo de mí mismo”

“Todo lo que nos irrita de otros nos lleva a un entendimiento de nosotros mismos.”

-Carl Gustav Jung-

Tenemos reacciones emocionales que activan la proyección, y pueden ser tanto positivas como negativas.

En las positivas te estás reflejando en la otra persona con una parte que te gusta de ti, que valoras y aprecias y de la cual no eres consciente.

En las negativas estás reflejando algo que te censuras, una parte de ti que no te gusta, haciendo todo lo posible por reconocerla, lo que supone un conflicto interno que interfiere en las relaciones.

Siempre es interesante reconocer nuestras proyecciones porque vemos cómo nuestras actitudes e impresiones hacia las personas y el mundo que nos rodea son esencialmente las ideas rechazadas que albergamos hacia nosotros mismos.

Donde menos esperamos encontrar, resulta que cualquier persona puede proporcionarnos un gran amor, una hermosa compañía e importantes aprendizajes.

Nos volvemos exigentes esperando a que esto nos llegue del exterior, sin embargo, es una cuestión interna.

Todo lo que es significativo para nuestras vidas aparece cuando estamos en disposición de poder albergarlo.

Las relaciones que mantienes dicen mucho de ti

-Elisabeth Kübler-Ross-

“Suele ocurrir a menudo que precisamente las personas con las que tenemos relación son las que mejor que nadie pueden incitarnos a poner en juego todos nuestros recursos.

Por frustrantes que sean, tal vez sean justamente las que necesitamos: la persona ‘menos adecuada” suele ser nuestro mejor maestro.”

La integridad, entereza y estabilidad no nos la puede ofrecer nadie, y no es justo que carguemos a los demás con esa responsabilidad.

Todo esto procede de nuestro interior y es facilitado a través de las relaciones que mantenemos.

“Todo lo que te molesta de otros seres, es solo una proyección de lo que no has resuelto en ti mismo” Budha

Cuando otro actúa de una manera poco adecuada,

decimos que tiene mal carácter;

Cuando otro se apega a sus métodos o a sus gustos, es obstinado;

Cuando a otro no le gusta tu amigo, tiene prejuicios;

Pero cuando a ti no te gusta su amigo, sencillamente, muestras ser

un buen juez de la naturaleza humana.

Cuando otro hace las cosas con calma, es que va a paso de una tortuga;

Pero cuando tú lo haces despacio, es porque te gusta pensar las cosas.

Cuando otro encuentra defectos en las cosas, es un maniático;

Pero cuando tú lo haces, es porque sabes discernir.

Cuando otro tiene modales suaves y delicados, es débil;

Pero cuando tú los tienes, eres cortés y amable.

Cuando otro se compra un carro del año, es vanidad; Pero cuando tú te lo compras, es necesidad.

Cuando a otro le da ira, es pecado;

Pero cuando a ti te da ira, es porque “tu carácter es así.”

Cuando otro te dice una verdad que no te gusta, es que no tiene amor;

Pero cuando tú lo haces, es que eres sincero.

Cuando otro no te saluda, es que es orgulloso;

Pero cuando tú no saludas, es que no lo viste.

Cuando otro no cumple con su deber, es un irresponsable;

Pero cuando tú no cumples con tu deber, es que realmente no puedes.

Cuando otro tiene serias dificultades, es que está en pecado;

Pero cuando tú las tienes, es una prueba.

Cuando otro no trabaja, es que es un vago;

Pero cuando tú no trabajas, es que no consigues trabajo.

Cuando otro sufre escasez, es que es un mal administrador;

Pero cuando tú sufres escasez, es que no ganas suficiente.

Cuando otro habla de los demás, es un calumniador;

Pero cuando tú hablas de los demás, es para orar.

Cuando otro cae en tentación, es un pecador;

Pero cuando tú caes en tentación, es una debilidad.

Cuando otro no acepta el reto, es un cobarde;

Pero cuando tú no lo aceptas, es que no estas capacitado.

Cuando otro recibe bendiciones, es por la misericordia de Dios;

Pero cuando tú recibes bendiciones, es porque te las mereces.

Cuando la hija de otro es rebelde, él es mal padre;

Pero cuando tú hija es rebelde, es porque heredó el carácter del abuelo.

Cuando otro paga mal por mal, es porque es un vengativo;

Pero cuando tú lo haces, es porque estás haciendo justicia.

Cuando otro cumple con su deber, es para acumular puntos;

Pero cuando tú cumples con tu deber, es porque eres responsable.”

Desconozco su autor

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *