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INTELIGENCIA EMOCIONAL

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Mapas mentales para la inteligencia emocional

 Los mapas mentales para la inteligencia emocional tienen como objetivo registrar, conectar y decodificar toda la información relativa a nuestro siempre complejo tejido de las emociones.

Las personas pensamos y reaccionamos con frecuencia de manera automática.

Lejos de aplicar un enfoque más analítico y reflexivo, nos dejamos llevar por la acción-reacción.

Es entonces cuando tomamos decisiones equivocadas o decimos y hacemos cosas de las que, poco después, nos arrepentimos.

La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones, así como la capacidad de reconocer, comprender e influir en las emociones de los demás.

Fue popularizada por el psicólogo Daniel Goleman en la década de 1990 a través de su libro “Inteligencia Emocional”.

La inteligencia emocional se compone de varios componentes clave, que incluyen:

  1. Autoconciencia emocional: La capacidad de reconocer y comprender nuestras propias emociones. Esto implica estar consciente de cómo nos sentimos en diferentes situaciones y cómo esas emociones afectan nuestro comportamiento.
  2. Autorregulación emocional: La capacidad de gestionar y controlar nuestras propias emociones. Esto implica la capacidad de manejar el estrés, controlar los impulsos y mantener la calma en situaciones desafiantes.
  3. Motivación: La capacidad de dirigir las emociones hacia metas constructivas. Las personas con alta inteligencia emocional suelen tener una fuerte motivación intrínseca y la capacidad de perseverar a pesar de los obstáculos.
  4. Empatía: La capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás. Implica ponerse en el lugar de los demás y ver las cosas desde su perspectiva.
  5. Habilidades sociales: La capacidad de gestionar las relaciones con los demás de manera efectiva. Esto incluye la comunicación efectiva, la resolución de conflictos y la construcción de relaciones saludables.

La inteligencia emocional es crucial en diversos aspectos de la vida, tanto en el ámbito personal como en el profesional.

En el entorno laboral, por ejemplo, puede contribuir al liderazgo efectivo, la toma de decisiones y la construcción de relaciones colaborativas.

Desarrollar la inteligencia emocional implica ser consciente de nuestras propias emociones, practicar la empatía hacia los demás, aprender a manejar el estrés y mejorar nuestras habilidades sociales.

La inteligencia emocional se aprende

Tanto en su libro Inteligencia emocional como en Inteligencia social nos explica que parte de esta habilidad se halla en nuestra propia epigenética.

Es decir, se puede activar y desactivar, dependiendo del entorno emocional y social en el que crezcamos.

«En el mejor de los casos, el CI parece aportar tan sólo un 20 % de los factores determinantes del éxito»

-Daniel Goleman-

Sin embargo, y aquí reside la auténtica magia, la inteligencia emocional responde a esa plasticidad cerebral donde cualquier estímulo, práctica continuada y aprendizaje sistemático crea cambios, construye conexiones y nuevas áreas donde ser mucho más competentes en cada una de las 4 antes señaladas.

Daniel Goleman señala también la necesidad de educar a los niños a través de este enfoque. Ya sea en el hogar o en la escuela, todos deberíamos ser capaces de crear un contexto válido y significativo en inteligencia emocional.

Por otro lado, en lo que al mundo adulto se refiere, sabemos que no faltan en nuestro día a día cursos de todo tipo, que cada día se dan seminarios, conferencias y que todos tenemos, además, múltiples libros y revistas a nuestro alcance para formarnos.

Lograrlo, es cuestión de voluntad, de constancia y de aplicar esa conciencia real donde hacer presentes y constantes esas claves que el profesor Goleman nos señala en sus trabajos:

Debemos detectar la emoción que hay detrás de cada uno de nuestros actos.

Es necesario que ampliemos nuestro lenguaje emocional: a veces no basta con decir «estoy triste», hay que ser más concretos. «Estoy triste porque me siento decepcionado, algo enfadado y confuso a la vez».

Controla lo que piensas para controlar cómo te comportas.

Busca un porqué al comportamiento de los demás y acepta las perspectivas y los mundos emocionales ajenos.

Expresa tus emociones de forma asertiva.

Mejora tus habilidades sociales.

Mapas mentales para la inteligencia emocional

¿Te gustaría mejor tu conciencia emocional?

¿Necesitas potenciar tu motivación?

Entonces, los mapas mentales focalizados en la inteligencia emocional (IE) pueden ser tu mejor estrategia para el día a día. Te explicamos cómo llevarlos a cabo.

Mapas mentales para la inteligencia emocional

Tony Buzan fue el psicólogo que desarrolló y popularizó la estrategia de los mapas mentales allá por los años 60.

Sin embargo, que él registrara y acercara al gran público esta herramienta no significa que antes no existiera.

Porque, de algún modo, ese recurso en el que escribir notas cortas y unirlas con flechas o diagramas es algo que siempre ha acompañado al ser humano.

El propio Buzan explicó que esa técnica, con la que crear una especie de árbol colorido de ideas y conceptos, era algo que ya usaba Leonardo Da Vinci.

También Albert Einstein era conocido por llevar notas escuetas en sus bolsillos sobre ideas que conectaba con otras.

Estos recursos pueden convertirse en excelentes mecanismos para potenciar la memoria, la creatividad o la productividad.

Al fin y al cabo, no deja de ser un esfuerzo por parte de nuestro cerebro por alejarse del pensamiento lineal y automático y, poder así, despertar la autoconciencia.

Los mapas cognitivos pueden aplicarse también al universo de la inteligencia emocional (IE) para permitirnos desarrollar sus competencias básicas asociadas.

¿Por qué no habilitarnos en esta interesante herramienta?

Un mapa mental tiene una estructura organizativa que parte de un centro o idea central.

Este enfoque puede ser muy beneficioso para conectar y comprender nuestras emociones.

Los mapas mentales aplicados a la inteligencia emocional nos permiten potenciar la autoconciencia, la regulación de las emociones y la motivación.

¿Qué son los mapas mentales para la inteligencia emocional?

Los mapas mentales para la inteligencia emocional tienen como objetivo registrar, conectar y decodificar toda la información relativa a nuestro siempre complejo tejido de las emociones.

A menudo, esta estrategia se define como “pensar fuera de la caja”.

Es decir, nos facilita poner fuera lo que sucede en nuestra mente para comprendernos mejor y mejorar nuestro potencial humano.

Estamos ante un recurso para el aprendizaje de nuestros estados psicoemocionales que, mediante el papel y el lápiz, traza un puente directo hacia nuestro interior.

Y todos sabemos lo laberíntico que es ese mundo.

Por término medio, la mayoría de la gente opta por reprimir y guardar sus emociones difíciles en lugar de trabajar en ellas.

Nos tragamos el estrés y engullimos la ansiedad hasta que, tarde o temprano, llega la enfermedad y el no poder más.

Un estudio de la Universidad de Texas destaca cómo la inteligencia emocional mejora la salud y el bienestar.

De este modo, si nos habilitáramos en la utilización de estos mapas mentales, lograríamos múltiples beneficios. Los analizamos.

Así puede ayudarte este recurso

Como he comentado

Las personas pensamos y reaccionamos con frecuencia de manera automática.

Lejos de aplicar un enfoque más analítico y reflexivo, nos dejamos llevar por la acción-reacción.

Es entonces cuando tomamos decisiones equivocadas o decimos y hacemos cosas de las que, poco después, nos arrepentimos.

Los mapas mentales para la inteligencia emocional nos permitirían desgranar lo que sentimos para darnos lo que necesitamos y actuar de manera acorde a nuestras metas y valores.

Nos permitirá clarificar el origen de nuestro malestar.

Además, nos facilita el poder detectar esos pensamientos que refuerzan las emociones difíciles.

Tomamos conciencia de nuestras relaciones con los demás y las dinámicas que las dificultan.

Desarrollamos una mejor autoconciencia de nuestras emociones y necesidades.

Nos damos cuenta de por qué falla nuestra motivación en un momento dado.

Clarificamos nuestras metas, valores y necesidades.

También podemos descubrir qué habilidades sociales mejorarían nuestro potencial.

-Daniel Goleman-dice:

“Si tus habilidades emocionales no son buenas, si no tienes autoconciencia, si no eres capaz de manejar tus emociones angustiosas, si no puedes tener empatía y tener relaciones efectivas, entonces no importa cuán inteligente seas; no vas a llegar muy lejos”.

Los mapas mentales incluyen imágenes, palabras y líneas.

Si estamos profundizando en nuestras emociones, deberemos realizar un ejercicio de mayor introspección.

¿Cómo podemos aplicarlos?

Los mapas mentales de inteligencia emocional no buscan solo que seamos conscientes de nuestras emociones.

El objetivo es que tracemos un plan de acción ante lo que nos sucede.

Por ello, disponer de una representación gráfica de la madeja de sensaciones, necesidades y emociones que hay en nuestra mente, nos permitirá trazar decisiones más innovadoras y saludables.

Veamos los pasos para llevarlos a cabo.

1. Concepto central: ¿qué estoy sintiendo ahora?

Los mapas mentales para la inteligencia emocional parten siempre de un elemento nuclear que se sitúa en el centro de nuestro esquema.

Para poder clarificarlo deberemos hacernos las siguientes preguntas:

¿Qué estoy sintiendo ahora?

¿Qué sensaciones, emociones o experiencias me dominan en este momento?

También te será útil pintar ese círculo central que explicita tu estado anímico actual de un color concreto.

A partir de este elemento, se desarrollará el resto del mapa.

2. Conexión causal: ¿qué origina lo que siento?

La segunda fase de nuestro ejercicio consiste en clarificar qué origina ese estado emocional.

Del núcleo central pueden salir ahora múltiples esferas secundarias que irán conectadas con una línea.

Si parte de lo que experimentas es causa de alguna relación con otra u otras personas, elige un color concreto.

Si aquello que te sucede y sientes se debe a experiencias pasadas o presentes que no has manejado, elige otro color.

En caso de que tu estado emocional se deba a circunstancias sociales o estructurales (trabajo, temas económicos, etc.) opta por diferenciarlo también con otra tonalidad.

3. Las líneas de asociación: herramientas que conectan con lo que siento

El tercer paso para llevar a cabo nuestros mapas mentales para la inteligencia emocional será clarificar un mecanismo de acción.

Sin embargo, antes de ello, debemos poner atención a esos elementos conectores, a esas flechas o rayas que hacemos para unir unos círculos con otros.

En las líneas que conectan un concepto mental con otro, escribiremos la competencia que necesitamos despertar para sentirnos más válidos y capaces.

Ejemplo de ello sería, ser más asertivos, reflexivos, empáticos, mejores comunicadores, etc. Veamos una muestra:

(1. Concepto central: me siento frustrado)——–(línea de conexión: necesito mejorar mi autoconciencia emocional)——-(2. ¿Qué lo origina? Soy muy exigente conmigo mismo)———(línea de conexión: debo mejorar mi autoaceptación)——-(3. Propuesta de solución: me pondré metas más realistas).

4. Esferas de solución: ¿qué puedo hacer?

Toda emoción sentida requiere un ejercicio de responsabilidad personal y actuar ante lo que nos sucede.

Un modo de lograrlo es mediante este ejercicio de papel y lápiz con el cual, crear un mapa de conceptos interrelacionados.

Una vez hemos clarificado el problema central y sus detonantes, es momento de pensar qué podemos hacer.

Busquemos, imaginemos y demos forma a una acción por cada conexión causal trazada.

Es decir, si hemos identificado detonantes en nuestras relaciones con los demás, busquemos una estrategia de actuación.

En caso de que también hayamos definido algún problema relativo al trabajo, nuestra economía o a malestares del pasado no abordados, pensemos qué estrategias deberíamos poner en práctica.

No nos quedemos solo con un plan de acción, cuantas más ideas nos vengan a la mente, mejor.

-Daniel Goleman-dice:

“Las reglas de trabajo están cambiando. Se nos juzga por un nuevo criterio: no solo por lo inteligentes que somos, o por nuestra capacitación y experiencia, sino también por lo bien que nos manejamos a nosotros mismos y a los demás”.

La inteligencia emocional es una aliada de la inteligencia general al permitirnos tomar contacto con lo que sentimos para tomar mejores decisiones.

Hay muchas maneras de desarrollar un poco mejor esta herramienta de vida, de bienestar y de convivencia.

Sin embargo, algo tan simple como los diagramas y los mapas mentales, se alzan como un ejercicio sencillo, ilustrativo y práctico.

¿Por qué no intentarlo?

Conclusión

Más allá de esa cifra que nos ofrecen los clásicos test estandarizados sobre inteligencia, existe otra esfera, otra dimensión y otra inteligencia con la cual, podemos alcanzar el éxito.

Hablamos de ese éxito personal donde ser capaces de ajustar comportamientos y emociones, donde conectar mejor con los demás, donde vivir en equilibrio y armonía sintiéndonos competentes, libres, felices y realizados personalmente. Lograrlo es una aventura que conquistar a diario.

Recuerda que mejorar la inteligencia emocional es un proceso gradual, y es importante ser paciente contigo mismo mientras trabajas en estas habilidades.

La práctica constante y la autoevaluación te ayudarán a fortalecer tu inteligencia emocional a lo largo del tiempo.

Daniel Goleman, destaca la importancia de demostrar un auténtico interés en las experiencias de los demás, de camino a mejorar la empatía.

Parte importante en la inteligencia emocional y como muestra esta historia…

Un valor perdido en la sociedad competitiva

Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu Africana.

Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y le dijo a los niños que aquel que llegara primero ganaría todas las frutas.

Cuando dio la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos, después se sentaron juntos a disfrutar del premio.

Un valor perdido en la sociedad competitiva.

Cuando él les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía ganar todas las frutas, le respondieron: “Ubuntu”,

¿cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?

Ubuntu, en la cultura Xhosa significa:

Yo soy porque nosotros somos.

¿Qué reflexión te deja a ti esta manera de comportarse?

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