Personas problemáticas.
Personas manipuladoras. Personas tóxicas, psicópatas.
Hay personas que perciben a las demás como simples objetos necesarios para conseguir aquello que desean.
Carecen de empatía. No les importa los sentimientos y las necesidades de los demás.
Sólo miran por ellos, y la manipulación es su modo de relacionarse con los demás.
En este programa vamos a tratar de:
¿Cómo son las personas manipuladoras, toxicas y psicópatas?
¿Todos los manipuladores siguen el mismo patrón?
¿Cómo defendernos de este tipo de gente?
¿Quién no se ha topado alguna vez con un lobo con piel de cordero?
Esas personas que te convencen de que lo mejor para ti, casualmente es lo mejor para ellos, hasta que finalmente te encuentras haciendo cosas que realmente no deseabas hacer.
Esas personas que no tienen ningún reparo en pedirte que antepongas sus necesidades a las tuyas “por el bien común” o por cualquier otra estratagema. Esas personas que después de lograr lo que querían de ti, ni siquiera se muestran agradecidos…
Esas personas son manipuladoras, y son muy comunes en nuestra sociedad actual.
Dichos sujetos tienen grandes habilidades a la hora de distorsionar tus capacidades, haciendo que dudes de ellas y haciéndote sentir frágil o inferior.
Esa distorsión les da fuerza a la hora de llevarte a su terreno y de convencerte de que no eres capaz de hacer algo o de que deberías seguir su consejo ya que a él todo se le da mejor que a ti.
De la misma manera, su fuerte es la explotación emocional, es decir, el manejo de tus emociones para conseguir que te sientas culpable (por algo que seguramente ni siquiera has hecho) y que por ello accedas a sus peticiones o intereses.
De esta y otras maneras, las personas manipuladoras logran tomar el control y beneficiarse de las víctimas que le rodean de forma consciente y deliberada.
¿Cómo son las personas manipuladoras?
Características de una persona manipuladora
Para que puedas identificar a alguien de tu entorno que ejerza este rol, vamos a explicarte cómo es su perfil psicológico.
Es una persona insegura: aunque pueda parecer lo contrario, su actitud egoísta y dominante demuestra sus miedos al rechazo, a la pérdida de poder o a los cambios en la vida.
No confía en ella misma: tiene una autoestima muy baja aunque intente demostrar todo lo contrario.
Le incomoda cualquier tipo de relación interpersonal.
Por este motivo, su inseguridad intenta proyectarla en los demás y trata de ocultarla haciendo ver que solo ella tiene la verdad absoluta en todo.
No soporta la frustración: si su poder queda en entredicho o se encuentra en situación de riesgo, su actitud manipuladora puede potenciarse al máximo e incluso puede llegar a tener una actitud agresiva tanto física como verbalmente.
Es una persona intolerante y que emite críticas destructivas.
Es egocéntrica y niega la evidencia.
No soporta que algo quede fuera de su control, tiene que enterarse de todo y sentir que está al mando de cada situación.
Le obsesiona la idea de transmitir una buena imagen a los demás.
No le gusta sentirse analizado por las demás personas y tiene rechazo a la evaluación social.
Cómo actúa una persona manipuladora
Ahora que ya sabes cuál es el perfil psicológico, vamos a ver cómo actúa una persona manipuladora en su día a día y cuáles son las actitudes y comportamientos que pueden ayudarte a identificarla de forma sencilla.
Son especialistas en identificar tus debilidades
Todos las tenemos y son su mayor arma para herirte, ya que, si flaqueas en tus convicciones, si hay algo de lo que no te sientas orgulloso, el manipulador lo encontrará y te torturará con ello, dándole mil vueltas hasta convertirlo en una flecha en tu dirección.
Son implacables a la hora de alcanzar sus objetivos
Eso significa que pasan por encima de quien sea necesario y por supuesto, el fin justifica los medios. Cuando trazan un plan de acción, no les tiembla el juicio para hacer o decir lo necesario, sea cruel, sádico o despiadado, con tal de llegar a donde querían.
Eso sí, casi ni te enterarás gracias a sus brillantes y magistrales interpretaciones, que te harán aplaudir de emoción.
Nunca tienen suficiente
Manipular es sinónimo de poder, y por lo tanto, siempre quieren tener más, llegar más lejos, conquistar más almas. Alcanzar nuevos horizontes a costa de los demás.
Cuando ven que sus habilidades les permiten (sin escrúpulos morales) alcanzar metas que por medios propios no podrían, se les llena el corazón de ambición y ansias de más, una adicción que les lleva inevitablemente a la eterna insatisfacción por lo logrado.
La sensación de control
La que se procuran con todo este juego, les hace sentirse superiores al resto de mortales.
Ese es un elixir que les embriaga a la vez que encadena en la búsqueda constante de mantener o mejorar el nivel alcanzado.
Por otro lado, las personas que necesitan sentirse superiores, especialmente a través de pisar a los demás, reflejan un interior podrido y pobre, lleno de carencias e inseguridades que protegen con esa falsa apariencia de poder y control.
Nos preguntaremos… ¿Todos los manipuladores siguen el mismo patrón?
Ya que el arte de la manipulación engloba multitud de actitudes y cualidades, podemos diferenciar varios subtipos de este género:
La pobre víctima Meteculpas:
Es un clásico. La persona es una víctima del mundo.
Todo le pasa a ella y los demás se aprovechan de forma perenne.
Este tipo de manipulador hace que te sientas culpable de sus desgracias y de lo injusta que es la vida con él, hasta que finalmente accedes a sus peticiones por una mezcla de pena y culpa que te embargan.
La culpa es uno de los sentimientos más paralizadores que hay, hace que nos detengamos en la búsqueda de nuestras metas.
Este tipo de gente tóxica siempre traslada un mensaje: “No eres lo bastante bueno”, “tú me haces ser así” o “me sacas de quicio”.
Después te sientes hastiado y ciertamente decepcionado porque no es lo que tú deseabas, pero de alguna manera ha conseguido convencerte con sus lágrimas de cocodrilo.
El eterno dependiente
Este manipulador juega con tu ego.
Hace que te sientas muy superior, el mejor, mientras que él es poca cosa, débil e inútil, y por supuesto, incapaz de hacer cosas que tu si que puedes hacer… Ahí te ha pillado.
Tu compasión hacia su debilidad sumada a tu ego personal de fortaleza y capacidad te pierden, obligándote sin que te des cuenta a hacer cosas que la otra persona puede hacer, pero que no hará porque se las haces tu.
Así se libra de las consecuencias que puedan tener esos actos que te incita a realizar y se evita también el esfuerzo que suponen.
El provocador
Este manipulador juega totalmente al revés.
No deja de mostrar tanto su fuerza como su agresividad, de tal modo que prefieres acabar cediendo a tener que enfrentarte a él o generar una disputa.
Utilizando esta baza, el manipulador siempre se lleva el gato al agua, consiguiendo “un consenso” a su favor en la inmensa mayoría de los casos, y anulando al resto en su favor.
Agresivo verbal:
Los gritos, las contestaciones agresivas y fuera de lugar son sus armas para hacer a la otra persona sentirse incapaz, débil e insegura.
Su objetivo es despertar miedo a su alrededor para ser respetado.
Los demás, a su vez, cada vez se sienten con menos capacidad de decisión o de convocación, por lo que poco a poco acaban allanándole el camino al macho alfa dominante.
El interpretador
Este sujeto resulta mucho más enrevesado y maquiavélico, ya que extrae las palabras de tu boca, para transformarlas en otra cosa, la cual supuestamente has dicho, pero que va a perjudicarte contundentemente.
Con sus malas artes, al final, acabarás sintiendo remordimientos por haber presuntamente dicho algo inapropiado o por haber herido a alguien con esos imaginados comentarios.
También así, modificando levemente tus dichos, haciéndoselos llegar a la persona idónea y tergiversando ligeramente la perspectiva e intencionalidad del contenido, siendo el malo, sin haber tenido siquiera un papel en la función.
¡Bravísimo! En la interpretación
El desprestigiador Descalificador:
Este individuo se siente simplemente perfecto. Endiosado. Una deidad en estado puro.
Cada vez que hagas un comentario que pueda aprovechar, va a hacer notar que te has equivocado, va a resaltar cuando se le de oportunidad tus defectos y va a ridiculizarte con sus ácidos comentarios hacia tus particularidades.
Su objetivo es controlar nuestra autoestima, hacernos sentir «nada», ante los demás, para que él, o ella, puedan brillar y ser el centro de atención.
Son los jueces del mundo y si estás en su punto de mira, cierran la sesión a golpe de mazo, sin posibilidad de réplica o defensa.
Envidioso: Siempre trata de buscar aliados.
Hablará con otros para envenenarlos porque su objetivo es boicotear cada uno de tus proyectos.
El que calumnia, probablemente, no puede tener el mismo brillo que tú.
El chismoso: Hay un aforismo que dice “no todos repiten los chismes que oyen, algunos los mejoran”.
Este tipo de persona difunde rumores de manera constante para menoscabar tu imagen.
Los rumores tienden a simplificarse en una única idea para hacerla asimilable por la masa.
Busca notoriedad y hacer aliados.
Y el peor de todos…
El psicópata: Muestran una imagen que no se corresponde con su interior. Encanto superficial
El perfil típico del psicópata es el de una persona encantadora y sociable, con buenas habilidades sociales. Puede servir como ejemplo extremo el caso del asesino Ted Bundy, tratado en la película “En la mente del asesino” que seducía a sus víctimas para ganarse su confianza y recibió múltiples cartas de amor y propuestas de matrimonio después de ser condenado a muerte.
Se caracteriza por la falta de empatía y de sentimientos de culpa, así como por el egocentrismo, la impulsividad y la tendencia a la mentira y a la manipulación.
Egocentrismo y narcisismo
El egocentrismo, o incapacidad para asumir puntos de vista ajenos al propio, está íntimamente relacionado con la falta de empatía. Con mucha frecuencia los psicópatas son también narcisistas; esto significa que tienden a pensar que son superiores a los demás y más importantes que ellos.
Pobreza emocional
Las alteraciones cerebrales propias de la psicopatía hacen que el rango de emociones que sienten estas personas sea limitado. En concreto, además de la frialdad emocional, los psicópatas se caracterizan por sentir menos emociones negativas, especialmente miedo, mientras que se cree que sienten las emociones positivas de forma normal.
Conducta antisocial y delictiva
Las puntuaciones en los test de psicopatía correlacionan con el abuso de sustancias, el encarcelamiento, la violencia de género, la violación y la pederastia. Los crímenes económicos y de guerra, así como la participación en el crimen organizado, también son más frecuentes en psicópatas que en la población general.
Como el trastorno antisocial, la predisposición a la psicopatía puede manifestarse en la infancia en conductas como robos, mentiras frecuentes, vandalismo y violencia hacia personas y animales; estos signos se clasifican como “trastorno de personalidad disocial”.
Dificultad para aprender de la experiencia
Al parecer los psicópatas tienen más dificultades que la población general para asociar los castigos que reciben a las conductas que los han provocado. Otra explicación biológica es la presencia de niveles reducidos de cortisol y serotonina, relacionados con el condicionamiento aversivo y la inhibición conductual.
Impulsividad y falta de planificación
La impulsividad de los psicópatas puede estar causada por la activación disminuida en la corteza frontal, combinada con un aumento de los niveles de testosterona y una reducción de los de serotonina. Todo ello podría reducir el autocontrol, facilitando conductas impulsivas como el abuso de drogas o las agresiones físicas.
Esto también se relaciona con una falta de planificación a largo plazo. Suele darse una ausencia de metas vitales; la conducta está guiada en mayor medida por los impulsos momentáneos.
La falta de sinceridad y la tendencia a la manipulación típicas de los psicópatas pueden manifestarse con mayor o menor sutileza, pero son dos características muy frecuentes en personas con niveles moderados de psicopatía que pueden no manifestar muchos de los otros rasgos que hemos visto.
Predisposición al aburrimiento
Las alteraciones biológicas de los psicópatas los llevan a una necesidad de estimulación continua.
Esto hace que les resulte fácil aburrirse,
Estilo de vida parasitario
La manipulación y el egocentrismo de los psicópatas hacen que tiendan a aprovecharse de los demás para satisfacer sus necesidades básicas.
Así, con frecuencia viven del dinero de otras personas, como sus padres o sus parejas.
Ausencia de remordimientos
Aun cuando llevan a cabo conductas que perjudican a otras personas, los psicópatas no suelen sentir culpabilidad por sus actos; su falta de empatía emocional les permite cometer delitos o manipular a los demás sin remordimientos.
Promiscuidad sexual
Con frecuencia los psicópatas tienen muchas relaciones distintas que duran poco tiempo.
Además, dadas sus dificultades interpersonales y para establecer compromisos, se implican en ellas de forma superficial y se preocupan principalmente por el sexo y por las utilidades prácticas que pueden obtener de sus parejas.
¿Cómo defendernos de las personas manipuladoras?
Primero: Hacernos conscientes
El primer paso es hacernos conscientes de que nos están manipulando. Existen unos derechos que son inviolables entre los que se encuentran:
Derecho a ser tratado con respeto.
Derecho a expresar tus sentimientos, opiniones e ideas.
Derecho a establecer tus propias prioridades.
Derecho a decir NO sin sentirte culpable.
Derecho a defenderte de las agresiones externas, sean físicas o emocionales.
Si sientes que cuando te relacionas con algunas personas, no puedes ejercer estos derechos, plantéate que puedes estar siendo manipulado.
Segundo: Mantener la distancia
Aprende a mantener la distancia (emocional) de seguridad.
Igual que en la carretera, si estás cerca de personas que puedan dar “frenazos o volantazos” de forma brusca e inesperada y lastimarte con ello, simplemente retrocede y mantente en una distancia adecuada que evite su aproximación estratégica. Nadie puede herirte sin tu consentimiento.
Tercero: Preguntas clave
Hacer una serie de preguntas clave a tiempo puede salvarte de un manipulador:
– ¿Crees que lo que me pides es razonable o mínimamente justo?
– Según tu… ¿qué tendría que responder?
– ¿Me lo estás pidiendo o solo me lo estás comentado?
Preguntas de esta índole harán plantearse al manipulador que su plan ha sido descubierto y por lo tanto, es posible que busque a otra víctima más sensible a sus encantos.
Cuarto: No eres culpable
Si te respondes NO a alguna de las preguntas antes citadas, plantéate que es posible que la víctima no sea el otro sino que seas tú.
De la misma manera no puedes tener la culpa de todo lo que pasa a tu alrededor así que si eso empieza a pasar, averigua qué es lo que está pasando.
Quinto: Tomarse el tiempo necesario
Tómate tu tiempo para responder a sus demandas.
Ellos o ellas suelen jugar con la presión para obtener respuestas inmediatas.
No te permiten pensar y la presión hace que finalmente cedas a sus peticiones. No hay prisa, tómate tu tiempo.
Sexto: Ser firme
Se firme en tus afirmaciones.
Son grandes expertos en la lectura de tu comunicación no verbal, por lo que si titubeas o vacilas, lo notarán, aumentando sus esfuerzos a la espera de tu caída.
Cómo protegerte de un psicópata
Elimina todo contacto con esta persona al terminar la relación.
Para lidiar con un psicópata, lo mejor es desvincularte de esta persona y de todas las situaciones en las que esté involucrada.
Termina con ella y luego evita comunicarte. Si bien esto podría parecer severo, terminar la relación es lo mejor para tu bienestar tanto físico como emocional.
Evita mirar sus perfiles en las redes sociales, así como también sucumbir a la tentación de llamarla o enviarle mensajes de texto.
No te permitas cuestionar esta decisión. Esta persona no merece ser parte de tu vida si ha abusado de ti emocional, corporal, verbal o financieramente
Si bien las rupturas siempre son difíciles, debes permanecer fuerte y no dejarte sucumbir ante la culpa.
Debes darte cuenta de que no estás abandonando a esta persona en un momento de necesidad, sino que tan solo estás protegiéndote.
Ten en cuenta que no eres el terapeuta ni el psicólogo de esta persona y que no te será posible obligarla a cambiar.
Si una persona padece el trastorno de personalidad antisocial, no va a poder cambiar sin recibir ayuda profesional, aunque la mayoría de estas personas rechazan el tratamiento.
Establece un plan de seguridad en caso de que consideres que la persona podría ponerse violenta.
Si te preocupa que terminar la relación podría tener consecuencias violentas, puedes hacerlo por teléfono o WhatsApp o correo electrónico.
En caso de que vivas con esta persona, podrías pedirles a tus parientes o amigos de confianza que te ayuden a salir de esta situación de una forma segura.
Así que ya lo sabes, si te encuentras con uno de estos perversos delincuentes de almas y logras reconocerlo, no dudes en utilizar todas las armas de las que ahora dispones para reducirlo a rata de alcantarilla.