Sentirse bien
La diferencia entre sentirse bien y ser feliz
Sentirse bien y ser feliz son dos conceptos muy próximos entre sí. Podría decirse que, en muchos casos, son dos peldaños de la misma realidad.
Sentirse bien y ser feliz son dos estados en los que prima el bienestar. La primera diferencia entre lo uno y lo otro tiene que ver con el aspecto temporal.
Sentirse bien es una condición que puede ser mucho más estable que la de ser feliz.
Lo usual es que la felicidad resulte más pasajera.
Así mismo, la diferencia entre sentirse bien y ser feliz tiene que ver con la intensidad.
En el primer caso, estamos hablando de una condición emocional más sosegada, mientras que en el segundo se hace referencia a un estado en el que hay más alegría y entusiasmo.
Podríamos decir que ser feliz es el escalón más alto de sentirse bien.
Sentirse bien y estar bien
Es importante precisar los conceptos de sentirse bien y ser feliz, antes de identificar sus diferencias y las implicaciones que tiene.
En primer lugar, es importante señalar que no es lo mismo estar bien que sentirse bien.
Estar bien hace referencia a una condición objetiva de bienestar.
Dentro de esa idea caben situaciones como tener buena salud, no sufrir apuros económicos y contar con un entorno familiar y social aceptable.
Podría decirse que se trata de una situación en la que no hay carencias o problemas de envergadura.
Sentirse bien, en cambio, tiene que ver con la percepción individual de la situación personal.
Una persona puede sentirse bien incluso en medio de carencias o dificultades; así mismo, puede sentirse mal aun cuando aparentemente no tenga problemas o vacíos relevantes.
Por otro lado, sentirse bien es una condición que puede no estar muy arraigada y resulta próxima al conformismo.
En estos casos ese sentimiento es frágil y depende de circunstancias externas.
En otras palabras, la sensación de bienestar nace de la ausencia de cambios o de la falta de expectativas.
Sin embargo, no está realmente enraizada.
El difícil concepto de felicidad
La felicidad es un concepto difícil de definir. Vendría a ser un estado en el que además de estar bien y sentirse bien, también hay un plus de vitalidad, alegría y de optimismo.
El concepto podría equipararse con el de plenitud, en tanto la felicidad genera un sentimiento de estar completo y no sentir vacíos.
Se trata de un estado maravilloso que, sin embargo, resulta pasajero.
La sensación de plenitud se disipa en mayor o menor medida después de un tiempo, porque el ser humano también está habitado por un vacío esencial.
De igual manera, los seres humanos estamos expuestos a los errores y a las vicisitudes.
Por eso, rara vez la felicidad en su sentido pleno es notoriamente duradera. En el mejor de los casos, se alterna con el estado de sentirse bien.
Sentirse bien y ser feliz
De lo anterior se deduce que sentirse bien y ser feliz son dos estados que están compuestos del mismo material, pero difieren en su intensidad y permanencia.
Lo cierto es que ese estado de bienestar es una condición necesaria para sentirse feliz.
No es posible sentirse mal y ser feliz. A lo sumo, se pueden experimentar episodios de alegría o euforia.
De otro lado, ese sentirse bien es una realidad que también tiene diferentes intensidades y naturalezas.
Como ya lo mencionábamos, a veces surge de condiciones externas favorables que aportan un cierto equilibrio a la vida.
En ese caso, estar bien y sentirse bien son dos realidades que se determinan mutuamente.
El sentirse bien que puede llevar a la felicidad es aquel que está presente, con independencia de las circunstancias externas.
Es un sentimiento que nace de la capacidad para aceptar la realidad, de la confianza en uno mismo y de la esperanza en el mañana.
Por lo tanto, no desaparece cuando llegan las tempestades.
Una persona que se siente bien de forma profunda tiene muchas más posibilidades de experimentar esos estados de felicidad que, de todos modos, son pasajeros.
En cambio, quien se siente bien solo porque está bien de momento, se encuentra más cerca de lo que conocemos como “zona de confort” que de la felicidad.
Sentirse bien
Una nueva terapia contra las depresiones
David D. Burns 1999
Sinopsis de Sentirse bien
Cuando creemos firmemente que nuestra vida carece de sentido; que nuestras relaciones con los demás siempre acaban en fracaso; que nada vale la pena, y que somos incapaces de salir del pozo en el que estamos inmersos… seguramente estamos atravesando un periodo de depresión.
Esta obra es uno de los máximos exponentes de la autoayuda de calidad y, a lo largo de los años, ha contribuido a que millones de personas recuperen su bienestar.
A partir de los principios de la terapia cognitiva, el Dr. David Burns ha desarrollado un método eficaz y clínicamente comprobado, con el cual el lector puede reconocer en sí mismo percepciones y actitudes negativas como el perfeccionismo exacerbado;
la dependencia de la opinión ajena; el exceso de pesimismo, la desgana que conduce al abandono…
y que –con sencillez y comprensión-
le enseña a cambiar la perspectiva desde la que analiza su realidad, ayudándole a superar su estado depresivo y a reencontrar las ganas de vivir y la confianza en sí mismo.
¿Cómo se realiza la terapia cognitiva?
La terapia cognitiva conductual comúnmente incluye estos pasos:
- Identificar situaciones problemáticas o trastornos de tu vida. …
- Prestar atención a tus pensamientos, emociones y opiniones en relación con estos problemas. …
- Identificar pensamientos negativos o inexactos. …
- Reformar pensamientos negativos o inexactos.
Estar bien con uno mismo es el pilar del equilibrio psicológico y el motor que enciende la capacidad de logro, la motivación y la habilidad para construir relaciones felices.
Analizamos las claves para lograrlo.
Sentirse bien con uno mismo es el mejor regalo que podemos hacernos. …No es fácil. Pero no imposible
Esta artesanía psicológica requiere atención y práctica.
El ser humano puede ser su peor enemigo, siendo especialmente cruel cuando por sistema prioriza el bienestar ajeno antes que el propio.
Dejar en segundo plano lo que sucede dentro y no atender nuestro jardín mental termina pasando factura.
Hay épocas mejores que otras.
Es imposible estar al 100 % cada día y en cada circunstancia; al fin y al cabo, no somos robots, estamos hechos de piel, huesos, neuronas y muchas inseguridades.
Esto hace que el bienestar personal no sea una curva de pendiente constante.
Sin embargo, más allá de esas fluctuaciones anímicas es necesario despertar las fortalezas internas.
Dimensiones como la autoestima, el autocontrol o la correcta regulación emocional son nutrientes que nos permiten optimizar esa armonía interna.
Y tengámoslo claro… Nada es tan catártico, saludable y motivador como sentir armonía y bienestar con lo que somos y sentimos.
Lo analizamos.
“Recuerde, se ha estado criticando a sí mismo durante años y no ha funcionado. Intente aprobarse a sí mismo y vea qué sucede”.
-Louise L. Hay-
Da miedo cómo un pensamiento puede tener el poder de cambiar la vida de alguien para bien o para mal.
Estrategias para sentirse bien con uno mismo
Sentirse bien con uno mismo no es una habilidad que nos venga de fábrica.
En ocasiones, hasta cuesta ponerla en práctica porque nuestro entorno familiar no favoreció esa competencia.
Porque estar bien con el propio ser integra un buen número de procesos que deben ponerse en práctica ya desde la infancia, guiados por el afecto de nuestros progenitores.
Quien crece sin sentirse validado y amado tendrá serias dificultades para quererse a sí mismo. No obstante, como señalaba el neurólogo, psiquiatra y padre de la resiliencia Boris Cyrulnik,
al final estamos obligados a metamorfosear el dolor del ayer para reconstruirnos de manera más íntegra, fuerte y reluciente.
Esto pasa obligatoriamente por aprender a sentirse bien con uno mismo.
7 pasos para sentirse bien con uno mismo
1. Aceptarse como persona (pero trabajar en aquello que se debe mejorar)
La aceptación de lo que somos y cómo somos media en la calidad de vida e integra otro aspecto que no podemos perder de vista.
Al aceptarnos como persona tomamos conciencia también de nuestras limitaciones, aristas y puntos débiles, esos en los que deberíamos trabajar.
Ahora bien, la aceptación no significa rendirnos ante esos aspectos que no nos agradan de nosotros y que limitan nuestro bienestar.
Si nos aceptamos tal y como somos, también nos responsabilizamos de las áreas que debemos cambiar para ser nuestra mejor versión.
Esto nos obliga, por ejemplo, a mejorar la seguridad en nosotros mismos, las habilidades sociales, el amor propio, etc.
2. Tener autocontrol para ser más feliz
Autocontrol para dominar las emociones, para guiar la conducta hacia objetivos, para reducir la impulsividad y disponer de una mayor conciencia de uno mismo…
Este es otro pilar indispensable en el que podemos trabajar.
Estudios, como los realizados en la Universidad de Utrecht, recuerdan que las personas con mayor autocontrol demuestran una mejor satisfacción personal y vital.
En el momento en que tomas las riendas de tus emociones, pensamientos y conductas, te mueves mejor por la vida, te relacionas de manera satisfactoria y orientas de manera óptima tus conductas para lograr lo que deseas. Todo ello influye en tu autoestima.
3. Practicar el autocuidado como una prioridad
Para sentirse bien con uno mismo hay que darse lo que se necesita. Autocuidado no es ofrecernos un baño relajante, una buena comida o una tarde de descanso. Es mucho más.
Autocuidarse requiere de ciertas dosis de valentía porque a veces hay que hacer grandes cambios.
Si deseamos estar bien con nosotros mismos tal vez debamos dejar a un lado ciertas prácticas, escenarios e incluso personas.
Darnos lo que necesitamos es recordar que merecemos estar bien, tratarnos con compasión y tomar decisiones que nos beneficien porque al fin y al cabo somos nuestra prioridad.
3. Vencer los miedos
Sentirse bien es vivir sin miedo, limar inseguridades y sortear la zona de confort para descubrir qué más puede darnos la vida.
Hay que atreverse a hacer frente a los temores para sentirnos libres y plenos. Y como me gusta decir “Cuando tus miedos desaparecen apareces tu.”
4. Cultivar la autoconfianza
La autoconfianza es la capacidad de sentirnos válidos y capaces para lograr aquello que nos proponemos.
Es confiar en los propios recursos, saber que si en el pasado ya conseguimos ciertas cosas, podemos conseguir muchas más.
Solo cuando nos vemos como personas competentes en el viaje de la existencia y en sus adversidades avanzamos en madurez y capacidad.
5. Ser nuestro mejor aliado
Para sentirme bien con uno mismo hay que aprender a ser nuestro mejor aliado, no un enemigo.
Eso requiere trabajar diariamente en el amor propio, el autorrespeto y la autocompasión.
Así, trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad de Alejandría, recuerdan algo importante.
El bienestar psicológico depende de una dimensión que vertebra cada área de lo que somos: la autoestima.
Es algo más que “querernos a nosotros mismos” es, por ejemplo, hacer uso de un diálogo interno saludable, dejar de juzgarnos, no obsesionarnos por lograr la aceptación de todos los que nos rodean, y ser nosotros mismos y nuestro mejor amigo.
6. Estar bien con uno mismo es alimentar la ilusión cotidiana
Hacer una buena gestión de metas a corto y largo plazo contribuye al bienestar personal.
Supone alimentar la esperanza para poder motivarnos, dar brío a nuestra cotidianidad y aliento al futuro que está por venir.
Esos objetivos deben estar integrados por dimensiones que nos gusten y que estén sintonizados con lo que somos y nos define.
7. Cuidar lo que queremos, saber decir no a lo que no conviene
Hay una última dimensión que debemos atender, incluso priorizar.
Para sentirse bien con uno mismo es recomendable aprender a decir no a lo que no nos conviene o nos quita la paz, mientras cuidamos de lo que amamos.
Estas dimensiones son actos de sabiduría y bienestar psicológico que ganamos al promover, con responsabilidad, con compromiso.
Para concluir, en este viaje por el cuidado de uno mismo, no podemos dejarnos de lado en ningún instante.
Somos nuestra prioridad, somos nuestro mejor aliado en los buenos y en los malos momentos.
Empieza ahora y descubre cómo podrás Sentirte Bien
Entonces…..es tiempo de tomar un respiro y hacer un espacio en la inercia de tu vida cotidiana para ver que te está pasando.
Mientras evolucionamos en el camino de la vida nos encontramos con muchas situaciones que implican tomar decisiones.
A veces no resulta tan fácil tomar las decisiones adecuadas.
Sentirse Bien es equilibrar todas las áreas que conforman tu vida cotidiana (emocional, personal, social, laboral).
El autoconocimiento es la clave para alcanzar tus metas,
¿estás listo para identificar qué situaciones cambiarías hoy para mejorar tu mañana?
Atendámonos como merecemos y necesitamos.
Para sentirse bien VIVE EL PRESENTE en Paz y Armonia.
EL ÁRBOL CONFUNDIDO
Había una vez,
algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser
cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y
bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.
Todo era alegría
en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste.
El pobre tenía un problema: «No sabía quién era.»
Lo que le
faltaba era concentración, le decía el manzano, si realmente lo intentas,
podrás tener sabrosas manzanas. «¿Ves que fácil es?»
No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y «¿Ves que
bellas son?»
Y el árbol
desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los
demás, se sentía cada vez más frustrado.
Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:
– No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución:
«No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas… Sé tu mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior.» Y dicho esto, el búho desapareció.
¿Mi voz interior…? ¿Ser yo mismo…? ¿Conocerme…? Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto, comprendió…
Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:
«Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal.
Eres un roble,
y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los
viajeros, belleza al paisaje…
Tienes una misión «Cúmplela».
Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.
Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.
Y sólo
entonces el jardín fue completamente feliz.
Sólo nosotros podemos saber quiénes somos…