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Las relaciones humanas

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Las relaciones humanas

Las relaciones humanas son, sin duda, una de las mayores fuentes de felicidad y, al mismo tiempo, de frustración.

Todos hemos enfrentado conflictos con familiares, amigos o parejas que parecen imposibles de resolver.

Las relaciones son el espejo en el que nos vemos a nosotros mismos

El mundo de las relaciones humanas irremediablemente nos interesa y nos afecta, no podemos permanecer indiferentes a este hecho.

Vamos aprendiendo a descubrir quiénes somos a través de los ojos de los demás, y cada persona que conocemos durante el transcurso de nuestras vidas nos puede aportar algo diferente.

¿Permaneces abierto a la posibilidad de que cualquier persona puede aportarte algo importante en tu vida?

Dependiendo de nuestra apertura, esto será más o menos cierto, lo importante es reconocer que cada persona tiene este potencial en nuestras vidas, al igual que nosotros en la vida de los demás.

Estar atentos a esta posibilidad y aprovecharla ya depende de cada cual.

 Y lo decía Carl Gustav Jung

 “El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman.”

Las relaciones como oportunidad de aprendizaje

Cada relación que vivimos es potencialmente importante.

Cualquier encuentro que tengamos puede hacernos descubrir muchas cosas acerca de nosotros mismos.

Ya sea en nuestras relaciones de pareja, con familiares, con nuestras amistades, relaciones esporádicas y relaciones de trabajo.

Cualquier tipo de relación puede tener un impacto en nosotros.

Toda relación se convierte en una oportunidad para comprobar cómo reaccionamos ante cada persona; cómo nos comunicamos, qué sentimos, qué nos produce malestar; qué conductas nos agradan, cuáles nos producen rabia y enfado, etc.

Todas nuestras reacciones en los vínculos que creamos tienen que ver con un aspecto nuestro, muchas veces inconsciente, que no conocemos o incluso rechazamos

Cuando ponemos el foco de atención en la otra persona con respecto a cómo nos sentimos estamos perdiendo una valiosa perspectiva.

No es la otra persona la que me ha generado esta emoción, si no que he sido yo el que ha tenido esta reacción frente a su conducta, lo cual puedo indagar y ver de dónde proviene; como una oportunidad para saber qué tiene esto que ver en mi vida.

Reaccionar así supone ser muy consciente de que no es la otra persona quien provoca rabia, malestar o tristeza en mí, tampoco la que me genera felicidad, alegría o entusiasmo.

Todo el repertorio de emociones, ya sean agradables o desagradables, las generamos nosotros mismos a través del vínculo. Son respuestas que emitimos con respecto a nuestra experiencia y sistema de creencias.

«No nos afecta lo que nos sucede, si no lo que decimos acerca de los que no sucede» Epicteto.

La relación como espejo de mí mismo

Existen muchos sentimientos, deseos, intenciones que por ciertos motivos nos avergüenzan y rechazamos de lleno.

Son partes de nosotros que no estamos dispuestos a ver; y para defendernos de esto utilizamos la proyección.

Proyectamos en otras personas lo que no estamos dispuestos a ver en nosotros.

“Todo lo que nos irrita de otros nos lleva a un entendimiento de nosotros mismos.” -Carl Gustav Jung-

Tenemos reacciones emocionales que activan la proyección, y pueden ser tanto positivas como negativas.

En las positivas te estás reflejando en la otra persona con una parte que te gusta de ti, que valoras y aprecias y de la cual no eres consciente.

En las negativas estás reflejando algo que te censuras, una parte de ti que no te gusta, haciendo todo lo posible por reconocerla, lo que supone un conflicto interno que interfiere en las relaciones.

La Ley del espejo es más amplia aunque la vamos a resumir

Primera. Todo lo que me molesta, irrita o quero cambiar dentro del otro, está dentro de mí.

Segunda Todo lo que otro me critica o juzga, si me molesta o hiere está reprimido en mi y es necesario trabajarlo.

Tercera Todo lo que me gusta del otro, lo que amo en el, también está dentro de mi.

Cuarta Todo lo que el otro me critica, juzga o quiere cambiar en mi sin que me afecte, le pertenece a el.

Siempre es interesante reconocer nuestras proyecciones porque vemos cómo nuestras actitudes e impresiones hacia las personas y el mundo que nos rodea son esencialmente las ideas rechazadas que albergamos hacia nosotros mismos.

Las relaciones que mantienes dicen mucho de ti

Donde menos esperamos encontrar, resulta que cualquier persona puede proporcionarnos un gran amor, una hermosa compañía e importantes aprendizajes.

Nos volvemos exigentes esperando a que esto nos llegue del exterior, sin embargo, es una cuestión interna.

Todo lo que es significativo para nuestras vidas aparece cuando estamos en disposición de poder albergarlo.

“Suele ocurrir a menudo que precisamente las personas con las que tenemos relación son las que mejor que nadie puede incitarnos a poner en juego todos nuestros recursos. Por frustrantes que sean, tal vez sean justamente las que necesitamos: la persona ‘menos adecuada’ suele ser nuestro mejor maestro.”

-Elisabeth Kübler-Ross-

La integridad, entereza y estabilidad no nos la puede ofrecer nadie, y no es justo que carguemos a los demás con esa responsabilidad. Todo esto procede de nuestro interior, y es facilitado a través de las relaciones que mantenemos.

¿Cómo nos afectan psicológicamente las personas dañinas?

Ante las personas con una clara tendencia a dañar a los demás de manera deliberada, es frecuente que se ponga énfasis en las causas y motivaciones que hay detrás de su comportamiento.

Si embargo, no son menos importantes las consecuencias que sus acciones tienen para los demás; a fin de cuentas, esas personas son las víctimas.

¿Cuáles son las características de las personas dañinas o incluso en ocasiones malvadas?

Responder a la pregunta de en qué consiste exactamente ser una persona malvada es una tarea tan compleja que va más allá de la psicología como ciencia; a fin de cuentas, es una cuestión más bien filosófica.

Concretamente, una abordada desde la filosofía de la ética.

Y de hecho, en las ciencias del comportamiento no hay un consenso claro acerca de lo que es la maldad o cuáles son las conductas propias de las personas malvadas (algo que no sorprende, porque definir estos términos tiene implicaciones religiosas o políticas).

Es por ello que vamos a referirnos a las personas dañinas o malvadas en términos generales y entendiendo que se trata de aquellas que presentan rasgos de personalidad de la tríada oscura (“dark triad”), un conjunto de predisposiciones psicológicas asociadas a la conducta antisocial.

El comportamiento antisocial es el que se lleva a cabo sin querer preservar las alianzas y la buena salud del tejido social en el que se vive, sino que van encaminadas a satisfacer únicamente los propios deseos desde un sistema de valores individualista.

La tríada oscura se llama así porque incluye tres rasgos de personalidad: el narcisismo, la psicopatía y el maquiavelismo.

Narcisismo

El narcisismo está caracterizado por el egocentrismo, los sentimientos de grandeza, el orgullo y la necesidad de imponer la propia autoridad sobre los demás.

Psicopatía

La psicopatía incluye la impulsividad, la falta de empatía y de capacidad de arrepentimiento, el egoísmo, la falta de sensibilidad hacia los demás y el desprecio de las normas y leyes.

Maquiavelismo

El maquiavelismo tiene que ver con la tendencia a manipular a los demás y al oportunismo centrado en la satisfacción de las propias necesidades y deseos.

¿De qué manera nos influyen psicológicamente las personas malvadas?

Tal y como hemos visto, los rasgos de la tríada oscura, aunque se solapan entre sí en algunos aspectos, delinean un tipo de comportamiento con gran capacidad para dañar a los demás.

Aquí veremos cuáles son los efectos psicológicos que las personas dejan tras de sí al tratar con los demás.

1. Traumas

Los traumas son habituales sobre todo en los casos en los que se llega al maltrato, ya sea a través de la violencia física o a través de otras estrategias encaminadas a causar dolor psicológico.

Estas complicaciones psicopatológicas se expresan a través de pensamientos intrusivos y recurrentes, picos de ansiedad inesperados, miedo a realizar acciones normales del día a día.

2. Autoestima dañada

Muchas personas con facilidad para manipular al resto se dedican a hacer que sus víctimas duden de sus capacidades, hasta el punto de que asumen que no sirven para nada. Esto se hace sobre todo a través de lo que se conoce como gaslighting.

3. Aislamiento social

Muchas personas malvadas exigen dedicación exclusiva a sus parejas o a sus amistades, de modo que sus víctimas van quedando cada vez más aisladas socialmente y, por ello, en una situación de especial vulnerabilidad y de sentimiento de soledad.

4. Dependencia emocional

Si la manipulación psicológica se consolida del todo, da lugar a la dependencia emocional. Esta ocurre cuando la víctima pasa a valorarlo todo dependiendo de si eso le aportará validación de la persona que la manipula o, por el contrario, si le da motivos para enfadarse o incluso romper la relación.

5. Miedo

Finalmente, el miedo es otro de los elementos psicológicos más comunes en las víctimas de estos tipos de ataques y manipulaciones.

Las personas malvadas saben explotar bien las inseguridades y vulnerabilidades de los demás, o a veces ni siquiera dedican esfuerzos en averiguarlas y optan por las amenazas de ataques físicos.

La persona teme contrariar a quien le hace la vida imposible, y por ello adopta una actitud más o menos sumisa.

¿¿¿Te recuerda a las personas tóxica???

Pero ¿qué podemos hacer cuando las emociones se desbordan, los malentendidos se acumulan y sentimos que el peso de la relación nos aplasta?

El Desafío de las Relaciones Difíciles

Los conflictos suelen surgir cuando nuestras expectativas sobre los demás no se cumplen.

Queremos que actúen, piensen o sientan de una determinada manera, y cuando no lo hacen, nos sentimos heridos, enfadados o decepcionados.

Séneca lo explicó claramente: “Esperamos que el hombre malo no actúe con maldad; eso es una insensatez.”

¿Por qué sufrimos tanto en las relaciones? Porque olvidamos que no podemos controlar a los demás.

Su comportamiento, emociones y decisiones están fuera de nuestro alcance. Sin embargo, sí podemos controlar cómo respondemos a ellos.

Lecciones Estoicas para Navegar las Relaciones Difíciles

1. Acepta que las personas son como son:

Marco Aurelio decía: “Piensa en cuántos defectos tienes tú y cómo toleras a otros por ellos.”

En lugar de esperar que los demás cambien para acomodarse a tus expectativas, trabaja en aceptarlos tal como son.

Esto no significa justificar comportamientos tóxicos, sino entender que la naturaleza de las personas es compleja y que el cambio debe venir de ellos, no de tus demandas.

2. Diferencia entre lo que puedes controlar y lo que no:

Epicteto nos enseña: “No son las cosas las que nos molestan, sino nuestras opiniones sobre ellas.” Si alguien te critica injustamente, ¿vale la pena que tu paz interior dependa de esa crítica?

Aprende a soltar lo que no depende de ti y enfócate en tus propias acciones y virtudes.

3. Actúa siempre con virtud:

Séneca nos recuerda: “Donde hay una persona, hay una oportunidad para la bondad.”

Incluso cuando alguien actúe de manera hiriente, tienes el poder de responder con empatía, calma y sabiduría. No caigas en el ciclo de la reactividad; sé un ejemplo de virtud.

Prácticas Estoicas para Mejorar tus Relaciones

A. Reflexiona antes de reaccionar:

Cuando alguien te provoque, tómate un momento para pensar: ¿Qué está bajo mi control en esta situación? Practica responder desde la razón, no desde las emociones.

B. Practica la empatía:

Intenta ponerte en los zapatos de la otra persona. ¿Qué está experimentando? ¿Qué heridas o preocupaciones podrían estar detrás de su comportamiento?

Como dice Marco Aurelio: “Perdona, porque todos luchamos con algo.”

C. Establece límites saludables:

Aceptar a los demás no significa tolerar abusos. Séneca nos enseña: “La paciencia es virtud, pero la servidumbre no lo es.” Aprende a decir «no» con calma y firmeza cuando sea necesario para proteger tu bienestar.

Transforma el Conflicto en Oportunidad

Las relaciones difíciles son una prueba de tu carácter. Cada conflicto es una oportunidad para practicar las virtudes estoicas: paciencia, templanza, justicia y sabiduría.

Si alguien te insulta, practica la indiferencia hacia las cosas externas. Si alguien te desafía, practica la empatía.

Si te enfrentas a una relación complicada, trabaja en ser un ejemplo de bondad y razón.

Como dijo Epicteto: “El desafío no está en evitar las relaciones difíciles, sino en aprender a manejarlas con sabiduría.”

Una Reflexión Final

Las relaciones humanas no son fáciles, pero tampoco deben ser una fuente constante de sufrimiento.

El estoicismo nos recuerda que, aunque no podemos controlar lo que otros hacen, siempre podemos elegir cómo responder. Y en esa elección reside nuestra libertad y poder.

La próxima vez que enfrentes un conflicto, detente, respira y recuerda estas palabras de Marco Aurelio: “El mejor modo de defenderte es no parecerte a ellos.”

Cultiva la virtud en ti y verás cómo tu perspectiva, y tal vez incluso la relación, comienza a cambiar.

¿Y Tú, Cómo Manejas las Relaciones Difíciles?

RELACIONES BUENOS HABITOS que podemos aportar

Generar buenos hábitos no siempre es fácil. De hecho, muchas veces debemos hacer sacrificios para lograrlos.

Pero, cuando se trata de relaciones, es importante que tratemos de luchar por mantener una relación sana que sea sólida y que se mantenga en el tiempo.

Para eso, es bueno que tengamos en cuenta ciertas cosas que nos podrían ayudar a lograr una relación sana:

1. Confiar en la otra persona

Es importante confiar en el actuar de la pareja. Procura no tener pensamientos malos y estar seguro de que si están juntos es porque ambos quieren.

2. Respetarse siempre

No querrás herir a quien amas así que piénsalo dos veces antes de decir o hacer algo que pueda dañar a esa persona.

3. Sorprenderse constantemente

No porque estén juntos significa que tengan que dejar de planear simples cosas que harán reafirmar su amor.

4. Reírse

La risa no abunda en la boca de los tontos. Siempre es bueno tomarse las cosas con un poco de humor y hacer reír al otro.

5. Comunicarse bien

Si quieres preguntar o hablar sobre algo, no dudes en plantearlo. Una buena comunicación siempre será mejor sea cual sea el tema.

6. Sentirse orgulloso de tu pareja

Preocúpate de admirar a tu pareja y sentirte orgullosa de estar con una persona tan valiosa.

7. No dejarse estar

Que lleven mucho tiempo juntos no significa que ya no sea necesario arreglarte u organizar planes divertidos.

8. Ni asumir que tienes algo seguro

El amor se puede acabar, pero si tú te propones cultivarlo y luchar para que eso no suceda, lo más probable es que forjes una relación sólida.

9. Enfocarse en las cosas buenas

Todos tenemos defectos y cosas malas. Es normal. Pero, si te centras en resaltar las cosas buenas, verás que las malas pasarán a un segundo plano.

10. Perdonar

Si alguno se ha equivocado en algo y quieren seguir juntos, es bueno que se perdonen de corazón. No es sano estar sacando a flotes errores pasados. Así que sigue adelante sin rencor si tu amor es más fuerte.

11. Cultivar intereses comunes

Qué mejor que tener intereses parecidos y que puedan hacerlos juntos.

12. Mantener viva la pasión

El trabajo, hijos u otras situaciones no deben ser motivo para perder la chispa del erotismo. ¡No lo olvides!

Nadie dice que estos hábitos son fáciles de lograr. Pero cuando uno quiere, todo es posible.

Así que motívate para luchar por lo que quieras y así podrás tener una relación sana y perdurable en el tiempo.

Diez Reglas No Escritas para una Relación de Pareja Feliz

Pedir perdón es más importante que tener razón

En una discusión, ganar el argumento puede significar perder el amor. Un sincero “lo siento” vale más que mil explicaciones.

Los elogios son el conservante del amor

Ya sea su nuevo peinado o su sentido del humor, reconocer y valorar a tu pareja fortalece la conexión.

Tu pareja no es adivina

No esperes que sepa lo que piensas. Expresar lo que sientes es clave para una verdadera comprensión.

El dinero no es un examen de amor

La confianza y valores financieros alineados fortalecen la relación más que el control o las discusiones económicas.

En los desacuerdos, primero calma, luego diálogo

Las palabras dichas con enojo pueden herir más de lo que imaginas. Hablar con tranquilidad lleva a mejores soluciones.

El amor necesita espacio

Mantener intereses y círculos propios permite que la relación se nutra sin perder la individualidad.

Recuerda siempre que es tu prioridad número uno

Hacerle sentir que es lo más importante en tu vida le dará seguridad y fortalecerá el vínculo.

Pequeñas sorpresas superan los grandes gestos

Un desayuno inesperado, una nota escrita a mano, valen más que un regalo costoso.

Acepta sus imperfecciones

Amar es también abrazar los defectos del otro, recordando que nadie es perfecto.

El “nosotros” antes que el “yo”

Una relación feliz se construye juntos, no a través del sacrificio de uno solo.

Estas reglas, nacidas de la sabiduría y la experiencia de muchas parejas felices, reflejan la esencia del amor.

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