Blog

Regalarnos momentos

Regalarnos momentos

A veces olvidamos la importancia de celebrar la vida.

“La vida es eso que pasa mientras hacemos planes para el futuro”.

Seguro que conocéis esta frase, expresa muy claramente a lo que me refiero.

El tiempo de ocio es también una invitación a reencontrarnos con nosotros mismos.

Conectar con nuestro yo es algo esencial que deberíamos practicar cada día.

Ahora bien, abundan los que no se sienten a gusto realizando ese viaje al interior.

A veces, ese universo personal esconde hechos que necesitan de nuestra atención.

De nada vale escudarnos en el trabajo porque el malestar seguirá presente.

En ocasiones, quedamos incrustados en un estilo de vida en el que estar ocupado (en lo que sea) es lo normal.

Es más, si tenemos un momento de tranquilidad, observamos el móvil para ver si ha entrado un nuevo mensaje, que no nos hemos dado cuenta.

Con ello, no solo normalizamos la incapacidad de disfrutar del tiempo para nosotros, además, asentamos las bases de los estados de ansiedad.

Vivimos en un Mundo acelerado, con mentes aceleradas sin capacidad de disfrutar del ocio

Hay personas que aún en vacaciones se buscan mil ocupaciones.

Al hacerlo, se sienten nuevamente competentes y hasta productivas.

De este modo, perciben también que encajan en los moldes de esta sociedad tan demandante que nos quiere ocupados (y también, preocupados diría yo).

Quizás sea porque interesa que no seamos conscientes de nosotros mismos.

Estas situaciones encienden el motor de la mente acelerada, incapaz de relajarse, alérgica al silencio interior e incapacitada para apreciar el momento presente.

Porque para la ansiedad, solo cuentan las tareas pendientes y la presión del mañana.

Personas sin tiempo libre incapaces de entender que la calma es salud

Las personas sin tiempo libre abundan en exceso.

Pero cuidado, no por trabajar mucho, son más productivas.

No por dedicar más tiempo a una ocupación son más brillantes ni más felices.

Es más, una vida ocupada y sin tiempo de ocio deriva en malestar y en trastornos mentales como ansiedad, depresión, etc.

De hecho las empresas acuden a cursos de Mindfullnes para sus trabajadores, la mayoría no es por el bienestar del trabajador , sino porque saben que si el trabajador está bien, será más productivo y no se dará de baja por ansiedad o depresión.

El tomar un tiempo para la atención plena, calmar la mente también es salud, el hecho de no hacer nada en algún momento del día puede ser increíblemente beneficioso.

Regalarnos dos o tres horas de calma y quietud… reinicia, reduce el estrés, potencia la creatividad y revierte en salud mental.

Es momento por tanto de cambiar nuestro esquema mental: estar siempre haciendo algo también puede ser contraproducente.

La vida solo puede saborearse cuando nos regalamos tiempo de calidad y ello, pasa a menudo por el ocio de hacer cosas que nos gustan y con las que disfrutamos, por la calma e incluso por el arte de no hacer nada.

Esto no quiere decir que dejemos de lado nuestras obligaciones y nuestro trabajo, simplemente es que de vez en cuando nos regalemos momentos para nosotros.

Hay personas alérgicas al descanso, es más, el simple hecho de no hacer nada y limitarse solo a ser y estar les genera ansiedad.

¿A qué se debe?

¿Qué hay detrás de estos comportamientos?

Personas sin tiempo libre o quizás con miedo a detenerse.

Personas sin tiempo libre por propia voluntad, de las que evitan tener momentos de ocio y desconexión.

Por llamativo que nos parezca, este tipo de perfil existe y no son casos aislados.

Hay quien teme detenerse, quien experimenta malestar en los momentos de inactividad y cuando no se le exige otra cosa más que ser y estar, que ser uno mismo y dejar el tiempo discurrir en calma y armonía.

Habrá quien diga aquello de que todo es cuestión de personalidad.

Por supuesto, abundan los que por su carácter activo y proactivo siempre tienen la necesidad de mantenerse en movimiento, ideando cosas, creando, planeando…

Ahora bien, hay otra esfera que resulta un poco más problemática y que es necesario considerar.

Hay quien no concibe disponer de un instante de inactividad.

Porque esa quietud, esa permisividad para no hacer nada, da paso a un reencuentro con uno mismo.

Y, en ocasiones,  dicha realidad interna ,no gusta e incomoda.

En cambio, el hecho de disponer de una rutina fija llena de tareas y actividades actúa como válvula de escape y también de olvido.

Quizás para no tener que pensar en cuestiones que vamos cargando en la mochila del después.

Profundicemos un poco más en este tema.

En los últimos tiempos abundan frases como “no tengo tiempo para nada” o “me faltan horas para todo lo que tengo que hacer”.

De algún modo, nos hemos acostumbrado a llenar nuestros días de listas de tareas y obligaciones.

Es más, asumimos incluso que el tener cosas que hacer nos ofrece estatus.

Cuando tengo que quedar para desayunar o para tomar un café con un amigo o amiga jubilado o jubilada, me he dado cuenta que tienen que ver el hueco que le queda, entre las actividades que se han apuntado para estar haciendo algo y cuando no se tienen que quedar con los nietos, cosa que en esta época en que vivimos, los hijos trabajan los dos y cuando quieren disfrutar sin niños y ahí están los abuelos y abuelas

Estar ocupado y preocupado es lo normal y lo que toca.

Hasta se ve con extrañeza al ocioso, al que no hace nada, al que baja el ritmo y se permite tiempo libre.

No obstante, tengámoslo claro,  el problema no está en quien durante unas horas al día elige no hacer nada y opta de manera saludable por descansar.

En realidad, quien se regala tiempo de ocio se está regalando calidad de vida.

En cambio, los obsesos del “tengo que y debo que” son quienes encierran en ocasiones realidades problemáticas.

La expresión “no hacer nada” suele ser algo controvertida.

En ocasiones, sí puede ser el claro resultado de la dejadez en las propias funciones, en no estar cumpliendo con lo que se espera de nosotros.

Ahora bien, cuando usamos esta frase en el contexto del tiempo de ocio, no hacer nada se traduce en realidad como algo necesario, saludable y hasta productivo.

Leer, pasear, descansar, tener buenas conversaciones, disfrutar de un paisaje y del aquí y ahora, llenan de significados y trascendencias el no hacer nada.

Sin embargo, son muchas las personas a quienes estas actividades, les genera una elevada ansiedad.

Las personas sin tiempo libre, las que siempre tienen algo que hacer, en realidad desconocen qué es relajarse.

El simple hecho de sentarse y saber que no tienen nada pendiente, que no tienen la obligación de hacer nada, les genera ansiedad.

No solo se sienten improductivos, además les embarga la sensación de estar haciendo algo incorrecto, de estar fallando en algo o a alguien.

Esto era lo que les ocurría a los jubilados de antes.

Afortunadamente ahora quien se aburre es porque quiere

Por otro lado, también puede darse algo destacable. El tiempo de ocio es también una invitación a reecontrarnos con nosotros mismos.

En ocasiones, quedamos incrustados en un estilo de vida en el que estar ocupado (en lo que sea) es lo normal.

Con ello, no solo normalizamos la incapacidad de disfrutar del tiempo de ocio, además, asentamos las bases de los estados de ansiedad.

Me apunto a todo lo que sea, porque sino me siento solo o sola

Es momento por tanto de cambiar nuestro esquema mental: estar siempre haciendo algo también puede ser contraproducente.

La vida solo puede saborearse cuando nos regalamos tiempo de calidad y ello, pasa a menudo por el ocio, por la calma e incluso por el arte de no hacer nada.

Dicen que el tiempo es oro pero…

-José Luis Sampedro-dijo:

“El tiempo no es oro, el oro no vale nada. El tiempo es vida”

Rutinitis aguda…

«Es una afección del alma que afecta cada vez a más gente en el mundo, sobre todo en Occidente.

Los síntomas son casi siempre los mismos: disminución de la motivación, melancolía crónica, pérdida de referencias y de sentido, dificultad para ser feliz pese a la abundancia de bienes materiales, desencanto, lasitud…decaimiento, flojedad, languidez, cansancio*,

Hasta que nos damos cuenta que «Tu segunda vida empieza cuando descubres que solo tienes una»

Aunque creo que existen mas de una vida,

esta hemos venido a vivirla como si fuera la única.

Según la Dra. Elisabeth Kübler Ross “La muerte no es el fin sino más bien un radiante comienzo” 

Nuestra vida en el cuerpo terrenal sólo representa “una parte muy pequeña de nuestra existencia”

La vida no está pues, como las ciencias adeptas al materialismo lo dicen, limitada a una existencia única.

Esta vida terrenal es más bien una minúscula parte de una existencia individual global que se proyecta bastante más-allá de nuestra vida aquí-abajo.

Deseo compartir unos fragmentos de su delicioso libro “Lecciones de Vida”, publicado en castellano por Ediciones Luciérnaga. Un libro necesario que merece la pena tener cerca y volver a leer a menudo. Dicen así:

Estamos aquí para sanarnos unos a otros y a nosotros mismos. No una sanación como en la recuperación física, sino una sanación mucho más profunda. La sanación de nuestros espíritus, de nuestras almas.

Cuando hablamos de aprender nuestras lecciones, estamos hablando de deshacernos de asuntos inacabados. Los asuntos inacabados no tienen que ver con la muerte, sino con la vida.

“Sí, he tenido una buena vida pero, ¿he sacado tiempo para vivir de verdad?”.

Hay muchas personas que han existido, pero que realmente nunca vivieron.

Y gastaron cantidades inmensas de energía en mantener ocultos sus asuntos inacabados.

Puesto que los asuntos inacabados son el mayor problema en la vida, también es el tema principal que abordamos cuando nos enfrentamos a la muerte.

Muchos de nosotros dejamos la vida con una gran cantidad de asuntos inacabados; algunos solo dejan unos pocos.

Nos pasamos la vida mirando el reloj y llegamos tarde a la vida

Ya no me planteo tan a menudo si pierdo el tiempo o no, lo gano respirando cada segundo sin preguntarme si lo empleé correctamente.

Me da paz, aunque no sé si es rentable.

Saint-Exupéry dijo: “Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”.

Valorar lo que nos está sucediendo como una gran oportunidad para nuestro crecimiento y evolución.

“No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento. 
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario. 
No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo”. 

“La vida es la suma de tus elecciones.”   Albert Camus

Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante:

VIVIR

– Robert Louis Stevenson

Aprender a regalarnos dosis de amor

Regalarnos pequeñas dosis de amor favorece una autoestima sana. Esta se define como la actitud positiva que tenemos hacia nosotros mismos y que nos conduce a pensar, sentir y actuar de la forma más autosatisfactoria posible.

De esta manera, si queremos mantener esta actitud no podemos dejar de:

Conocernos a nosotros mismos. Este primer aspecto es fundamental.

Cada uno de nosotros es de edición limitada.

Conocer cuáles son nuestras cualidades y déficits nos permitirá saber en qué parte tendremos que invertir más atención y esfuerzo.

Además, no olvidemos que nos encontramos en constante cambio por lo que nunca dejaremos de descubrir cosas nuevas sobre nosotros.

Mientras respires todavía estás a tiempo.

A tiempo para decir “lo siento”,

a tiempo para perdonar,

a tiempo para decir  “te quiero”,

a tiempo para olvidar el daño que te hicieron y que te pesa en la “mochila” de tu vida,

a tiempo para vivir como una oportunidad cada saludo, cada encuentro, cada acontecimiento,

a tiempo para entregarte a los demás y pasar por la vida dejando huella,

a tiempo para no perder el tiempo en tonterías y estupideces que hacen que te comas la cabeza.

Aprovecha este día. Hazlo de la mejor manera:

AMANDO.

Desconozco su autor

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *