La autenticidad, el espejo que no engaña
Estamos acostumbrados a movernos en un mundo de falsas apariencias, de intentos frustrados de ser quien no se es y de persecuciones, de un ideal que en muchas ocasiones no nos corresponde.
Es en este punto donde deberíamos plantearnos qué es eso de la autenticidad, …¡o al menos intentar revertir la búsqueda de un ideal inalcanzable por la de nuestra verdadera esencia!
De adultos también jugamos a ser quienes no somos
Desde pequeños nos enseñan a interpretar roles, como si se tratara de una serie que reúne a la familia en la noche de un día cualquiera frente a la televisión.
Podemos ir a un colegio y observar esto fácilmente. Al igual que en los deportes de equipo -como el volley o en el baloncesto- se asignan posiciones, en la vida del niño, desde bien pequeñito, también.
En el colegio -como en la vida adulta- jugamos una serie de roles impuestos que son inquebrantables.
Muchas veces nos ayudan a sobrevivir en esta jungla en la que vivimos.
Sin embargo, en otras muchas, lejos de ayudarnos a sobrevivir nos hacen un daño que hasta que no somos personas adultas no seremos capaces de percibir y de identificar sus terribles consecuencias, ya que renunciamos a nuestra autenticidad.
¡Ir en contra de la autenticidad tiene un precio muy alto!
Dicho precio engloba:
Tener problemas somáticos.
Tener la sensación de vacío interior.
Sentirnos frustrados constantemente, hagamos lo que hagamos.
Vivir ajenos a nuestras necesidades más profundas.
-Erich Fromm-dijo:
“Si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás”
Una vez hemos tomado conciencia de ello, podemos comenzar a poner todos nuestros sentidos al servicio de la búsqueda de nuestra única y última esencia original y primigenia.
En la medida en que somos conscientes de necesidades más esenciales, podemos satisfacerlas de una manera honesta y sana.
Si yo sé que necesito afecto cuando estoy mal, pero soy “el duro” de la familia y “no me lo puedo permitir porque esta familia depende de mí y de mi fortaleza”, quizá debería empezar a plantearme QUÉ es lo que yo realmente necesito: si seguir un patrón impuesto o reconocer mis sentimientos y pedir ayuda.
Para ser honestos hay que ser valientes
-Patrick Rothfuss-dijo:
“Era lo bastante listo para conocerse a sí mismo, lo bastante valiente para ser él mismo y lo bastante insensato para cambiarse a sí mismo y, al mismo tiempo, seguir manteniéndose auténtico”
Poco a poco, en estos micro-actos de amor propio y auténtico hacia nosotros mismos, podemos devolvernos el poder tan inmenso que estamos perdiendo cuando intentamos adaptarnos desesperadamente a los moldes que otros nos imponen.
Piensa que perseguir un ideal, o una imagen que no es la propia, es un ejercicio tan costoso como inútil para nuestra felicidad.
Es como intentar subir por una cuesta de gran pendiente. Las piernas van a sufrir, van a necesitar recuperarse cada cierto tiempo. El cansancio mental va a ser brutal. Y la sensación de fatiga y falta de sentido será constante.
En cambio, ser auténticos es un camino igual o más duro, porque en ocasiones no traicionarte implica ir en contra de lo que la dirección hacia la que nos empuja la presión que nos rodea.
Sin embargo, las recompensas durante el trayecto serán auténticas y la motivación no va a tener que pelear con la disonancia entre lo que sientes y el destino que imaginas.
Podremos respirar aire puro y no ahogarnos con él. Somos libres de parar porque queremos y no por que el peso de estar traicionándonos nos obligue a detenernos.
Aprender a conocerse a uno mismo es, muchas veces, algo que postergamos.
Las rutinas nos envuelven en un sinfín de tareas y obligaciones, dejando poco espacio para pensar en quiénes somos o en cuál dirección queremos llevar nuestras vidas.
No es común reflexionar sobre esto mientras conducimos o hacemos una fila interminable.
Sin embargo, ese tiempo de conexión con nosotros es el primer paso hacia una vida más plena.
Para iniciar este camino, lo primero es comprometerte con la intención de descubrirte.
Con el tiempo, verás cómo cada pequeño esfuerzo te ayuda a reconocer tus verdaderos deseos, tus valores y las emociones que sueles ignorar.
Este proceso no es inmediato, pero cada paso cuenta y te acercará a una versión más auténtica de ti.
12 maneras de conocerse a uno mismo, la clave para descubrir tu verdadera identidad
1. Visualiza la persona que quieres ser
Imagina cómo te gustaría verte en unos años y describe ese futuro con la mayor precisión posible.
¿Quieres ser más saludable? Piensa en cómo sería tu día: tal vez inicias con ejercicio por la mañana, optas por comidas equilibradas dejando de lado la chatarra y te aseguras de dormir 8 horas cada noche.
Esta proyección permite definir tu «yo ideal» y te motiva a tomar decisiones que te acerquen a esa meta.
Para materializar tu visión, herramientas como un vision board .
Un «vision board» o tablero de visión es una herramienta visual que te ayuda a mantener el foco en tus metas y sueños.
Es como un collage que contiene imágenes, palabras y símbolos que representan lo que quieres lograr.
Sirve para visualizar tus objetivos y mantenerte motivado, especialmente si se coloca en un lugar visible son útiles fomentando el desarrollo de la identidad y la autoeficacia.
Además, pueden inspirarte y recordarte tu meta a diario.
Por otro lado, escribir una lista de hábitos que esa versión de ti practica con regularidad es de gran ayuda.
Asegúrate de establecer metas alcanzables para medir tu progreso de forma tangible y mantener la motivación sin caer en la frustración.
Este enfoque te da claridad sobre el futuro que deseas y refuerza tu autoconocimiento, al mostrarte cuáles aspectos de ti valoras y aspiras desarrollar.
2. Reflexiona sobre dónde empezaste y qué logras cada día
Dedica unos minutos, al final del día, para reflexionar sobre tus logros, incluso en tareas pequeñas.
Por ejemplo, si estás aprendiendo a meditar o tratando de organizar mejor tu tiempo, apunta cómo te sentiste, qué cambios notaste y cuáles desafíos enfrentaste.
Así identificas los hábitos o conductas que funcionan mejor para ti y los que necesitan ajustes.
Tomar nota para registrar estos avances contribuye a detectar patrones y aprender de tus propias experiencias.
En pocos días, comenzarás a ver cuáles actividades te motivan o te drenan, lo que es útil para alinear tus acciones con tus objetivos personales.
Al comienzo no siempre todo saldrá perfecto. Reconocer lo que no funciona también es una parte importante del proceso.
El autoconocimiento comienza con aceptar quién eres en este momento, siendo compasivo contigo sin juzgarte; mientras trabajas hacia la mejor versión de ti.
3. Hazte preguntas introspectivas y respóndelas con sinceridad
Una forma práctica de ahondar en tu autoconocimiento es plantearte preguntas que exploren tus intereses, miedos y aspiraciones.
De esta forma te detienes y piensas sobre aspectos de tu vida que, a menudo, pasan desapercibidos en la rutina.
Responderlas con honestidad favorece comprenderte mejor y te brinda herramientas para superar desafíos y conectar con lo que en realidad te hace feliz.
Busca una hoja de papel o una libreta y escribe estas interrogantes. No lo veas como un examen, sino como una oportunidad para comprender quién eres:
«¿Qué me gusta hacer?».
«¿Cuáles son mis sueños?».
«¿Qué legado quiero dejar?».
«¿Quién es mi modelo a seguir?».
«¿Cuál es mi mayor crítica hacia mí mismo/a?».
«¿Cuáles errores he cometido y qué aprendí de ellos?».
«¿Cómo me perciben los demás y cómo me gustaría que me percibieran?».
Dedica tiempo a esta tarea y utiliza lo que descubras para tomar decisiones más conscientes.
Este proceso también te ayudará a construir una relación más auténtica y enriquecedora contigo.
4. Concéntrate en lo que te da energía y medita sobre lo que te agota
Redacta una lista de actividades que realizas a diario, como leer, hablar con amigos o escuchar música, y observa cómo te hacen sentir. ¿Experimentas más ánimo o cansancio después de cada una?
Por ejemplo, si notas que las redes sociales te agotan, pero conversar cara a cara te revitaliza, razona por qué.
¿Es la desconexión emocional lo que te drena o quizás prefieres interacciones más auténticas?
A través de esta práctica es posible definir tus prioridades y descubrir las actividades que se conectan con tu esencia.
5. Avanza hacia donde te lleven tus pasiones e intereses
Explorar tus pasiones e intereses, como aprender a tocar un instrumento, preparar una receta que no conocías o probar nuevas actividades, resulta una puerta hacia el autoconocimiento.
¿Qué te dicen estas experiencias? ¿Por qué te atraen? ¿Cuáles necesidades o valores satisfacen?
Por ejemplo, si disfrutas cocinar, quizás valoras la creatividad o el acto de cuidar a otros. En cambio, si te apasiona la jardinería, podrías conectar con la calma o el cuidado de la naturaleza.
Este enfoque colabora en identificar lo que te motiva y disfrutas, y en descubrir talentos o habilidades que desconocías. Aparte, al profundizar en el porqué de tus intereses, obtienes una visión más clara de tus valores y necesidades.
6. Deja ir a tu crítico interno y cualquier duda sobre ti
Todos somos nuestros peores críticos, y muchas veces la mente amplifica los errores más pequeños.
Este hábito afecta nuestra autoestima y alimenta las dudas sobre lo que somos capaces de lograr.
Para contrarrestarlo, practica la autocompasión.
Cuando enfrentes situaciones, como equivocarte en una reunión o sentir nervios en una cita, en lugar de decirte «siempre arruino las cosas», prueba con un pensamiento más constructivo: «Los nervios son naturales, y cada vez lo haré mejor».
Asimismo, piensa lo que dudas de ti. ¿De dónde vienen estas ideas? ¿Son ciertas?
Cuestionar las creencias negativas es útil para reconocer que no tienen fundamento y que eres más capaz de lo que piensas.
A medida que reemplaces la autocrítica y enfrentes tus dudas con pensamientos más positivos, sentirás más seguridad y aprenderás a conocerte desde un lugar de aceptación y autenticidad.
Recuerda que el autoconocimiento no se basa en la perfección, sino en abrazar tus fortalezas y debilidades como parte de ti.
7. Explora tus valores
Haz una lista de valores fundamentales para ti, como la empatía o la perseverancia, y medita por qué son tan importantes en tu vida. ¿Cuáles experiencias los han moldeado? Si aprecias la honestidad, cuestiónate si viene de una necesidad de generar confianza o de evitar la decepción.
Luego, revisa cómo estos principios se reflejan en tus acciones y relaciones cotidianas.
¿Actúas con honestidad, incluso cuando es difícil? ¿Cómo reaccionas cuando tus valores entran en conflicto con una situación?
Con esta dinámica identificas si tus acciones están en sintonía con tus valores, y también profundizas en lo que define tu esencia. Precisar tus principios irrenunciables es clave para decidir de un modo más consciente, vivir de forma coherente contigo y reconocer lo que le da sentido y dirección a tu vida.
8. Practica el journaling
Más allá de organizar ideas, el journaling ayuda a reconocer tus emociones, motivaciones y creencias, facilitando ajustes positivos en tu vida para entender quién eres y qué necesitas para avanzar.
Cada día, dedica unos minutos a escribir sobre lo que hiciste, sentiste o pensaste.
Si enfrentaste una experiencia negativa, considera por qué te afectó y qué podrías hacer diferente. Igualmente, puedes optar por la escritura libre, dejando fluir tus pensamientos sin restricciones, o usar indicaciones específicas, como «¿qué me motiva más?», «¿qué parte de mi personalidad quisiera entender mejor?», «¿cuáles valores están guiando mis decisiones últimamente?».
Con el tiempo, revisa lo escrito para identificar patrones en tus emociones, necesidades y deseos recurrentes. Esta actividad libera tu mente del ruido interno y revela aspectos de ti que, por lo general, ignoras.
9. Descríbete en tercera persona
Conocerse a uno mismo comienza con la capacidad de describirse de manera honesta y detallada.
Al autodescribirte exploras tus características, valores, fortalezas y debilidades desde tu propia perspectiva, identificando cómo te ves y cómo deseas proyectarte ante los demás.
Describe cómo te comportas en diferentes situaciones, qué te apasiona, cuáles son tus mayores logros y cuáles áreas sientes que necesitas favorecer. Hazte estas preguntas:
«¿Qué me define como persona?».
«¿Qué admiro de mí?».
«¿Qué quisiera cambiar?».
Este ejercicio te brinda claridad sobre tu identidad y te ayuda a comprender cómo tus experiencias han moldeado quién eres.
Relee tu autodescripción con regularidad para conocer tu evolución personal y ajustar tus metas, así las alineas con tu verdadero yo.
10. Pregúntale a los demás cómo te describirían
Pedirles a personas cercanas que te describan puede ser revelador, ya que sus respuestas ofrecen un panorama externo que te ayuda a comprender aspectos de tu personalidad que tal vez no notabas. Esta retroalimentación te permite identificar fortalezas ocultas o áreas que podrías mejorar.
Acércate a amigos, familiares o colegas de confianza y pídeles que sean sinceros. Pregúntales: «¿Qué crees que me caracteriza?». «¿Cuáles son las cualidades que valoras en mí?». «¿Cómo crees que manejo los desafíos?». Escucha con apertura y sin juzgar, utilizando sus observaciones como una herramienta para profundizar en tu autoconocimiento.
11. Sé honesto contigo y observa tus inseguridades
Para conocerte a profundidad, es importante observar con sinceridad aquellas partes de tu personalidad que te generan incomodidad o que tiendes a evitar.
Conocerse no significa juzgarse, sino explorar cada aspecto de tu identidad, incluso aquellos que te hacen sentir inseguridades. Estas sensaciones son, con frecuencia, señales emocionales que revelan asuntos no resueltos o miedos.
Por ejemplo, si tiendes a evitar situaciones donde podrías conocer gente nueva, pregúntate qué es lo que en verdad te incomoda. ¿Sientes miedo al rechazo o a no saber qué decir?
Tal vez descubras que te preocupa no sentirte interesante o que te juzguen por alguna característica personal.
Este tipo de observación contribuye a reconocer de dónde surgen tus inseguridades.
Al entender estas emociones y explorar sus causas, puedes empezar a trabajar en ellas y mejorar la relación contigo.
12. Enumera tus fortalezas y debilidades
Reconocer y describir tus fortalezas y debilidades es un paso esencial para aprender a conocerse a uno mismo.
Mediante este ejercicio identificas las habilidades que te destacan y los aspectos en los que puedes mejorar, ayudándote con tu desarrollo personal y profesional.
¿De qué forma hacerlo? En una hoja de papel, divide dos columnas: una para tus fortalezas y otra para tus debilidades, todo enfocado en el área personal y profesional.
Lista cuáles elogios recibes con frecuencia y cuáles tareas disfrutas y haces con facilidad.
Esto te dará pistas sobre tus fortalezas. Luego, analiza las áreas donde sueles enfrentar más retos o sentir más inseguridad, ya sea en tu comunicación, manejo del tiempo o en situaciones de alta presión; esas son tus debilidades.
Usa tus fortalezas como herramientas para alcanzar tus metas y trabaja gradualmente en tus debilidades para convertirlas en oportunidades de crecimiento.
Al actualizar esta lista periódicamente mides tu progreso y reconoces cómo evolucionas, fortaleciendo tu autoconocimiento y tu confianza personal.
La importancia de emprender el viaje hacia tu interior
Alejandro Magno decía: «Conocerse a uno mismo es la tarea más difícil porque pone en juego directamente nuestra racionalidad, pero también nuestros miedos y pasiones».
Su mensaje nos recuerda que el autoconocimiento no es un proceso sencillo, pero sí esencial para entendernos y crecer como personas.
A través de las claves aquí exploradas, comenzarás a descubrir tus valores, reflexionar sobre tus acciones y conectar con tus emociones desde un lugar de honestidad y aceptación.
Recuerda que este es un camino continuo, donde cada paso que das te acerca a una versión más auténtica y plena de ti.
Por ello, ser auténticos, finalmente, es un camino de sinceridad con uno mismo. Es un acto de valentía.
Es el mayor acto de amor y respeto hacia uno mismo que podemos hacer.
Nuestras relaciones sociales mejorarán, ya que no vas a jugar más papeles y posiciones que no te corresponden, sino que empezarás a respetarte y a respetar por tanto la verdadera esencia de los demás.
¿Estás listo/a para emprender este viaje hacia tu interior?
¿Te atreverías a transitar sobre el camino de la autenticidad?
¡No tienes nada que perder y mucho que ganar!