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REENCONTRARSE

Reencontrarse

¿Qué hacer con tu vida cuando no encuentras el camino correcto?

¿Te sientes perdido? ¿No sabes qué hacer con tu vida?

Hay personas que en determinado momento sienten que el rumbo que llevan carece totalmente de sentido. Se encuentran perdidos.

De hecho, ningún camino al que puedan optar parece tenerlo y se desesperan en sus incontables intentos que fracasan por conseguir un cambio que se lleve esa sensación.

No hay futuro,… no hay metas ni objetivos. Se encuentran perdidas.

Todos, en algún momento hemos sido esas personas, nos hemos sentido como si nos encontráramos en un callejón sin salida.

Es una situación en la que detectamos, al mismo tiempo, un gran vacío interior: nada fuera, poco dentro.

Sin embargo, aunque nos empecinemos en ver culpables por doquier, lo cierto es que a este punto hemos llegado nosotros y en él nos hemos adentrado nosotros.

Aunque no queramos reconocerlo, todo lo que hemos hecho hasta este momento ….-nuestras decisiones, …nuestros rechazos, nuestra manera de vivir-nos ha llevado a recorrer este sendero que parece no tener salida, pero que sí puede tenerla

Una oportunidad para reencontrarte contigo mismo

Cuando no sabes qué hacer con tu vida, cuando has llegado a ese punto en el que no encuentras salida posible, no importa la angustia, la ansiedad, las ganas que tengas de salir de ahí.

Nada de eso va a funcionar por el momento.

Hay algo que tienes que hacer: reencontrarte contigo mismo.

¿En qué momento has puesto el foco en los demás y te has olvidado de ti?

¿Cuándo has dejado de preguntarte qué es lo que en verdad deseas hacer?

¿Desde cuándo qué hacer con tu vida se convirtió en la última prioridad?

La manera de vivir que tenemos nos insta a poner el piloto automático para actuar como si fuésemos robots, evitando ser conscientes del momento presente. De como en los cursos de Minflullnes del Dr. Andrés Pomares dice atención  Plena y los comienza diciendo ¡Qué bien , estoy vivo!

Ahora que te encuentras en ese callejón sin salida, en el que no sabes qué hacer con tu vida, frena.

Es el instante perfecto para que puedas ser consciente de ti mismo y de lo que hay a tu alrededor.

Para que vuelvas a conectar con el mundo y, también, contigo mismo.

Tus deseos, tus anhelos, lo que en verdad te motiva se harán presentes para señalarte todos esos objetivos que tienes, pero que durante mucho tiempo no has querido ver porque te has desviado del camino.

Crees que no hay salida, cuando la solución se encuentra dentro de ti.

La motivación nace de uno mismo, pero para ello tienes que saber lo que quieres.

Dentro de ti sabes cuál es el camino correcto.

Sin embargo, el tiempo que has pasado viviendo en piloto automático ha menguado tus instintos provocando que ahora te sientas perdido.

Es verdad que en un primer momento la reacción cuando no sabes qué hacer es dar vueltas, patalear, intentar correr en todas direcciones como si fueras un caballo desbocado.

No obstante, tiene que llegar el punto en el que te des cuenta de que debes parar para así poder ser consciente de todo lo anteriormente mencionado.

Si no sabes qué hacer con tu vida, empieza a aceptar la realidad.

Como dijo Julio Cortaza:

“NADA ESTÁ PERDIDO SI SE TIENE EL VALOR DE PROCLAMAR QUE TODO ESTÁ PERDIDO Y QUE HAY QUE EMPEZAR DE NUEVO”

Este es un paso muy importante para poder beneficiarte de todo lo dicho con anterioridad.

Sin embargo, también es probable que te des cuenta de que aceptar la realidad ha sido lo que ha hecho que te hayas adentrado en ese callejón sin salida.

Solemos vivir con diferentes expectativas sobre cómo tienen que ir surgiendo las cosas.

Termino mis estudios o la carrera, encuentro un trabajo, después al amor de mi vida con quien tendré hijos y viviré muy feliz.

Parece perfecto, ¿verdad? El ideal al que muchas personas aspiran. Sin embargo…

¿y si todo se tuerce?

Las expectativas que puedas tener no garantizan que las estaciones con las que te vas a encontrar vayan a ser esas.

Lo más probable es que surjan problemas, dificultades y adversidades que hagan que te frustres, te enfades y te niegues a aceptar que en muchas ocasiones lo que sucede no alcanza tus expectativas.

Cuando llegamos a un punto de gran indecisión, quizás sea el momento de consultar con un profesional.

Con él descubriremos si lo que toca es volver atrás para localizar el cruce en el que nos perdimos o si por el contrario la solución está en buscar más alternativas para avanzar en el mismo cruce en el que nos hemos estancado.

Muchas veces, que terminemos decantándonos por una u otra opción dependerá del precio que estemos dispuestos a pagar por intentar alcanzar una u otra meta.

Hay momentos más propicios que otros para que experimentemos esta crisis existencial. “Esa noche oscura del alma”

Quizás el primero sea cuando nos convertimos en adultos: tenemos que escoger a qué nos queremos dedicar y cómo deseamos que sea nuestra vida.

El segundo, surge en la edad madura, con una crisis conocida por todos en el que se deja atrás una etapa para comenzar otra.

Las expectativas, en ocasiones, nos impiden ser flexibles con los problemas y dificultades que se nos pueden presentar.

En muchos momentos de cambio, en los que pasamos de una etapa a otra, nos podemos sentir perdidos.

Algo que es natural y que en principio no tiene que asustarnos.

No obstante, si esto pasa, tenemos que evitar que la sensación de desasosiego nos conduzca al abandono.

Los momentos de cambio son también momentos para la inteligencia y la paciencia, para decidir con cabeza, a mí personalmente me gusta con corazón porque el corazón la corazonada o la intuición nunca te engaña.  

Elijamos lo que elijamos, no faltarán las personas que nos digan que nos estamos equivocando.

Sea retrocediendo o buscando otras alternativas, toda situación tiene una salida.

A veces lógica y predecible, otras sorprendente, azarosa y enigmática.

Para lo primero vale el trabajar, pero para lo segundo, como decíamos antes, no dejarnos vencer por el desasosiego: la venda más opaca frente a las oportunidades.

A VECES HAY QUE REIVENTARSE

René Descartes, escribió al final de su vida

“Mi vida estuvo llena de desgracias,

muchas de la cuales jamás sucedieron”

Cuando emociones tales como el miedo o la desesperanza se apoderan de nosotros, se produce un auténtico “secuestro cerebral”  y no importa lo inteligente que seamos; nuestra inteligencia no brillará por ninguna parte.

Lo que hace insoluble la mayor parte de los problemas no es la dificultad del problema, sino nuestra pequeñez en el momento de hacerle frente.

“ Si quieres reinventarte , enfócate en lo que quieres y no en lo que temes”

La mayor parte de las convicciones que nos limitan, lo hacen sin que nosotros lo sepamos porque actúan por debajo de nuestra consciencia,

o salimos de nuestra forma tan limitada de pensar o seremos incapaces de ver las cosas desde esa perspectiva que nos permite ver ventanas donde antes solo veíamos muros.

Debajo de tus miedos más profundos, no existe una incapacidad para enfrentarse a ellos, sino la convicción de que no somos capaces.

Cuando una persona está contenta por algo que le ha salido bien, tiende a ser amable y más paciente.

Sencillamente es que vemos las cosas de una manera diferente, por esto cuando cambia la forma de ver las cosas, las mismas cosas cambian.

Marcel Proust  tenía un aforismo maravilloso que decía: «Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia», y eso tiene mucho que ver con la transformación.

Fue Charles Darwin quien lo dijo: “No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio”.

En la actualidad buscamos respuestas incesantemente. Es lógico.

Vivimos un periodo de grandes transformaciones. Y para sobrevivir, son muchos los que ya no tienen otro remedio: necesitan reinventarse.

Supone dejar de lado quién hemos sido hasta ahora y afrontar cambios radicales. Y no solo eso.

En el camino también habrá que superar miedos, replantear ideas, conceptos, transformar objetivos, estructuras, comportamientos…

Es ciertamente, un reto DIFICIL PERO NO IMPSIBLE.

Mario Alonso Puig médico, cirujano y, por encima de todo, experto en reinvención. En su libro “Reinventarse. Tu segunda oportunidad”, el doctor Puig ofrece una serie de consejos para que las personas que quieren reinventarse afronten este proceso largo y difícil con mayor seguridad.

— Una crisis, del tipo que sea, es un punto de inflexión y uno nunca puede quedarse como estaba.

Por eso, nos hundimos o nos elevamos, nos bloqueamos o nos superamos.

— Reinventarse no significa cambiar quién se es, sino cambiar la forma de ser y de estar en el mundo.

Para ello, uno ha de salir de su zona de confort, de su ámbito conocido y familiar.

Esto genera en las personas un intenso miedo y con frecuencia una gran angustia.

— Lo más importante que deben hacer es cambiar su mentalidad.

Hace falta grandes dosis de humildad y de coraje para empezar de nuevo.

Por eso, en mi experiencia, la reinvención va unida a un gran crecimiento interior.

— Hay personas que tienen lo que se denomina una homeostasis del riesgo más alta y, por eso, les es menos difícil atreverse más en la vida.

Homeostasis es la tendencia a mantener un ambiente interno estable y relativamente constante 

También hay personas que encuentran una motivación más profunda para ese paso en medio de la incertidumbre.

— Volver a empezar ocasiona un cambio muy importante en la propia mentalidad.

El impacto psicológico es muy positivo porque se es mucho más consciente de los verdaderos talentos y capacidades que se tienen.

Esto se traduce en un gran aumento de la confianza en uno mismo, que es uno de los elementos clave de cualquier éxito.

el ‘click’ en reinventarse

— Me gusta llamar a ese ‘click’ el punto de insatisfacción inspiradora.

Es decir, ese punto donde alguien descubre la absoluta necesidad de cambiar porque ya no se puede seguir como antes,

o ese punto donde alguien siente la inspiración de llevar su vida a otro nivel.

Si no se llega a ese punto, es raro que se produzca la reinvención.

— Al final todos tenemos que ser conscientes de que, si no tomas tú la decisión de salir adelante, no vas a salir.

La persona que se siente ilusionada y confiada, se verá hablando con personas y teniendo encuentros que generan abundancia y prosperidad.

La persona que se busca a sí misma, se verá en la biblioteca estudiando libros y buscando inspiración en diferentes autores.

Llegará un momento en el que esta persona se dará cuenta de la puerta que siempre estuvo ahí y que la lleva a su propio ser.

A veces, cuando una puerta se cierra se abre un universo entero

“Cuando una puerta se cierra otra se abre, sin embargo, nos pasamos tanto tiempo viendo la cerrada que somos incapaces de ver la que se ha abierto para nosotros.”-Helen Keller-

Una de las maneras más rápidas y potentes para llevar nuestra atención a un determinado lugar es mediante las preguntas.

Toda pregunta es una invitación a mirar en una dirección determinada.

Einstein decía que la clave no es encontrar la respuesta a viejas preguntas, sino hacernos nuevas preguntas que nunca antes hayamos formulado.

Cuando la ciencia se hace una pregunta, esta sencilla pregunta tiene la capacidad de abrir toda una línea de investigación.

Por eso, el joven Einstein, en una ocasión en la que iba en bicicleta, se hizo una pregunta: “¿Qué pasaría si fuera en mi bicicleta a la velocidad de la luz y encendiera mi faro? ¿Se vería?”.

Reflexionó durante diez años sobre esta pregunta y el resultado fue la formulación de la teoría de la relatividad.

El reto de reinventarse

Para reinventarse es imprescindible tener las emociones negativas bajo control. Y el primer reto será vencer al miedo, porque este miedo paraliza. 

El temor al fracaso, a cambiar de rutina al esfuerzo, es un importante bloqueador del cambio.

Pero… el miedo se puede superar. Es eficaz centrarse en resultados y en los medios.

También hacer trabajar a la mente; imponerse deberes: salir todos los días a buscar oportunidades, aprender de los que han tenido éxito…  

Hoy sabemos que el pesimismo se contagia fácilmente. Y no solo eso; también que nuestras expectativas pueden llevarnos a tomar decisiones que nos hagan cumplir los malos augurios.

Es el efecto de la “profecía autocumplida”. Así que si compruebas que la información te afecta, aléjate de ella.

Evita lo que te transmita negatividad.

Así que dedica tus energías a cultivar el optimismo. Hay muchas razones para hacerlo.

Personas optimistas no ingenuos o pesimistas mal informados, son personas que se levantan a trabajar a currar por sus metas

Para reinventarte debes de enfocarte en lo que deseas y desarrollar mensajes de aliento que te den fuerza y confianza.

Repetirlos frecuentemente: “necesito cambiar; voy a esforzarme por hacerlo y si insisto lo más seguro es que acabe teniendo éxito”. Sí.

Guarda siempre esta frase:

YO QUIERO… YO PUEDO…YO SOY CAPAZ

En el fondo es algo parecido al “Yes I can”.

Una vez con fuerza, es necesario evaluarse internamente. Pero lo malo es que dedicamos poco tiempo a ello; un error.

Para cambiar es imprescindible analizar nuestros puntos débiles. Pero sobre todo, analizar de qué recursos disponemos:

¿Tiene claros tus puntos fuertes, las capacidades que tienes, lo qué estarías dispuesto a hacer…?

Haz  lluvia de ideas.  “brainstorming” ( como la “consideración de ideas por parte de una o más personas con el fin de crear o encontrar una solución para un problema”.

Seguramente tengas talentos en los que nunca has reparado. Dedica esfuerzo a esa tarea. Escribe.

Desarrollar tus fortalezas, la base de la psicología positiva

Es muy importante trabajar la persistencia. La eficacia de imponer rutinas para buscar ideas.

Trabaja a diario en ello, infórmate de la experiencia de quienes lo lograron.

Citando una frase de Soren Kierkegaard

     “La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás,

          pero ha de ser vivida mirando hacia delante”

Guarda siempre esta frase:

YO QUIERO… YO PUEDO…YO SOY CAPAZ

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