Blog

¿Cómo dejar de complicarnos la vida?

Publicado el

¿Cómo dejar de complicarnos la vida?

Hay quien suele decir que cuanto más sencilla sea nuestra forma de existencia, menos preocupaciones tendremos y menos errores cometeremos. La magia de lo simple

Ahora bien, cada cual es libre de complicarse la vida tanto como desee.

Todos tenemos derecho a asumir riesgos, proyectar sueños y a tener un círculo social tan amplio y variado como queramos.

Lo principal, la clave de todo no está en llevar una vida sencilla sino en ser sencillos de pensamiento y saber qué es lo importante.

Dejar fluir, aunque a veces he sido criticado por esta frase y la mayoría de las veces por personas que les gusta complicarse la vida… aunque no lo reconozcan.

Buscando fuera, lo que llevan dentro y apuntándose a cursos que, en vez de ayudarles, le complican más la vida, poniéndolo todo en entredicho y el que ellos mismos no se aclaran, aunque tengan mucho conocimiento.

El Síndrome del Impostor: cuando saber demasiado nos da inseguridad

Aunque la persona realmente sea un especialista en la materia, alguien que ha acumulado grandes logros, es venerado por su entorno y es capaz de desenvolverse en esos temas con gran profesionalidad, sigue experimentando una profunda inseguridad.

Las personas que padecen el “Síndrome del Impostor” son tremendamente perfeccionistas y auto-exigentes.

Se imponen unas metas demasiado altas, difíciles de alcanzar casi por cualquier persona, por muy competente que se sea.

Por este motivo, suelen buscar siempre la duda y poner en entredicho lo mucho que saben, porque siempre existen y existirán teorías contrapuestas.

Son sumamente competentes, lo único que ocurre es que no son perfectos, ni demasiado hábiles ajustando sus metas.

Estas altas expectativas y exigencias vienen dadas por una baja autoestima de base y un pobre autoconcepto.

Dos factores que son reforzados muchas veces por la envidia de compañeros o por ciertos comentarios despectivos que han sufrido durante su etapa escolar o profesional.

En resumidas                                                                                                       El síndrome del impostor, es el síndrome de la inseguridad, de no sentirse nunca a la altura de las circunstancias por su gran exigencia consigo mismo.

Su versión contraria la podemos encontrar en el síndrome

Dunning-Kruger, en el que personas realmente ignorantes, ignoran hasta su propia ignorancia.

El Efecto Dunnning-Kruger es un fenómeno conocido en psicología que establece que ciertos individuos con escasos conocimientos y habilidades limitadas

se consideran superiores a otras personas más inteligentes y más preparadas que ellos al experimentar una especie de complejo de superioridad.

La causa del Efecto Dunning-Kruger se encuentra en una inhabilidad cognitiva que presentan ciertas personas a la hora de reconocer su propia ineptitud.

 A su vez, los individuos más competentes suelen asumir equivocadamente que otras personas, manifiestamente menos competentes, son más capaces e incluso más inteligentes que ellos.

El refranero español es sabio:

«La ignorancia es la madre del atrevimiento».

Bertrand Russell, uno de los filósofos más influyentes del siglo XX, ya afirmó hace algunas décadas que

“Uno de los dramas de nuestro tiempo reside en que aquellos que sienten que tienen la razón son estúpidos y que la gente con imaginación y que comprende la realidad es la que más duda y más insegura se siente”.

Es curioso porque esta inseguridad teñida de un perfeccionismo extremo puede desembocar en lo que finalmente se teme: el fracaso.

Y sin embargo, personas más incompetentes, debido a que creen más en sí mismas y se muestran más confiadas, pueden acabar alcanzando logros.

Por lo tanto, para superar el síndrome del impostor el primer paso es creer en nosotros mismos.

La clave reside en conocerse bien, saber qué podemos dar y dónde se encuentran nuestras limitaciones.

A partir de ahí confiar en nosotros, sabiendo que muchas veces vamos a equivocarnos.

También es necesario que empieces a aceptar y a disfrutar de tus éxitos y logros, no que los minimices.

Si tú no te valoras por lo que haces, es difícil que los demás lo hagan.

Y volviendo al tema de fluir que me critican este tipo de personas…

Una de las personas que mejor describe el proceso de fluir es

Lao Tse.

Él lo equipara al agua que transcurre por un río, que a pesar de encontrarse con obstáculos los bordea y llega a su destino.

Dice que todas las cosas desagradables que nos ocurren en la vida las juzgamos como negativas, malas o como fracasos.

En realidad, no es así, porque a largo plazo esas experiencias son las que nos permiten crecer como personas, evolucionar y así convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos.

Dice que no existe nada en nuestro camino que no podamos aprovechar para nuestra propia expansión.

Muchas veces, ante cualquier situación de sufrimiento, lo primero que hacemos es juzgarla como algo malo, pero lo que no sabemos es que, quizás esa situación es justo lo que nos va a liberar o es justo lo que nos está llevando a la felicidad.

Cuando hablamos de fluir y de aprender a fluir estamos partiendo de un supuesto que lo impregna todo:

Existe una inteligencia superior, llámala como quieras, que rige el orden de las cosas, que  está en sincronía.

Esa inteligencia lo organiza para que todo exista, coexista, fluya, se mantenga, evolucione y se perpetúe.

Si te agregas a ella, funcionas. Si te empeñas en quedarte al margen, sufres.

¿Cuándo sabemos si estamos fluyendo?                            Cuando tenemos la sensación de que la situación es fácil, nos sentimos serenos, tranquilos, entusiasmados, alegres, confiados, aceptamos lo que sucede y nos responsabilizamos de cambiarlo cuando no es lo que queremos.

¿Cuándo sabemos que no estamos fluyendo?

Cuando tenemos sentimientos de frustración, enfado, envidia, celos, o tenemos la sensación de que todo es difícil, o que requiere mucho esfuerzo.                                                                                                  Si le tienes que poner mucho esfuerzo, es posible que estés yendo contracorriente.

Complicarse la vida innecesariamente

Hay personas que saben fluir, que afrontan los problemas apenas aparecen y encuentran soluciones rápidamente.

No es que la vida les sonría o que tengan más suerte que el resto de los mortales, tan solo son proactivos y no dejan para mañana lo que pueden hacer hoy.

Al contrario, otros se complican la vida innecesariamente, se quedan atascados analizando el problema o buscando soluciones.

Les cuesta mucho salir del agujero cuando caen porque tienen lo que podríamos llamar «sobrepeso mental».

Estas personas dan demasiadas vueltas a los problemas, analizan al milímetro las posibles soluciones y postergan indefinidamente la toma de decisión hasta que no se encuentran contra la espada y la pared.

Ello genera una sobrecarga emocional y cognitiva que puede llegar a ser extenuante.

Tipos de pensamiento que nos complican la vida

Planificas tareas pendientes que realmente no necesitas hacer

A menudo nos sobrecargamos con compromisos o tareas que no son realmente necesarios.

El problema es que cuando comenzamos nuestro diálogo interior con la palabra “necesito” se activa la alarma para dar prioridad a esa presunta necesidad.

Eso puede hacer que prioricemos cosas que no son necesarias y posterguemos aquellas que realmente son imprescindibles.

De esta manera nos mantenemos ocupados en tareas más o menos intrascendentes mientras las cosas importantes se quedan en un segundo plano y se acumulan.

Como resultado, no es extraño que terminemos agotados y estresados, con la sensación de que no hemos aprovechado el día.

Solución…

Si no quieres complicarte la vida por gusto, asegúrate de tener en tu lista de tareas solo aquellas que sean verdaderas prioridades.

Analiza todos tus “necesito”. Quizá podrías cambiarlos por palabras como “quiero”, “me gustaría” o “prefiero”.

A mí personalmente la que más me gusta y recomiendo es ”ELIJO”

Ese cambio semántico te ayudará a sacar a colación otras cosas que realmente son más importantes y a las que vale la pena dedicarle tu tiempo y energía.

Otro pensamiento es buscar la solución perfecta

Aunque aparentemente nos guste la solución perfecta.

Buscar la solución perfecta es uno de los errores más comunes que nos mantiene atrapados en el círculo vicioso que ha creado el problema a nuestro alrededor.

En nuestra mente, exploramos diversas alternativas, pero no nos decidimos por ninguna porque vemos fallos o posibles riesgos en todas.

El miedo a equivocarnos alimenta un flujo constante de ideas que termina confundiéndonos y paralizándonos.

Así, en vez de buscar soluciones para el problema, hallamos problemas para las soluciones.

A cada idea le encontramos un fallo.

Esa situación nos sobrecarga cognitivamente y termina dejándonos exhaustos.

Solución

Debes asumir que existen decenas de soluciones, muchas de las cuales son perfectamente válidas.

Reflexionar antes de tomar una decisión es inteligente, quedarse dando vueltas en las decisiones no lo es.

Es tan solo una manera de complicarse la vida.

Por tanto, interioriza que no hay soluciones perfectas, garantizadas y 100% libres de riesgo.

Otra complicación es

Has encontrado una buena solución, pero no la pones en práctica

Por inverosímil que parezca, a veces podemos quedarnos atascados en la “fase teórica”, sin pasar a la acción.

Les pasa a menudo a las personas que padecen depresión o a los procrastinadores.

Estas personas pueden saber cuál es el camino a seguir, han encontrado la solución para el problema, pero no la implementan.

Como resultado, se quedan atrapadas en el problema, el cual las desgasta cada vez más.

Este comportamiento puede deberse a múltiples causas, pero generalmente se explica por el miedo a salir de la zona de confort, una zona en la que quizá no nos sentimos bien, pero nos reporta la seguridad de lo conocido.

Solución..

 Asume que el primer paso no te llevará donde quieres llegar, pero al menos te sacará de donde estás.

Si te asusta tomar una decisión, simplemente ve dando pequeños pasos.

Siempre tienes la opción de volver atrás y emprender otro camino. Recuerda que a veces el camino no es recto sino lleno de curvas y retrocesos.

Aún así, es mejor moverse que mantenerse paralizado sufriendo una situación que te está dañando.

Otra complicación es cuando Te obsesionas con las consecuencias de las decisiones y con lo que pensarán los demás

El pensamiento es una herramienta muy potente que nos permite proyectarnos al futuro para evitar posibles daños.

Sin embargo, también es un arma de doble filo que genera preocupaciones incesantes que nos arrebatan la tranquilidad.

Uno de los principales errores que nos mantienen atascados y nos complican la vida consiste en pensar continuamente en las implicaciones de nuestras decisiones, casi siempre previendo las consecuencias más negativas que podamos imaginar.

De hecho, muchos temen a cómo reaccionarán los demás o qué pensarán de ellos.

El temor al juicio social les mantiene atrapados.

Solución…

Tomar decisiones es el arte de elegir caminos y lidiar con la incertidumbre.

Eso significa que, dado que solo podemos recorrer un camino, debemos olvidarnos del resto.

Todas las decisiones que tomes siempre tendrán consecuencias. Siempre tendrás que renunciar a algo y nunca podrás estar seguro completamente de las implicaciones de los pasos que das.

Aún así, si quieres seguir creciendo, debes moverte.

Y eso implica tomar decisiones. Asume que no puedes controlar las reacciones de los demás y que es probable que tu decisión no guste a todos.

Aún así, es tu decisión. Es tu vida, y tú decides.

Otra complicación y una de las más usuales es…                             Inventas obstáculos

Puede parecer un contrasentido, pero a menudo inventamos obstáculos en nuestro camino para evitar tomar una decisión que nos atemoriza.

De hecho, es la estrategia más común para complicarse la vida innecesariamente.

Por ejemplo, nos decimos que no podemos tomar la decisión sin consultar antes a una persona que no se encuentra disponible o con la cual mantenemos una mala relación.

O nos decimos que no podemos decidir hasta que no tengamos más información, a sabiendas de que nunca será suficiente porque es imposible minimizar a cero la incertidumbre.

En esos casos, en vez de dedicar nuestro tiempo y energía a buscar soluciones, nos dedicamos a poner obstáculos.

Como resultado, nos sentiremos atrapados en un laberinto sin salida que hemos construido nosotros mismos.

Solución…

No es necesario que crees más obstáculos de los que la vida te pone.

Si te sientes atascado a pesar de que ya has encontrado una solución, pregúntate a qué le tienes miedo.

Ahí se encuentra la respuesta a los obstáculos que estás creando para no dar el próximo paso.

Puedes aprovechar esa situación para crecer afrontando tus temores.

Porque….La vida no es una lucha

¿Cómo puedes aumentar el fluir en tu día a día?

Disfruta de ti mismo.                                                                               Tómate tu tiempo para disfrutar de estar contigo mismo.                           También aprende a disfrutar de esa actividad que tanto te apasiona, dedícale todo el tiempo que desees, intenta estar en el momento presente.

Elimina antiguos patrones mentales.                                                            Elimina la rigidez de tu ser y ábrete a la experiencia de la vida para ver cómo la inteligencia superior organiza todo en armonía.

Pon tu atención en aquello que quieres.                                                      Pide:……. Cuando te centras en algo, el universo te facilita la información y el camino.                                                                                   Lo que quieres actúa a modo de imán y hace que las cosas se posicionen ante ello.

Acepta…… Sólo aceptando desde el corazón de nuestras emociones podremos empezar a fluir con todo nuestro Ser, permitiendo sincronizarnos con el ciclo natural de los acontecimientos y ser uno con ellos.

Volviendo a Lao Tse, dice:

“El agua lo vence a todo porque se adapta a todo.”

«El final de un momento no es más que el principio de otro«, esa sería para mi una definición de aprender a fluir con la vida.

Cuando nos aferramos a una situación en concreto y no queremos que nunca termine.

cuando estamos evitando que las cosas que deseamos ocurran, entonces estamos dejando de fluir, 

a esto lo llamo; poner puertas al río, intentando controlar el fluir de nuestra existencia.

¿Te ha pasado alguna vez?… que has perseguido algo o alguna situación y no hay manera de que suceda, por mucho que lo busques, es como si estuvieras nadando a contracorriente.

Probablemente en esta situación NO estés fluyendo.

Y en otras ocasiones…

¿ Has tenido la sensación que todo es fácil?

Que estás sereno, tranquilo, confiando, aceptando lo que sucede y responsabilizándote de cambiarlo si no es lo que quieres.

En esta situación. SI estás fluyendo con tu vida.

Por tanto

Pon tu atención en lo que quieres. Alguna vez hemos hablado de la ley de la atracción

Te puedo decir que es una ley inefable, aquello que quieras y visualices, actúa como un imán, es el primer paso que debes dar para conseguir lo que te propongas.

Y a continuación la ley de la acción

Vive en el presente. Vive el momento presente por lo que es, un momento más, evitando juicios.

Te será mucho más fácil vivir en ese estado de flow como nos habla Mihály Csíkszentmihályi en su libro Fluir

No te resistas.                                                                                             Deja que las cosas sigan su curso, aceptándolas.                                        A todo aquello que te resistes, persiste.                                           Es lo que explicaba antes, lo de poner puertas al río, al no dejar que las cosas sigan su trayectoria, se estancan y permanecen ahí una y otra vez.

Elimina tus creencias limitantes.                                                 Elimina la rigidez de tu ser y ábrete a las experiencias que te ofrece la vida, sobre todas a aquellas que te hagan sentir bien, aquellas en las que sientas que una hora se ha pasado en un segundo.                             

Te aseguro que cuando vivas esa sensación sabrás lo que es vivir en estado de flow.

Medita. Meditar es la mejor herramienta para conectar contigo mismo, te ayuda a acallar tu mente, relajarte y aprender a percibir.

Es ideal para enseñarte a fluir con cada instante.

El agua es la cosa más suave, y aún así puede penetrar montañas y tierra.

Esto muestra claramente de que la suavidad supera a la dureza. Lao Tse.

Procura ser como el agua,

fluir, adaptarnos al entorno

y brindar un valioso servicio a los demás.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *