Bloqueos mentales
Ideas atascadas. Pensamientos enroscados. Dudas constantes que te impiden decidir.
¿Te sientes así ahora mismo?
Todos experimentamos esto de vez en cuando. Lo más efectivo para superar un bloqueo mental es darle un respiro a la mente y realizar algunos cambios, tanto en ti como en tu entorno.
¿Qué es un bloqueo mental?
Antes de mencionar las estrategias que ayudan a resolver los bloqueos mentales, es importante entender qué significa, pues estamos ante una experiencia común en cualquier persona.
Se trata de un estado cognitivo en el que te cuesta demasiado esfuerzo pensar con claridad, tomar decisiones o resolver problemas.
Tu mente dice «basta».
Cómo se manifiesta
Puede surgir durante, el trabajo e incluso en situaciones cotidianas o familiares incluso en los estudios ahora que empieza el curso.
Aunque cada persona lo experimenta de forma distinta, existen síntomas físicos y psicológicos comunes.
En cuanto a los primeros, se manifiestan dolores de cabeza, tensión muscular, cansancio, problemas digestivos y alteraciones en el sueño.
Desde el punto de vista psicológico, los síntomas más frecuentes incluyen desmotivación, falta de energía, inhibición creativa y autocrítica excesiva, llegando a exigirse demasiado de si mismo y en algunos casos a sentirse culpables por encontrarse así.
Llegando incluso al síndrome de desconexión emocional.
El síndrome de desconexión emocional está relacionado con la dificultad para identificar y experimentar las diversas emociones.
Es muchos casos puede ser debido a una sobrecarga de estrés en el trabajo, en la familia o en nuestra vida social.
Qué puede provocar un colapso mental?
El colapso mental, también conocido como “mental breakdown”,
Algunas personas utilizan el término “colapso nervioso” para describir una situación estresante en la que las exigencias de la vida resultan física y emocionalmente abrumadoras. no es un trastorno ni un tipo de diagnóstico clínico.
Este episodio puede tener un origen meramente emocional, pero lo más normal es que ocurra cuando tanto la mente como el cuerpo están completamente exhaustos.
Aunque es cierto que no existen momentos concretos que puedan ser desencadenantes del colapso mental, las situaciones de alta complejidad cognitiva y de gran sobreestimulación y velocidad nos demandan mayores cantidades de energía y esto acaba pasando factura.
“Por ejemplo, la sensación de sobrecarga puede aparecer cuando se ha estado expuesto a experiencias adversas, situaciones traumáticas, estresantes o difíciles de procesar, una gran cantidad de información muy rápida, un cansancio extremo o, en general, a episodios que acarreen una alta carga emocional o estresante”,
El colapso mental es una reacción normal de defensa, “Y es muy útil porque si no tuviéramos esa reacción de estrés agudo, de bloquearnos u obligarnos a parar, no lo haríamos, y eso podría desencadenar enfermedades o poner en peligro incluso nuestra vida.
De ahí, que el colapso mental sea una advertencia que hay que tomarlo en serio”. Nos avisa de que algo no está bien.
Por otro lado, en síntomas fisiológicos podemos encontrarnos con taquicardia o presión en el pecho, fatiga extrema, problemas digestivos, dolor muscular (sobre todo en las extremidades), falta de aire, mareos, dolores de cabeza, problemas para dormir (pesadillas o insomnio), agotamiento y sensación de lentitud en los movimientos.
Incluso llegar a perder el conocimiento, el cuerpo es sabio y a veces se desconecta, como cuando saltan los fusibles.
Si no se hace caso a las primeras señales de alerta, si no paramos el ritmo de vida que ha llevado al colapso y empezamos a cuidarnos, pueden aparecer enfermedades ya que el sistema inmune se vuelve más vulnerable pudiendo aparecer episodios cardiovasculares como trombos o ictus porque el organismo realmente está ocupado en otras cosas y no está funcionando bien.
Es así como se llega al síndrome de desconexión emocional.
Antes que el colapso mental te paralice
Nadie está a salvo de sufrir un colapso mental y puede suceder a cualquier edad, aunque cuando se es más joven se aguanta más y hay más fuerza física pero no más fuerza mental.
La cuestión está en no esperar a que ocurran esos momentos de bloqueo y la prevención es la mejor manera de lograrlo.
Es necesario aprender a cuidarnos y a auto conocernos para saber hasta dónde podemos llegar y poner límites.
No existe una terapia o tratamiento específico para el colapso mental.
Pero cuando nos encontramos ante la situación en la que el cuerpo dice basta, recuperar la energía puede ser posible con descanso prolongado y reduciendo el ritmo de nuestra rutina diaria,
Sin embargo, cuando se ha estado sometido a periodos de estrés elevados, nuestro cuerpo puede necesitar otros recursos para poder recuperarse del todo.
Algunas estrategias que nos ayudaran:
Es importante aprender a limpiar el cerebro, bajar su frecuencia y calmar la intensidad para que los estímulos no lleguen a la mente sin filtros
La más rápida y a la vez muy eficaz, son hacer tres respiraciones conscientes y pausadas, solo concentrándonos en la respiración así oxigenamos mejor el cerebro.
Utiliza la respiración como aliada
Una buena respiración es la mejor herramienta para limpiar el ruido de la mente.
Se trata de respirar largo y profundo, introduciendo una pausa entre ambas de forma que la exhalación sea muy prolongada.
Cualquier pensamiento que aparezca, lo disuelves mediante la respiración.
Una buena manera de desconectar, es precisamente conectar con la naturaleza es salir a disfrutar de un paseo.
Un paseo por el bosque o por la orilla del mar, sin más intención que vagar es una buena práctica para limpiarnos de las cargas que llevamos
Escuchar el silencio de la naturaleza y poder salir del ruido cotidiano contribuye a oxigenar nuestro cuerpo y nuestra mente A mi personalmente también me gusta abrazarme a un árbol y sentir su energía.
El mindfulness nos enseña a poner el foco en el presente, la atención plena en lo que acontece, de igual modo que el yoga desde la meditación nos enseña a calmar las olas de la mente.
El sabio Swami Vivekananda decía que la mente es como un lago, en el que los pensamientos son como piedras lanzadas sobre sus aguas, no dejándonos ver el fondo.
Si llegamos a detener los procesos del pensamiento y aprendemos a limpiar nuestro cerebro, podremos ver la realidad de forma más clara y cristalina.
Casi todas las personas pasan por algún momento en que necesitan reducir lo que sienten, porque la intensidad de ello es inabordable o porque hay agotamiento emocional o agotamiento físico.
Esto es completamente normal.
Solo se habla de síndrome de desconexión emocional cuando esos estados se vuelven más o menos permanentes durante un largo periodo de tiempo.
Características del síndrome de desconexión emocional
La principal característica del síndrome de desconexión emocional es el aislamiento. Ojo, porque en este caso no se trata necesariamente de aislamiento social.
De hecho, muchas personas que encajan con este cuadro son muy activas socialmente y esa es precisamente su estrategia para aislarse: estar con muchas personas sin estrechar los lazos con ninguna.
El aislamiento en este caso tiene que ver con una modalidad de ruptura emocional con el entorno.
No se siente afecto por nadie en particular o se rechaza ese afecto si surge.
Esto ocurre también con las propias emociones: no se les da valor, se minimizan o se hace lo que sea necesario para asfixiarlas.
La consigna, no siempre consciente, es la de no sentir.
Algunos rasgos que identifican al síndrome de desconexión emocional son los siguientes:
Evitar hablar de las emociones. En particular, de las emociones que suponen algún grado de vulnerabilidad.
Incapacidad para experimentar intensidad emocional. En este caso, también se rechazan las emociones intensas, tanto en la persona misma, como en los demás.
Dificultad para sentir empatía. La persona no cree que las emociones de los demás sean valiosas, ni piensa que haya algo que comprender en ellas.
Extrema racionalidad. Se exalta continuamente el valor de la razón y se busca llevar todo al terreno del pensamiento.
Dificultad para establecer relaciones profundas. Las relaciones con los demás se caracterizan por su intrascendencia.
Autopercepción confusa. En estos casos resulta muy difícil identificar las emociones propias y se experimenta el mundo interno como si estuviese adormecido o aturdido.
Un mecanismo de defensa
En la mayoría de los casos, el síndrome de desconexión emocional obedece a experiencias negativas o traumáticas que se evaden.
La persona opta por emplear estrategias de negación, represión o bloqueo ante lo que nace en el mundo emocional.
Lo que teme es pasar de nuevo por una experiencia de sufrimiento y ha decidido cortar esa posibilidad de raíz, impidiéndose sentir.
No es raro que este síndrome también aparezca en quienes han sido objeto de un trato desconsiderado de forma sistemática.
Quizás no tengan una experiencia grave en particular, pero el maltrato o la indiferencia diarios les han llevado a sus propias emociones. En realidad, no es que no quieran sentir, sino que no quieren sufrir.
La gran contradicción en todo esto es que negarse a sentir da origen a una enorme fuente de sufrimiento.
Quien toma esa decisión (casi siempre sin darse cuenta) se priva de la intimidad. Esta es uno de los principales activadores de la felicidad.
Lo usual es que quienes se niegan a sentir, experimenten un vacío profundo y un sentimiento de soledad encubierto.
¿Cómo salir de un bloqueo mental?
Hacerse preguntas que te inviten a pensar fuera de la caja y cambiar de entorno físico son dos de las muchas estrategias que detallo en este programa para reiniciar el flujo de pensamiento.
Formas de superar un bloqueo mental
Ya sea que te sientas con la mente en blanco o luches contra un exceso de pensamientos desordenados y confusos, estos métodos te serán útiles para recuperar la claridad mental y así realizar la tarea que necesitas.
1. Cambia de ambiente
Una buena estrategia es cambiar de espacio.
Si estás en la habitación, intenta trasladarte al salón o al patio.
A veces, moverte de escenario es suficiente para refrescar tu mente y ayudarte a ver las cosas desde un nuevo ángulo.
2. Haz otra actividad
¿Moverte de lugar no funcionó?
Entonces prueba con pausar la actividad y hacer algo diferente. Aunque parezca absurdo, tal vez necesites ir un rato al parque para concentrarte y lograr escribir tus ideas,
3. Conversa con alguien
Cuando sientas que el diálogo contigo mismo/a está en cortocircuito, involucra a otra persona.
Compartir tus ideas con alguien de confianza contribuiría a organizar tus pensamientos y obtener nuevas perspectivas.
4. Mueve y estira tu cuerpo
¿Quién dijo que los obstáculos de la mente se resuelven en la cabeza?
A veces, el botón de reinicio está en tu cuerpo. El ejercicio físico aumenta tu flujo sanguíneo, lo cual mejoraría la lucidez mental.
Tú eliges si prefieres andar en bicicleta, hacer entrenamiento de fuerza, yoga o estiramiento.
5. Conecta con la naturaleza
Desconectar del mundo tecnológico y sumergirte en la naturaleza daría el empujón necesario para reactivar tu mente.
No hace falta visitar una playa paradisíaca o un bosque imponente; caminar por una calle arbolada con tan solo unos minutos o lo que te apetezca es suficiente.
6. Busca inspiración externa
Exponerte a nuevos mundos, ya sea a través de un libro, una película o una canción, estimularía tu creatividad y así colaboraría a superar el bloqueo mental.
Si llevas un rato largo sintiéndote en un callejón sin salida, es importante no esperar que la claridad regrese por sí sola, sino que la vayas a buscar.” Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va hacia la montaña”
7. Tómate el día o la tarde libre
Si la fatiga mental obstaculiza tu productividad, quizás la solución esté en darte un descanso. Desconectar no solo restaura tu energía física, sino que también es crucial para que las ideas se acomoden y el pensamiento fluya de manera más natural y continua.
8. Hazte preguntas que no sueles plantearte
Para desbloquear tu mente, intenta formular preguntas que desafíen tus suposiciones.
Por ejemplo, si te atascaste en la resolución de un problema técnico en el trabajo, podrías preguntarte: «¿Qué haría mi abuelo en esta situación?», «¿y un niño de cinco años?». Estas preguntas estimulan el pensamiento lateral al obligarte a pensar fuera de la caja.
9. Repetimos …Ejercita la respiración profunda
La respiración profunda y consciente reduce el estrés, lo cual es clave para superar un bloqueo cognitivo. Te explico cómo realizar la práctica paso a paso:
Siéntate con la espalda recta o recuéstate en una posición cómoda.
Coloca una mano sobre tu abdomen, justo debajo de las costillas, y la otra mano sobre tu pecho.
Inhala profunda y lentamente por la nariz durante 4 segundos, asegurándote de que tu mano del abdomen se eleve.
Retén el aire durante 4 segundos.
Exhala lento por la boca, durante unos 6 segundos.
Repite el ciclo varias veces.
10. Haz una lluvia de ideas o mapa mental
Redactar o dibujar tus ideas, palabras clave o conceptos relacionados con tu problema o tarea en cuestión facilita organizar tus pensamientos de manera estructurada y visual.
Esta técnica es particularmente útil para aquellas personas que prefieren procesar la información de forma gráfica.
Tony Buzan fue el psicólogo que desarrolló y popularizó la estrategia de los mapas mentales allá por los años 60.
Sin embargo, que él registrara y acercara al gran público esta herramienta no significa que antes no existiera.
Porque, de algún modo, ese recurso en el que escribir notas cortas y unirlas con flechas o diagramas es algo que siempre ha acompañado al ser humano.
El propio Buzan explicó que esa técnica, con la que crear una especie de árbol colorido de ideas y conceptos, era algo que ya usaba Leonardo Da Vinci.
También Albert Einstein era conocido por llevar notas escuetas en sus bolsillos sobre ideas que conectaba con otras.
Estos recursos pueden convertirse en excelentes mecanismos para potenciar la memoria, la creatividad o la productividad.
Al fin y al cabo, no deja de ser un esfuerzo por parte de nuestro cerebro por alejarse del pensamiento lineal y automático y, poder así, despertar la autoconciencia.
11. Escribe tus pensamientos, sin importar cuán confusos sean
En ocasiones, el simple acto de plasmar en un papel tus pensamientos caóticos es bueno para desenredarlos. No te preocupes por la coherencia o estructura gramatical, deja que las palabras fluyan.
Si tu mente en blanco no te permite escribir una sola palabra, comienza haciendo garabatos en la hoja.
12. Naturaliza el bloqueo de pensamiento, y no te culpes por ello
Es normal tener dificultades para desarrollar ideas de vez en cuando.
Recuerda que esto no determina tu valía o capacidad. Incluso los más brillantes pensadores, creadores y artistas han tenido que lidiar con bloqueos en sus trayectos profesionales.
Entonces, acepta este momento como parte natural del proceso.
¿Por qué tu mente se bloquea?
Es muy frustrante encontrarse en la situación donde parece imposible generar ideas claras o avanzar en una tarea específica. Tal vez te preguntas qué lo causa.
Bueno, en realidad existen diversas razones por las cuales tu mente podría quedarse estancada en ciertos momentos.
Fatiga mental: puede que tu mente esté sobrecargada de información o lleves demasiado tiempo de concentración en una tarea.
Falta de inspiración: es posible que tu creatividad esté en un impasse, algo totalmente común que no tiene por qué preocuparte.
Estrés y presión: estresarte compromete tu capacidad para pensar con claridad y, en casos más serios, podrías experimentar burnout.
Ansiedad: el bloqueo mental por ansiedad tiende a surgir por un exceso de tensión, preocupación y dificultades en la regulación emocional.
Perfeccionismo o autoexigencia excesiva: el miedo a fracasar, cometer errores o a no alcanzar tus propias expectativas puede inhibirte por completo.
Rutina y monotonía: tal vez la falta de motivación o el aburrimiento esté limitando tu flexibilidad mental y provocar un bloqueo en la creatividad y resolución de problemas.
Como ves, las posibles causas del bloqueo mental son variadas. ¿Alguna de ellas te resulta familiar?
Reconocer las razones detrás de él favorece la identificación de las áreas en las que necesitas trabajar para superarlo.
Es importante que tengas en cuenta la duración de este estado.
En algunos casos, se trata de solo unos minutos u horas, mientras que en otros persiste durante días, semanas o más tiempo.
Si no puedes salir de él, busca ayuda profesional
Hemos dicho que es normal que los pensamientos se enreden y nos sintamos perdidos en nuestra mente de tanto en tanto.
Ahora bien, si lidias con esto hace mucho tiempo, no logras resolverlo pese a los intentos o te ocurre con mucha frecuencia, podría serte útil consultar con un psicólogo.
Esto te permitirá entender las causas subyacentes y desarrollar estrategias más robustas y adaptadas a tus necesidades particulares.
«Me concedo a mí mismo el permiso de estar y de ser quien soy, en lugar de creer que debo esperar que otro determine dónde yo debería estar o cómo debería ser.
Me concedo a mí mismo el permiso de sentir lo que siento, en vez de sentir lo que otros sentirían en mi lugar.
Me concedo a mí mismo el permiso de pensar lo que pienso y también el derecho de decirlo, si quiero, o de callármelo, si es que así me conviene.
Me concedo a mí mismo el permiso de correr los riesgos que yo decida correr, con la única condición de aceptar pagar yo mismo los precios de esos riesgos.
Me concedo a mí mismo el permiso de buscar lo que yo creo que necesito del mundo, en lugar de esperar que alguien más me dé el permiso para obtenerlo.
Estos cinco permisos esenciales condicionan nuestro ser persona. Y ser persona es el único camino para volverse autodependiente. Porque estos permisos me permiten finalmente ser auténticamente quien soy.
Es probable que a muchos no les guste que sea el que soy; es probable que cuando otros descubran que soy el que soy —y que además me doy la libertad de serlo— se enojen conmigo.
Todos podemos llegar a ser personas, pero si no empezamos por este permiso, no hay posibilidades; nos quedaremos siendo individuos parecidos a muchos otros individuos que se sienten a sí mismos diferentes, pero que obedecen y pertenecen al club de aquellos que no se dan el derecho de ser quienes son; que intentan parecerse a los demás»
Jorge Bucay