Inteligencia emocional
¿Qué es realmente la inteligencia emocional?
Desde hace unos años venimos escuchando reiteradamente la importancia de desarrollar nuestra autoestima, nuestra inteligencia emocional, nuestro autoconcepto y múltiples términos similares.
Sin embargo, al final sólo sabemos que son un montón de habilidades que tenemos que alcanzar pero no sabemos cómo llegar a ellas ni de qué forma están relacionadas.
Según Daniel Goleman, la inteligencia emocional es la capacidad de reconocer y comprender tanto las propias emociones como las de los demás, de motivarse a uno mismo y de gestionar las relaciones de forma eficaz.
Se desglosa en habilidades como la autoconciencia, la autorregulación, la automotivación, la empatía y las habilidades sociales, que permiten a las personas afrontar la vida con mayor adaptabilidad y éxito.
Desglosamos los componentes de la inteligencia emocional según Goleman:
- Autoconciencia:
La habilidad para conocer las propias emociones y reconocerlas en el momento en que ocurren.
- Autorregulación:
La capacidad de manejar las propias emociones de forma apropiada, controlando la impulsividad y suavizando expresiones de ira.
- Motivación:
La habilidad para dirigir las emociones y la motivación hacia el logro de objetivos, demorando la gratificación y superando obstáculos.
- Empatía:
La habilidad para reconocer y comprender las emociones de los demás, sintonizando con sus necesidades y deseos.
- Habilidades sociales:
La capacidad de manejar las emociones de los demás para interactuar de manera efectiva, incluyendo habilidades de influencia, comunicación, manejo de conflictos y liderazgo.
¿Por qué es importante?
- Adaptabilidad:
Permite a las personas adaptarse de manera más efectiva a diferentes situaciones y cambios en la vida personal y profesional.
- Éxito:
El control de las emociones y la habilidad para relacionarse bien con los demás son fundamentales para alcanzar el éxito.
- Bienestar:
Ayuda a superar actitudes negativas y hábitos limitantes, permitiendo un mayor desarrollo del potencial personal.
Y si ya hablamos de la nueva tendencia…
La Inteligencia Artificial Emocional (IAE) es la rama de la inteligencia artificial (IA) que permite a las máquinas reconocer, interpretar, simular y responder a las emociones humanas a través de análisis de voz, texto, expresiones faciales y datos biométricos.
Desafíos y Ética
- Privacidad y sesgos:
El uso de datos emocionales plantea preocupaciones sobre la privacidad y la equidad.
- Manipulación emocional:
Existe el riesgo de que la tecnología manipule los sentimientos de los usuarios.
- Responsabilidad:
Es crucial definir la responsabilidad de las decisiones tomadas basándose en emociones.
La IA emocional, también conocida como computación afectiva, representa una evolución hacia tecnologías más empáticas y socialmente inteligentes, marcando un hito en la interacción hombre-máquina.
La inteligencia artificial (IA) ha revolucionado numerosos campos, desde la medicina hasta los recursos humanos, presentándose como una herramienta potente para resolver tareas que antes suponían tiempo y esfuerzo.
Uno de los aspectos más polémicos es si las tecnologías de reconocimiento emocional y aprendizaje automático pueden sustituir la inteligencia emocional humana.
Aunque la IA ha avanzado significativamente en el reconocimiento de emociones a través de datos biométricos, expresiones faciales y sistemas de reconocimiento, es importante analizar las limitaciones y diferencias entre estas tecnologías y las capacidades humanas.
Reconocimiento de emociones a través de la IA
Os acordáis del detector de mentiras llamado polígrafo
Los sistemas de reconocimiento emocional basados en IA han progresado en la identificación de emociones humanas.
Utilizando tecnologías de reconocimiento facial, análisis de datos biométricos y aprendizaje automático, estas herramientas son capaces de detectar las emociones de las personas a partir de un conjunto de datos masivos.
Las limitaciones de la IA en la interpretación emocional
Aunque la IA puede detectar emociones, su capacidad para comprenderlas e interpretarlas con la misma profundidad que un ser humano es obviamente, limitada.
La inteligencia emocional no se basa únicamente en la habilidad de identificar emociones, sino también en la empatía, la experiencia previa y la interpretación contextual, es decir, en habilidades que forman parte de los eventos privados de la persona, no visibles a otros observadores.
Por ejemplo: un sistema de reconocimiento basado en aprendizaje automático puede detectar una expresión de tristeza en una persona, pero no comprenderá plenamente las razones detrás de esa emoción ni cómo responder adecuadamente.
Los algoritmos pueden ser entrenados con un conjunto de datos diverso, pero la capacidad de interpretar las emociones humanas en toda su complejidad sigue siendo algo exclusivamente humano.
La inteligencia emocional como capacidad humana única
La inteligencia emocional no solo implica identificar emociones en los demás, sino también regular nuestras propias emociones, comprender las interacciones sociales y construir relaciones significativas.
Estas habilidades son profundamente humanas y se desarrollan a través de experiencias personales, interacciones sociales y contexto cultural.
Un sistema de tecnología de reconocimiento emocional puede identificar patrones en las expresiones faciales, pero no podrá interpretar adecuadamente el impacto emocional de una situación compleja o brindar apoyo emocional adaptado a las necesidades de una persona.
El potencial de la IA radica en su uso como herramienta para potenciar nuestras habilidades, pero sigue siendo responsabilidad de las personas utilizar estas tecnologías de manera ética y consciente.
La inteligencia emocional se aprende
Tanto en su libro Inteligencia emocional como en Inteligencia social Daniel Goleman nos explica que parte de esta habilidad se halla en nuestra propia epigenética.
Es decir, se puede activar y desactivar, dependiendo del entorno emocional y social en el que crezcamos.
«En el mejor de los casos, el CI parece aportar tan sólo un 20 % de los factores determinantes del éxito»
-Daniel Goleman-
Sin embargo, y aquí reside la auténtica magia, la inteligencia emocional responde a esa plasticidad cerebral donde cualquier estímulo, práctica continuada y aprendizaje sistemático crea cambios, construye conexiones y nuevas áreas donde ser mucho más competentes en cada una de las 4 antes señaladas.
Daniel Goleman señala también la necesidad de educar a los niños a través de este enfoque.
Ya sea en el hogar o en la escuela, todos deberíamos ser capaces de crear un contexto válido y significativo en inteligencia emocional.
Por otro lado, en lo que al mundo adulto se refiere, sabemos que no faltan en nuestro día a día cursos de todo tipo, que cada día se dan seminarios, conferencias y que todos tenemos, además, múltiples libros y revistas a nuestro alcance para formarnos.
Lograrlo, es cuestión de voluntad, de constancia y de aplicar esa conciencia real donde hacer presentes y constantes esas claves que el profesor Goleman nos señala en sus trabajos:
Debemos detectar la emoción que hay detrás de cada uno de nuestros actos.
Es necesario que ampliemos nuestro lenguaje emocional: a veces no basta con decir «estoy triste», hay que ser más concretos.
«Estoy triste porque me siento decepcionado, algo enfadado y confuso a la vez».
Controla lo que piensas para controlar cómo te comportas.
Busca un porqué al comportamiento de los demás y acepta las perspectivas y los mundos emocionales ajenos.
Expresa tus emociones de forma asertiva y Mejora tus habilidades sociales.
8 ideas para potenciar tu inteligencia emocional
A continuación, te ofrecemos algunas ideas que puedes llevar a cabo en tu día a día para desarrollar en la práctica tu inteligencia emocional. ¡Atrévete y ponlas en marcha! Te sorprenderás de sus beneficios.
1. Ten predisposición a mejorar emocionalmente
No cambias mientras no pones de tu parte. Nadie nos puede ayudar a dejar de fumar, a adelgazar etc., si no tienes predisposición.
En la inteligencia emocional ocurre lo mismo. Y es que hay un refrán que reza «Más hace el que quiere que el que puede».
2. Aprende a encajar los pequeños reveses del día a día
Busca el lado positivo de todo lo que te ocurre. ¿Has perdido el amor, el trabajo, un amigo? No te preocupes en exceso, piensa que son momentos malos pero que todo pasa y que la vida vuelve a sorprenderte con nuevas oportunidades.
3. No te castigues con pensamientos negativos
Entrar en la espiral de los pensamientos negativos no nos sirve para nada. ¿Qué solucionas con los pensamientos negativos?
Intenta aprender a decirte «basta». Pon música, baila, haz ejercicio, habla con otros, distrae a tu mente.
4. Cuando te sientas mal, acude a quien sabes que te aporta paz y refugio
Seguro que tienes cerca a alguien que cuando te sientes mal tiene la habilidad de hacerte ver la vida de una forma positiva.
Búscala, recibe sus palabras y termina agradeciéndole su amistad.
5. Ten una mente abierta con los demás
En definitiva, sé empático. No censures tanto a los demás, trata de comprenderlos.
Pretender que los demás sean como tú quieres que sean es una guerra sin sentido. Saca el lado positivo de las personas. Todos tenemos defectos y virtudes.
No te olvides de ser tolerante y no juzgar a las personas, cada uno lleva su mochila y fija su óptica.
6. Escucha a tu cuerpo
Esto te ayudará a identificar tus sentimientos.
¿Se te ha hecho un nudo en el estómago cuando te han dado una mala noticia? ¿Sientes mareo ante esa situación nueva?
Descubre cómo tu cuerpo es el primero que identifica las emociones y te ayuda a comprenderlas, incluso a transformarlas.
Aprende a respirar y a serenarte.
7. No te tomes las cosas «tan a pecho»
Si te detienes a pensar un poco, verás que estás de paso por este mundo.
Entonces, ¿por qué no poner de tu parte e intentar tomar las cosas con más serenidad?
Que el jefe está hoy insoportable es cosa suya, no dejes que te influya; no aguantas al nuevo que se ha incorporado a tu grupo de amigos, no dejes que te haga perder la amistad con el resto.
8. Resuelve los conflictos con los demás de manera positiva
Dicen que hablando se entiende la gente. Cuando tengas un problema con alguien intenta resolverlo de la mejor manera posible, dialogando y exponiendo tus puntos de vista.
A veces la distancia más larga entre dos personas puede ser un mal entendido.
Si sientes que es una persona negativa y que con ella «no se puede», aléjate cantando bajito.
Los beneficios de potenciar la inteligencia emocional
Investigadores de diversos campos han estudiado la inteligencia emocional y han descubierto que el constructo está asociado con una variedad de factores intrapersonales e interpersonales, como la salud mental, la satisfacción en las relaciones y el desempeño laboral.
Una revisión sistemática sobre inteligencia emocional ha encontrado que es posible aumentar esta habilidad y que dicho entrenamiento tiene el potencial de conducir a otros resultados positivos. Tales como:
1. Aumenta el desempeño laboral
Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas son más propensas a la efectividad, ya que pueden regular aquellos hábitos que potencian su propia productividad.
En cambio, aquellos que no pueden dominar su vida emocional mantienen conflictos internos que sabotean su capacidad para trabajar con atención y precisión.
2. Mejora la calidad de vida
La inteligencia emocional afecta de manera positiva la calidad de vida de quienes la practican.
Esto es así debido a que mejora la salud mental y hace que las relaciones interpersonales sean más satisfactorias.
En la actualidad, se sabe que para gozar de una buena vida es imprescindible contar, entre otras cosas, con una mente sana y con vínculos afectivos estables.
Como a mí me gusta decir “En Paz y Armonía”
3. Optimiza el rendimiento académico
La inteligencia emocional puede optimizar la educación al mejorar la capacidad de los estudiantes para entender y controlar sus propias emociones, lo que puede tener un impacto positivo en su rendimiento académico.
Según la revisión sistemática varios programas escolares han señalado que esta inteligencia tiene efectos positivos en el rendimiento académico.
No obstante, estos resultados deben tomarse con cautela.
4. Enriquece la vida social
La inteligencia emocional también incluye la habilidad para relacionarnos con las emociones de los demás, así como también poder expresar nuestros sentimientos de forma asertiva.
Estos dos factores nos ayudan a establecer vínculos más sanos y duraderos.
Una adecuada inteligencia emocional ayuda a prevenir distintos trastornos psicológicos y mejora la salud general .
De hecho, se correlaciona con una menor angustia psicológica, ansiedad y depresión.
En esta línea, se asocia con la salud psicosomática, por lo que es un factor de protección para el desarrollo de los trastornos de este tipo.
Dichas patologías son aquellas dolencias físicas cuyo origen y desarrollo se ven influenciados por factores psicológicos.
Además, las investigaciones analizadas en una metaanálisis publicado en The Journal of Positive Psychology indican que se correlaciona de manera positiva con el bienestar; es decir, las personas con mayor inteligencia emocional tienden a tener un mayor bienestar subjetivo.
Conclusión
Más allá de esa cifra que nos ofrecen los clásicos test estandarizados sobre inteligencia, existe otra esfera, otra dimensión y otra inteligencia con la cual, podemos alcanzar el éxito.
Hablamos de ese éxito personal donde ser capaces de ajustar comportamientos y emociones, donde conectar mejor con los demás, donde vivir en equilibrio y armonía sintiéndonos competentes, libres, felices y realizados personalmente.
Lograrlo es una aventura que conquistar a diario.
